Juan María Atutxa: «En Euskadi tardaremos una generación aún en cerrar todas las heridas»
Expresidente de la Fundación Sabino Arana ·
Atutxa considera que el pacto entre nacionalistas y socialistas «aún tiene mucho recorrido para hacer país en libertad»Después de 14 años al frente de la Fundación Sabino Arana, Juan María Atutxa (Areatza, 1941) abandona definitivamente la plaza pública convencido de dejar «firmemente ... plantada» la «causa del nacionalismo vasco». «Jamás de los jamases he sentido odio», reconoce, aunque admite que «faltará una generación para terminar de cerrar las heridas».
«Si volviera a nacer volvería a hacer lo mismo, siempre he actuado en conciencia y nunca como un político profesional»
-¿Con qué sensación se queda al final de su trayectoria pública?
-Con una sensación de haber cometido errores, como toda obra humana, todos los días posiblemente, pero con la conciencia tranquila porque han sido errores pero no fruto de la mala fe. He aportado un minúsculo grano de arena al servicio de este pueblo y a la causa del nacionalismo vasco con esa sensación de haber pasado por distintas responsabilidades públicas, lo que ha supuesto un honor que jamás de los jamases me hubiese imaginado.
-¿Y el momento más amargo?
-Los funerales, en los que te preguntas qué sentido tiene que un ciudadano, siguiendo instrucciones de otros, se liara a tiros con un uniforme sin haber reflexionado que dentro había una persona. Es algo tan estéril que jamás de los jamases nadie de los responsables de esa barbaridad han sido capaces de explicárnoslo.
-¿No se le han olvidado?
-No se me han olvidado de ninguna manera. Los recuerdo, aquí, en Bilbao, gentes que venían de Extremadura, con color a tierra en la cara, funerales con los padres de guardias civiles o policías asesinados, orgullosísimos por el trabajo de sus hijos, gentes humildes que se habían puesto la corbata por primera vez en su vida y que se llevaban a su hijo metido en una caja de madera de pino. Momentos terribles.
-¿Y el mejor momento?
-¿El mejor momento? Ha habido muchos, sobre todo cuando retirábamos de la circulación a personas sobre las que recaían clarísimos indicios de atrocidades como secuestros y asesinatos, Evitábamos así otros asesinatos.
-¿Usted pensó en algún momento que no vería el final de ETA?
-Siempre tenía esperanza de verlo, en el 98, con el alto el fuego que luego fue truncado, pensé que la sociedad no se agachaba y que llegaríamos a un final y que eso iba a llegar. ¿Cuándo? No sabíamos, hasta que el 20 de octubre de 2011 vimos el comunicado y fue un punto de inflexión. A partir de entonces yo dije y digo ahora que necesitaremos aún una generación para cerrar todas las heridas.
-¿Se están cerrando bien?
-Bueno, con sus 'gorabehera', pero se va caminando y tenemos que quedarnos con lo positivo. Esta misma Fundación Sabino Arana organizó a partir de 2012 cinco seminarios en cinco años consecutivos para hablar del derecho penal que fue modificado sobre la marcha porque la situación así lo exigía en su momento para hacer que esa gente viera la sinrazón de tanta brutalidad y ver si debía ser readaptado a los tiempos.
-¿ETA fue derrotada?
-Creo que sí, que fue derrotada. ¿Qué es ser derrotada? Decir que cautiva y desarmada ETA, ha quedado derrotada, pues así no, pero sí en otro sentido. ETA ha visto que no tenía salida porque el pueblo le ha dado cada vez más la espalda. Fue derrotada, su final no ha sido un momento de bondad y generosidad de sus dirigentes, ha sido fruto de la firmeza de la gran mayoría de este pueblo. Eso sí, tenemos que repetir una y otra vez que lo que se hizo no tuvo ningún sentido y fue absolutamente injusto, porque a la gente joven no le suena nada ETA, corremos el riesgo de que pasemos a la historia como si no hubiera pasado absolutamente nada. Sin odio, sin rencor, pero hay que transmitir a las nuevas generaciones lo que ocurrió. Mis hijos en más de una ocasión me dicen que a sus nietos les cuentan cosas que han acontecido. Es necesario que en las casas hablemos de eso para no repetirlas nunca.
El entorno civil
-¿Usted se autocensuró alguna vez con la convicción personal de que era objetivo de ETA?
-No, ya sabía yo que era objetivo de ETA. Si en algo creo que he actuado con absoluta transparencia ha sido en ir desenmascarando a todo lo que había alrededor de ETA, el entorno civil del que apretaba el gatillo. Usted es periodista, pues también a los periodistas. Pretendía hacer ver que era un entramado casi perfecto y organizado, con tres niveles: el ilegal o clandestino, el alegal y el legal. Era un entramado que estaba sincronizado y eso había que desmantelarlo. Por eso yo quería poner el foco en la verdad de lo que pasaba y quiénes eran sus responsables, los que apretaban el gatillo y los que estaban detrás. Eso a algunos molestaba.
-¿Contribuyó la ilegalización de HB al final de la violencia?
-La ilegalización no contribuyó al final, creo que les dio una baza de victimismo más allá de que les trastocara la organización.
-Puede que algunos en el nacionalismo no terminaran de entender su firmeza...
