«Los hechos de Mutriku y Vitoria son un delito de odio contra la Ertzaintza»

Sergio Gómez de Segura, secretario general de Erne, el sindicato mayoritario de la Ertzaintza, no duda en calificar como delitos de odio el veto a la agente de Mutriku en las fiestas de la localidad y la agresión a un compañero en Vitoria. Espera que sean hechos aislados y que no se produzca un efecto llamada.

– ¿Le sorprende el rebrote de ataques o lo veía venir?

– Sí y no. Nos ha sorprendido un rebrote tan agudo, pero también es cierto que debido a la pandemia hemos pasado dos años que han propiciado que el fenómeno de ataques haya estado tapado y ahora salga a borbotones.

– ¿El veto a la agente de Mutriku, los carteles insultantes y la agresión de Vitoria se pueden calificar como delitos de odio?

– Sí, porque el delito de odio contempla que nadie puede ser discriminado o atacado por razones de raza, sexo, religión o trabajo, en estos casos por ser ertzaina. Nadie se puede arrogar la capacidad de decidir quién puede ir o no a un sitio. Se ha dado un paso inaceptable con la agresión física al compañero de Vitoria. En algunas cuadrillas de determinados pueblos se llega también a coartar a los que quieren ser er-tzainas o policías locales. No podemos permitir que impongan su relato.

– ¿Estamos viviendo una campaña organizada o son hechos puntuales con la pugna entre GKS y Ernai de fondo?

– Hay personas que opinan que todo ha sido premeditado, pero mi opinión particular es que son hechos puntuales. Espero que no se produzca un efecto llamada y que ahora todo el mundo se quiera colgar su medallita y sus quince minutos de gloria delante de su cuadrilla por haber sido el valiente que se atreve a insultar a un ertzaina o a un policía local.

– ¿Qué espera de los jueces y de la Fiscalía?

– Los políticos tienen que cambiar las leyes, no puede salir tan barato insultar o golpear a un policía, como ocurre ahora. En sede judicial si cualquier ciudadano insulta a un juez, a un fiscal o a un abogado, la condena suele ser clara y contundente. Pedimos exactamente lo mismo, porque muchas veces actuamos como Policía judicial, defendiendo las garantías y libertades de los ciudadanos en la calle y en todos los ámbitos. Los jueces y fiscales no pueden actuar con la tibieza que hemos visto muchas veces en juicios donde han señalado que los insultos o agresiones que sufrimos forman parte de nuestro trabajo. No es así y mucho menos en nuestro tiempo libre, porque sería impensable que por ser er-tzainas tengamos menos derechos que el resto de los ciudadanos. Necesitamos una respuesta contundente desde esos ámbitos.

– Fue el caso de Mutriku, donde se conminó a una agente a no acudir en su tiempo libre a determinados actos de las fiestas de su localidad...

– Era su tiempo libre, su cuadrilla y su pueblo... ¿Quién da aquí el permiso para decidir quién puede ir a un sitio o a otro? No se puede ser más intolerante. El espacio público es de todos. Esa gente se lo tiene que mirar muy mucho, porque con esas ideas totalitarias no vamos a ningún lado. En Euskadi creíamos que ya habíamos avanzado algunos pasos y estos hechos nos retrotraen a épocas pasadas que pensaba que estaban superadas.

– ¿Sigue habiendo muchos nostálgicos del pasado?

– Ellos mismos se autocalifican con este tipo de acciones. Estas actitudes no caben en una sociedad democrática.

– ¿Le parecen suficientes las reacciones de rechazo de EH Bildu sobre los hechos de Mutriku y de Vitoria?

– Demandamos una respuesta clara de todos los partidos. Y que legislen para que estas historias no se vuelvan a repetir.

– Le preguntaba sobre la actitud de EH Bildu.

– Han sido muchos años de violencia, con compañeros asesinados. Con esta trayectoria, todo lo que hagan va a ser escaso. A veces, ante estos hechos dejan el velo de que hay un trasfondo y no es así, se trata de delitos de odio que se producen en calles y locales ligados a la izquierda abertzale. En consecuencia, el rechazo debe ser frontal, sin paliativos y aristas.

– ¿Se sienten arropados por la sociedad?

– Se ha dado un paso adelante, pero queda camino para lograr la normalización total y que podamos decir con tranquilidad y orgullo que 'soy ertzaina' o 'policía local'.

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