Sin orquesta en el Titanic
El hundimiento de Ciudadanos que las encuestas estaban ya telegrafiando se consumó ayer en las elecciones de Madrid y consagró, para más inri, la posición ... de la popular Ayuso al frente de la comunidad capitalina. El partido liberal perdió anoche todo el crédito que tenía en Madrid al evaporarse sus 26 escaños de la Asamblea de Madrid que se trasvasaron en bloque al PP. Un castigo sin precedentes. La nave naranja, que llevaba a la deriva desde el mismo día en que Rivera se negó en redondo a formar gobierno de coalición con Sánchez en las elecciones de abril de hace dos años, se ha estrellado en las urnas y podría haber roto su casco. Sus electores le han castigado por su política errática, plagada de desaciertos descomunales como el que sus dirigentes protagonizaron en la frustrada moción de censura de Murcia. Hubo un punto de inflexión. Con la espantada de Rivera, que dejó a su partido herido de muerte al perder en las últimas generales 47 escaños y quedarse con solo 10, Arrimadas se puso al frente de un partido que sangraba por todos sus costados. Intentó ejercer de bisagra en los momentos más delicados de la pandemia y no se despegó del lado del Gobierno en los momentos más delicados que se vivieron en el Congreso.
Arrimadas quiso ejercer de partido de centro y liberal, pero no logró explicar su política ni dentro, a su cuadro de mandos, ni fuera de su partido, cuyos votantes veían con inquietud cómo los naranjas se escoraban a la izquierda, mientras gobernaban con la derecha. La nueva política de Ciudadanos se ha ido diluyendo en los últimos tiempos como un azucarillo. Comenzó a tambalearse desde el mismo momento en que Arrimadas se escondió cuando ganó en 2017 las elecciones catalanas con 36 escaños y eludió presentar su candidatura a la presidencia de la Generalitat cuando los soberanistas no daban un paso adelante para repartirse el pastel del poder. Fue la ganadora, pero renunció a defender esa posición en el Parlament. Y su marcha al Congreso de Madrid, dejando empantanado al partido en Cataluña, fue una decisión controvertida cuando en esos momentos estaba ya Rivera en el puesto de mando.
¿Arrimadas fue la responsable de diseñar aquella componenda con el PSOE para sacar al PP del Gobierno de Murcia? ¿Por qué aprobó esa maniobra de alto riesgo? ¿Quién se ha hecho responsable de ese desaguisado? Por ahora, nadie. El resultado de anoche suena al hundimiento del Titanic, pero ya sin la música de su orquesta. La actual presidenta de Cs tiene un futuro más que comprometido en un partido que se descompone por momentos. Su antecesor Rivera ya enseñó el camino. Difícil futuro.
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