Dos miradas para un mismo final
Los exministros Mayor Oreja y Rubalcaba reflexionan sobre sus etapas al frente de Interior y los nuevos tiempos tras la disolución de la banda
MELCHOR SÁIZ-PARDO
MADRID.
Miércoles, 2 de mayo 2018, 06:55
Ambos dejaron una impronta indeleble en la lucha antiterrorista. Uno, del PP. Jaime Mayor Oreja, en el cargo desde mayo de 1996 a febrero de 2001, llevó a cabo un acercamiento de presos masivo, ahora impensable, cuando no se atisbaba ni de cerca el fin de ETA. El otro, del PSOE. Alfredo Pérez Rubalcaba, en ejercicio de abril de 2006 a julio de 2011, abrió la 'vía Nanclares', la primera apuesta seria de un Gobierno por azuzar la disidencia en el seno de una banda terrorista que se empeñaba en no desaparecer. Los dos vivieron desde la máxima responsabilidad en el Ministerio del Interior diversos contactos y conversaciones con ETA. Y los dos sufrieron en primera persona los funerales de las víctimas de los pistoleros con los que pretendían acabar.
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«Me acuerdo de cada atentado, de nombres y caras. Han pasado siete años desde mi salida del Ministerio y siguen ahí. Ya sé, me lo digo muchas veces, que los culpables de los atentados son los terroristas, pero mi responsabilidad como ministro era evitarlos y no pude». Rubalcaba se confiesa aún consternado. También Mayor Oreja. El exministro del PP ha retenido el número de personas asesinadas bajo su mandato: 50. Y ni siquiera el momento cumbre de su gestión, la liberación de José Antonio Ortega Lara, ha podido compensar la «cruz» de los asesinatos de Miguel Ángel Blanco y Ernest Lluch y de otros tantos con nombres menos conocidos: «Lo más duro son todos los recuerdos de las víctimas, de sus familias, de los momentos de dolor que compartí con ellas».
Para ambos, las víctimas y su memoria son lo primero. Después vienen las valoraciones sobre el momento actual. ¿La petición de perdón y el anuncio de la disolución de ETA son sinceros o movimientos tácticos? Rubalcaba pone en valor su gestión: «ETA certificó su derrota en octubre del 2011. Luego abandonó las armas, ahora parece que, al fin, se disuelve. No son sino las consecuencias de su derrota», defiende con firmeza. Para el exministro socialista, lo de los terroristas ahora no es más que una suerte de paripé. «En estos años, lo que han intentado ETA y su entorno es construir un relato para, por una parte, justificar sus crímenes y, por otra, ensalzar su propio papel en este final», apunta. Pero, a su juicio, es inútil. «ETA se va porque ha sido derrotada, y punto», afirma.
LAS FRASESJaime Mayor Oreja Ministro desde 1996 a 2001 «Lo más duro son los recuerdos de las víctimas, de los momentos de dolor que compartí con ellas» Alfredo Pérez Rubalcaba Ministro desde 2006 a 2011 «Me acuerdo de todos los atentados, nombres y caras; me fui hace siete años y todavía siguen ahí»
Mayor Oreja, sin embargo, no ve el final de la banda en el comunicado que anticipa su disolución. Es más, alerta sobre la nueva fase que se abre. «El proyecto de ETA asentado en la ruptura no ha sido derrotado, no desaparece, ya que ETA no solo es una organización», avisa el exministro de José María Aznar. «ETA simplemente se transforma y, además, se extiende territorialmente con proyectos de ruptura en Cataluña, Navarra, Galicia, Baleares y País Valenciano». Rubalcaba no es tan pesimista, pero también advierte riesgos. En su opinión sería determinante «evitar que ETA imponga, sobre todo en el País Vasco, su falso relato». «Es algo que les debemos a las víctimas y a las generaciones de jóvenes que no han vivido el terrorismo», apostilla. Y de nuevo, las víctimas. En los dos discursos, quienes sufrieron el acoso del terrorismo se tornan siempre en el eje. También en el final de ETA.
No eluden la pregunta sobre los errores que pudieron cometer en su etapa al frente de Interior. Mayor Oreja admite que durante los «primeros meses» pecó de «indecisión». Quizás quería tantear hasta qué punto eran buenos los rumores que apuntaban a la intención de ETA de dejarlo. Pero confiesa que con la liberación de Ortega Lara, y el conocimiento de las circunstancias crueles de su cautiverio, «se acabaron las dudas y vacilaciones». Rubalcaba también entona el 'mea culpa'. En su caso, explica, por haber visto, quizás tarde, que con ciertos movimientos en la política penitenciaria se podría haber conseguido mucho. «Debíamos haber puesto en marcha la 'vía Nanclares' mucho antes».
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Política penitenciaria
Mayor Oreja y Rubalcaba no tienen inconveniente en revisar el tiempo que pasaron en el Ministerio que hoy ocupa Juan Ignacio Zoido, pero no quieren dar consejos a su sucesor, al que ahora le va a tocar gestionar el fin definitivo de ETA. Los dos saben que la carta se juega en las prisiones, pero no dan pistas. «Eso ya no me corresponde decirlo a mí. En todos los pactos antiterroristas que firmamos los partidos democráticos se recoge que la dirección de la política antiterrorista corresponde al Gobierno», recuerda el ministro de Zapatero. «Pues eso», zanja.
El exministro de Aznar, por su parte, hace un vaticinio: cualquier cambio en la política penitenciaria que beneficie a los presos de ETA no será más que una cesión. Mayor Oreja lo ve todo dentro de una gran estrategia. «La política penitenciaria -analiza- es, como siempre, un prólogo, un test para avanzar de verdad en lo que les interesa, que es solo el avance hacia el derecho a decidir».
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