Los asistentes son recibidos por la diputada general, Eider Mendoza, en la entrada del palacio foral de Gipuzkoa. Usoz

Los secretos ocultos del palacio foral

Puertas abiertas. El histórico edificio de la Diputación invita a empaparse de la historia de Gipuzkoa con la bienvenida de Eider Mendoza, su diputada general

Sábado, 28 de diciembre 2024, 08:43

No es un museo, pero el arte que alberga en su interior es digno de exposición. El palacio foral de Gipuzkoa abrió ayer sus puertas ... a la ciudadanía con motivo de la edición navideña de las jornadas de puertas abiertas. 5.700 guipuzcoanos han realizado la visita desde que se puso en marcha en 2016 para adentrarse en la historia de Gipuzkoa y aprender sobre los secretos y curiosidades del edificio.

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La diputada general de Gipuzkoa, Eider Mendoza, recibió al primer grupo del día. Precisamente por ello, los visitantes tuvieron la suerte de conversar con la diputada y de conocer su despacho, donde guarda una de las joyas del palacio foral: un tapiz de 1397 que «representa las primeras Juntas Generales del siglo XIV», explicó Mendoza a los curiosos. El despacho es, además, «una de las únicas salas del palacio que es de madera», desveló Amaiur, la encargada de guiar a los participantes. «¡Pero si todo parece estar hecho de madera!», señalaron. La realidad es que unos días después de su inauguración -en la Navidad de 1875-, el edificio se incendió. «Todo menos la fachada y los cimientos quedaron destrozados y, a la hora de reconstruirlo, se decidió simular la madera con yeso para prevenir los perjuicios que pudieran acarrear de nuevo las llamas», aclaró Amaiur.

La vidriera, el mayor tesoro

Caminando sobre la alfombra de terciopelo rojo que cubre gran parte del suelo del palacio de la Diputación, las miradas de los visitantes no daban a basto: hay demasiados detalles en los que fijarse. Desde las esculturas y los cuadros que decoran cada pared hasta las pinturas desplegadas en el techo. El uso de la simbología es un elemento que encantó a los invitados, pues la mayoría de los salones rinden homenaje a grandes señas de la historia del territorio como son la navegación y la foralidad. La primera se puede apreciar especialmente en la sala Elcano, presidida por un retrato del marinero que es, a su vez, «el único Zuloaga» colgado en las paredes del palacio foral.

Pero, sin duda, el tesoro escondido y una de las obras «más importantes» del edificio es la vidriera que se encuentra sobre la escalera de entrada. La cristalera representa a Alfonso VIII de Castilla, en el año 1200, jurando los fueros. La mayoría de los asistentes no pudieron resistirse a posar junto a la obra, como Álex, que le pidió a su ama que le sacara «una foto al lado de la vidriera, por favor», antes de terminar la visita en la Plaza de Gipuzkoa, frente a la fachada del edificio.

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«¡Me ha encantado!», resaltó Karmele, quien añadió que «la diputada general me ha parecido muy agradable y cercana». Álex y su ama, Patricia, se marcharon muy satisfechos. «Antes estudiaba aquí, en la biblioteca de la Diputación, y no me imaginaba que al lado había un edificio tan maravilloso. Tiene muchísimo valor; histórico y artístico», contó Patricia sorprendida. Álex destacó que «me ha encantado la diversidad temática que hay en cada sala». Y si en algo coincidieron es que «pasamos muchas veces por aquí y, ahora que sabemos lo que hay dentro, lo miraremos con otros ojos».

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