Sánchez intenta sofocar la crispación y allana la negociación de nuevos pactos con el PNV
El Gobierno central confía en acordar con los jeltzales en el Congreso la última prórroga del estado de alarma
ALBERTO SURIO Y RAMÓN GORRIARÁN
Viernes, 29 de mayo 2020, 06:25
Aunque Pablo Iglesias volvió a echar gasolina a la hoguera con la acusación a Vox de ser un partido golpista cobarde, el Gobierno busca rebajar ... el creciente clima de crispación con una nueva prórroga del estado de alarma. Pedro Sánchez anunciará mañana, si no hay cambio de última hora, que volverá a pedir al Congreso una ampliación hasta el 21 de junio.
Al frente que tiene abierto con la crisis en el Ministerio del Interior, se le sumó el de las duras palabras de su vicepresidente segundo contra la formación ultraderechista, una intervención contraria a su estrategia de no polemizar con las fuerzas de la oposición, y que causó malestar en las filas socialistas. Iglesias «tiene que recordar que no puede ejercer de líder de Unidas Podemos en una comparecencia parlamentaria como miembro del Gobierno», se quejaban ayer en el grupo parlamentario socialista.
Un enfado que se añade al que existe en el Gobierno y en el PSOE con Fernando Grande-Marlaska. No tanto por su decisión de destituir al jefe de la Guardia Civil de Madrid, coronel Diego Pérez de los Cobos, como por el momento escogido para hacerlo. De puertas para afuera hay un cierre de filas con el ministro del Interior, como lo demostraron ayer los titulares de Asuntos Exteriores y de Justicia, pero en la privacidad de los despachos reina el malestar por la inoportunidad y el contexto en que se produjo, una investigación judicial sobre las manifestaciones feministas del 8-M, a la que en el Gobierno augura poco recorrido, pero que ha proporcionado una inesperada munición a la oposición cuando todavía quedaban rescoldos por el mal explicado acuerdo con EH Bildu para la derogación de la reforma laboral. «Tres tiros en el pie en una semana», se quejaba un diputado socialista.
El pacto para la gestión del Ingreso Mínimo Vital rehace en parte la relación dañada con el acuerdo PSOE-Podemos-EH Bildu
Iglesias, Marlaska y el pacto con la izquierda abertzale han teñido de nubarrones el panorama político de Sánchez, y han dejado en un segundo plano la gestión de la pandemia. Una tarea que para el Gobierno es un activo social por más que no tenga un reflejo parlamentario.
Sánchez aspira a presentarse con los deberes hechos a ese pleno de la próxima semana en el Congreso. En la misma dirección, el Gobierno y el PNV han retomado en Madrid la vía del diálogo tras el 'accidente' del pacto entre el PSOE, Unidas Podemos y EH Bildu la semana pasada que ha sentado a los jeltzales como un jarro de agua fría y dejaron en ellos un pésimo sabor de boca.
El presidente quiere recuperar el canal de la negociación con los nacionalistas vascos y asegurarles que son aliado estable de la legislatura. De entrada, los contactos persiguen el aval peneuvista a la última prórroga del estado de alarma, por un lado, y permitiría desbrozar el camino de una futura discusión de los Presupuestos Generales del Estado.
A pesar del empeño de Sánchez, el último 'incidente' ha sembrado de desconfianza las relaciones entre el PNV y el Gobierno central. Por eso, la semana ha ofrecido dos avances claros: el primero, el 'gesto' del desbloqueo del calendario de las transferencias entre la ministra Carolina Darias y el consejero de Gobernanza, Josu Erkoreka, que estaba previsto, pero que coincide en esta coyuntura y facilita un acercamiento. Por otra parte, el acuerdo entre Sánchez y el PNV para que la Administración vasca y la navarra, ambas en virtud del régimen foral, gestionen la tramitación del nuevo Ingreso Mínimo Vital, que correspondería al INSS, lo que marca un paso importante y podría ser un precedente de futuras negociaciones, como por ejemplo la relativa a la transferencia del régimen económico de la Seguridad Social, cuyo debate está cuando menos previsto en el calendario tasado entre ambos ejecutivos.
