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«El libro es una incitación a la reflexión, a desarrollar un pensamiento crítico sobre los acontecimientos que se vivieron en Euskadi durante una etapa ... marcada por la violencia de ETA. Esta centralidad de ETA no debe, en ningún caso, impedir que se expongan y analicen otras violencias, en muchas ocasiones parapetadas en el Estado o en sus aledaños, que también existieron y que tuvieron el efecto indirecto y perverso de alimentar el discurso etarra», opina el autor del libro 'Lecturas de la violencia vasca: Un pasado presente', Luis Castells.
A su juicio, «frente a publicaciones sesgadas y de parte que de forma más o menos abierta justifican la existencia de ETA, en el libro hay una voluntad de encarar esta otra violencia de la manera más objetiva posible y ajena a cualquier interés de parte». Castells piensa que ello se hace desde la convicción de que todo Estado de Derecho debe reconocer y reparar sus comportamientos nocivos e ilegales, con el objeto de que no se vuelvan a reproducir.
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Asimismo, desde la idea de que no se pueden contraponer a unas víctimas con las otras, con la consideración de que no hay víctimas de un bando o de otro y que, por tanto, no se les puede instrumentalizar con fines partidistas. «La naturaleza de víctima no se define por quién las origina, ETA o el GAL, sino por la radical injusticia del daño sufrido, aunque respondan a diversas etiologías, y así debe recordarse».
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