PNV y EH Bildu tensan al máximo su choque tras las graves amenazas a la Ertzaintza

El pulso se libra en un contexto en el que precisamente este lunes el PNV celebra el 130 aniversario de su fundación. Lo hará en Bilbao, en los jardines de Albia, junto a la sede de Sabin Etxea, el lugar en el que estaba la casa natal de Sabino Arana.

Y el protagonista será el presidente del partido, Aitor Esteban, que el pasado sábado lanzó un enérgico mensaje de respaldo a la labor de la Ertzaintza y expresó su apoyo a Zupiria tras las pintadas amenazantes contra su persona. Esteban defenderá a la Ertzaintza como un pilar del autogobierno vasco. Lo que en un principio podría tratarse de un discurso de transición al frente del EBB, en busca de un relevo generacional y de nuevos referentes, se ha convertido en un ejercicio de firmeza y en una cuestión de principios frente a cuaquier atisbo de ambigüedad. La polémica por los incidentes se sitúa en primer plano e impulsa la táctica jeltzale de colocar a la izquierda independentista ante el espejo de sus propias contradicciones si quieren articular una apuesta de responsabiidad institucional.

La actitud de EH Bildu ha dado al PNV argumentos para que refuerce el discurso que mantiene en los últimos tiempos para criticar la falta de arrope a la Ertzaintza y lo que considera «tibieza» del entorno radical que puede servir en su opinión, para «generar un caldo de cultivo de deslegitimación de la Policía vasca que empieza con el 'señalamiento' público». La dureza en la reacción de los burukides jeltzales, junto con la firme respuesta del lehendakari, tiene que ver con la necesidad de atajar a tiempo una espiral de intimidación que dé cobertura a la violencia, aunque se trate de un riesgo aún en estado embrionario.

EH Bildu, por su parte, asegura que el PNV «exagera la situación» porque «le interesa» colocar el foco en su enfrentamiento ideológico con la izquierda abertzale para capitalizar un registro de dureza con la baza de la seguridad. Desde la dirección de la izquierda independentista se subraya que el propio alcalde de Hernani, Xabier Lertxundi, rechazó las pintadas contra Zupiria, se soldarizó con él y apuntó a que estas actitudes están fuera de lugar en el municipio.

EH Bildu, que nunca utiliza la palabra 'condena' al referirse a estos hechos, los sitúa abiertamente fuera de la disciplina de su propio mundo. Sin embargo, el PNV –también se han pronunciado en la misma línea PSEy PP– cree que las declaraciones contra estas conductas deben ser más claras para que no quede un ápice de duda en el rechazo social a las mismas.

El choque acentúa la rivalidad entre el PNV y EH Bildu en un momento en el que la coalición soberanista intenta desplegar toda una estrategia entre diferentes sectores para afianzar su credibilidad como alternativa de poder. «La Policía está para resolver los problemas, no para agravarlos», aseguran en fuentes de la coalición. Sin embargo, los jeltzales temen que si no se pone coto a determinados comportamientos estemos en puertas de una vuelta atrás que puede ser muy desestabilizadora. Sin embargo, desde EH Bildu se pone el acento en un modelo policial que, en su opinión, «hace aguas».

La formación que lidera Arnaldo Otegi interpreta que hace falta una discusión a fondo sobre el diseño de Seguridad. Y alude al creciente papel que juega, a su juicio, un sector radicalizado que se ha hecho fuerte en el seno de la Ertzaintza con un discurso «cada vez más beligerante contra la izquierda soberanista».