El Gobierno cree que, a pesar de las polémicas, puede contar aún con el apoyo de Cs en el debate de la última prórroga
Este acuerdo implica que, por una encomienda de gestión, el Estado cede a estas comunidades forales la gestión de la concesión del Ingreso Mínimo Vital que se complementará en cantidades con la Renta de Garantía de Ingreso de manera que los ciudadanos vascos que tengan derecho a esta prestación podrán recibir la misma cantidad que en otras comunidades, pero a través de dos vías complementarias. A tal efecto, el Gobierno Vasco recibirá fondos para ello. En esta negociación, al parecer, no ha participado la Vicepresidencia de Asuntos Sociales ni el Ministerio de Trabajo, ambos gestionados por Unidas Podemos.
El Gobierno también cree que, a pesar de los últimos avatares, la relación con Ciudadanos no se ha resentido. Su portavoz en el Congreso, Edmundo Bal, comparte ese enfoque y se mostró satisfecho por que Sánchez, con el que habló el miércoles, cumple «todas las exigencias» planteadas por su grupo. Se refería a la desvinculación de la duración de los ERTE de la vigencia del estado de alarma, aprobada el miércoles en el Congreso, y la confección de un plan B al estado de alarma con reformas en la legislación ordinaria.
Sánchez, además de considerar necesaria por razones sanitarias otra ampliación, necesita volver a situar el debate político en el terreno de la pandemia. El desgaste sufrido por su Gobierno en los últimos días es muy alto y la homogeneidad en la coalición con Unidas Podemos se resiente. No tanto por las críticas de la oposición, que más bien actúan como compactadores de la alianza, como por las fricciones internas.
Ortuzar lanza una advertencia al presidente: «Quien se acerca a Bildu se quema»
El presidente del Partido Nacionalista Vasco, Andoni Ortuzar, se mostró ayer dispuesto a que los jeltzales negocien su apoyo a una última prórroga del estado de alarma a partir del 7 de junio cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, concrete sus intenciones en los próximos días. En ese sentido, reclamó «cierta anticipación» para conocer con tiempo la propuesta del Ejecutivo para poder estudiarla, y pidió que esta reconozca una recuperación «al 100%» de las competencias para las «instituciones naturales», que han sido asumidas por el mando único durante el estado de alarma, regresen a las comunidades autónomas, a su juicio, durante el proceso de desescalada.
En una entrevista en la cadena Ser, Ortuzar admitió también el «enfado» del PNV por el pacto alcanzado por el PSOE, EH Bildu y Unidas Podemos sobre la derogación de la reforma laboral por entender que implicaba «incumplir» el pacto de investidura suscrito con los jeltzales, que les reserva la facultad de ser consultados previamente a cualquier modificación legislativa de calado. Además, el líder del EBB señaló que, en vísperas de las elecciones autonómicas vascas del 12 de julio, este pacto con EH Bildu «no es un plato de buen gusto». En ese sentido fue tajante y advirtió a Sánchez que «todo el que se acerca a Bildu se quema».
Respecto a la relación con el presidente, admitió que, tras el último acuerdo sobre el Ingreso Mínimo Vital, «el depósito de la confianza tiene varios litros más», ya que la semana pasada señaló que en el mismo se había encendido ya «la luz de la reserva», en alusión a la desconfianza de los jeltzales con el Ejecutivo central. De forma metafórica, Ortuzar señaló que el diálogo con Sánchez «es como un intermitente», que a veces está activado, y emite señales, y otras no. En todo caso, sí valoró la importancia que tiene el acuerdo para la gestión del Ingreso Mínimo Vital que, en opinión de fuentes jeltzales, visualiza un relevante logro de la estrategia pactista desplegada por el PNV en el Congreso.
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