Sánchez e Iglesias afrontarán las elecciones vascas como el primer gran test de su coalición

La campaña electoral será distinta, sin actos masivos, pero se prevé que tanto el presidente del Gobierno como el vicepresidente segundo para Derechos Sociales visiten el País Vasco para arropar a sus dos candidatas a lehendakari. El presidente tiene previsto visitar Euskadi, según confirmaron ayer fuentes del PSE, que ultima ya una campaña que será «de calle», pero que tendrá una salvedad. Por primera vez en su historia, los socialistas no recurrirán al reparto tradicional de rosas rojas en la calle. El PSE ha decidido descartar esta entrega por razones de índole sanitaria y como medida de precaución. La rosa roja es un símbolo del socialismo desde la Segunda Guerra Mundial y su reparto masivo en la calle un ingredientes clásico de las campañas electorales del PSOE. El PSE contempla actos con aforo reducido, similar a la limitación de público que se fije en julio para los eventos culturales y espectáculos. El socialismo vasco presentará el próximo lunes en Bilbao, y también en la calle, su programa de prioridades y su lema, centrado en la idea de la reconstrucción de Euskadi. Además de Sánchez, el PSE echará mano de los ministros y de otros dirigentes de la Ejecutiva Federal.

Desde Elkarrekin Podemos también se quiere contar con la implicación directa de Pablo Iglesias, aunque todavía no hay un plan cerrado al respecto. «Está deseando participar pero todavía somos prudentes, vamos a esperar a ver cómo se concreta», señala Pilar Garrido, diputada de la formación morada por Gipuzkoa y candidata a coordinadora autonómica de Podemos Euskadi.

En todo caso, Iglesias se implicará en la campaña vasca y, si fuera necesario, lo haría de forma telemática y no presencial.

La presencia de Sánchez e Iglesias convierte las elecciones vascas en un primer examen del gobierno de coalición en una coyuntura en la que, tras el último debate sobre la prórroga del estado de alarma, sale reforzado con sus socios de investidura al sumar el apoyo de Ciudadanos. En ese sentido, tanto en el PSOE como en Unidas Podemos se percibe la sensación de que la imagen del Gobierno es un activo que conecta con la opinión mayoritaria en Euskadi y que, incluso, recibe el respaldo de una parte de la sociología nacionalista, según se constata en las últimas encuestas del CIS. El desafío para ambas formaciones es la movilización del voto y combatir el riesgo de una elevada abstención, en pleno mes de julio, sobre todo en el campo del electorado de izquierdas y en los municipios de perfil industrial. El PSE necesita animar al electorado habitual del PSOE que no suele implicarse en las elecciones autonómicas con la misma intensidad que en las generales o en las municipales.

A su vez, Elkarrekin Podemos ha trazado un discurso centrado en el tripartito de izquierdas en Euskadi para presentarse como la verdadera 'alternativa' a la 'derecha vasca'. La oferta electoral de su candidata a lehendakari, Miren Gorrotxategi, intenta trasladar al País Vasco el discurso sobre el 'escudo social' puesto en marcha por el Gobierno de coalición, con medidas como el Ingreso Mínimo Vital.

Las estrategias electorales del PSE y de Elkarrekin Podemos sostienen que el objetivo del PNV pasa por orillarles en la dinámica de la futura campaña para polarizar con EH Bildu y visualizar así un pulso directo entre el lehendakari Urkullu y la izquierda abertzale que atraiga el voto de los electores moderados. Sin embargo, tanto los socialistas como los morados sostienen que en esta ocasión, el factor de la polarización estatal introduce una variable novedosa que puede condicionar más que en otras ocasiones el debate vasco.