-Quizá es muy posible que fuera incomprendido en un sector del nacionalismo vasco, pero lo mío era fácil de corregir. Desde febrero del 91 hasta noviembre del 98 fui el consejero que más despachó con el lehendakari Ardanza. Desde el primer segundo le dije: Firmaré un papel en presencia tuya y me iré si vieras que mi forma de actuar no encaja en su modelo de gestión, me lo dices, te doy un abrazo y me voy. Es posible que hubiera gente que no lo entendiera, este es un país muy pequeño, la gente se conoce mucho, y pudiera haber abertzales que pensaran que Atutxa se estaba pasando un pueblo. No me preocupé nunca porque ni retorno en la Caja lo tenía garantizado. Estaba en excedencia forzosa. Yo actuaba en conciencia, escuchaba las críticas, abertzales o no, pero no me preocupaban... Esa es la política que ejerció un no político profesional y si volviera a nacer lo volvería hacer.
«Un fin que exige el derramamiento de una gota de sangre no merece la pena... Nos separaban de ETA medios y fines»
-Ardanza ya dijo que no solo les diferenciaba de ETA los medios sino también los fines...
-Cierto, Un fin que exige el derramamiento de una sola gota de sangre no merece la pena.
-¿La izquierda abertzale ha hecho sus deberes?
-Ha hecho en parte sus deberes. Hay que poner primero, en una columna, los sufrimientos, los suyos, el GAL, el BVE, los caídos por sus propias bombas, pongamos los 800 asesinados, los secuestros... Y pongamos en la otra columna lo que han conseguido: Nada. Les falta reconocer eso.
-¿Y qué piensa cuando escucha a Arnaldo Otegi?
-Que el camaleón ha quedado como una broma. Ha cambiado de tonalidad y parece otra cosa. Hay que recordarlo, por eso no quieren hablar del pasado.
-¿Está pagando ese mundo una factura por ese pasado?
-No están pagando es factura, pero la sociedad merece todo el respeto del mundo por su voluntad democrática, pero hay que recordarles el pasado Aunque ahora vengan diciendo: ya somos izquierda y venimos duchados y limpios.
-Y quieren mandar al PNV a la oposición...
-Siempre han tratado de eso, pero la sociedad ya sabe distinguir.
«¿Acercar los presos? Por supuesto, pero de ninguna manera puede haber borrón y cuenta nueva, los delitos están ahí»
-¿Es partidario de acercar a los presos?
-Soy partidario de que se acerquen a los presos. Ya en época de KAS ya era partidario de acercar, no de agrupar porque ellos mismos se sentían más libres estando dispersos. Lo sabíamos por los informes que se hacían entonces. Por eso seguirán deteniéndose a personas, porque los delitos están ahí, puede que en determinados momentos haya hasta rebajas, pero de ninguna manera puede haber borrón y cuenta nueva. Es más, antes de que Aznar fuera presidente en el año 92, Mayor me pidió estar con él para que le convenciese de la bondad de la política de reinserción, las cárceles no podían ser almacenes de seres humanos, nadie hemos nacido del vientre de nuestra madre con una pistola en la mano. Recuerdo que Ardanza me dijo que iba a perder el tiempo pero al final, después del verano, Mayor insistió y en noviembre fuimos. Y me dijo Aznar que no estaba por la política de reinserción. Distinguía también los delitos de sangre de los demás, yo relativicé. Me dijo que no podía defender algo que sus votantes no entendían. Le dije: «José María, estamos perdiendo el tiempo». Luego terminamos todos comiendo en un almuerzo al que se incorporó Martín Villa. Aquel Mayor después dio la voltereta y fue más duro que nadie. Otro camaleón. Yo le decía a Aznar que al mundo de ETA había que irle rompiendo por dentro para que no fuera tan monolítico. Y pienso lo mismo, aunque si algunos pillasen un trabuco o una metralleta...
-¿Guarda en su fuero íntimo algo de odio?
-Nunca lo he tenido y me siento afortunadísimo, me siento firme, no deseo el mal a nadie, ni ahora ni entonces. Afortunadamente la situación va suavizándose bastante. Incluso las propias asociaciones han bajado el diapasón. Eso tiene que ir por ahí, sin odio, sin rencor, sin olvido.
-¿Siente que la coalición PNV-PSE tiene futuro?
-Sin duda. Creo que sí, conozco a los socialistas desde hace años, he gobernado junto a consejeros del Partido Socialista en diferentes gabinetes, es evidente que tenemos proyectos e ideologías diferentes, pero somos capaces de trabajar juntos. El pacto entre el PNV y los socialistas tiene aún recorrido para hacer país en libertad. Nos conocemos, sabemos nuestras aspiraciones y no ha habido ningún problema.
-¿Tiene más sentido que un acuerdo entre partidos abertzales?
-Es mucho decir un pacto entre abertzales, según qué abertzales. No tengo ninguna duda en reconocer que veo con muchísima más naturalidad para la próxima legislatura un pacto con el Partido Socialista.
¿Qué piensa cuando escucha a Vox?
-Ojalá Vox fuera flor de un día. Seguro que se desfondará con el tiempo. Estos extremistas lo distorsionan todo, el PP debiera seguir por sus fueros y esperar a que se desinflara Vox. Yo que no he sido casi nunca partidario del cordón sanitario estoy a favor de este sistema por prevención.
-¿Le ve futuro al actual Gobierno PSOE-Unidas Podemos?
-Tendrá que hacer de la necesidad virtud después de haberse dicho las cosas que se dijeron. Pero es la única salida que existe, no hay otra, y también el diálogo y el acuerdo con el PNV.
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