En tiempos de redes sociales, vídeos virales e 'instagramers' que inundan también la política, perviven por fortuna algunas tradiciones y simbolismos como la tradicional apertura ... del curso vasco en el palacio Miramar de Donostia, antigua sede de veraneo de nobles, y no tan 'nobles', y de reyes. Sus vistas al 'marco incomparable' de La Concha siguen fascinando a los lehendakaris y los consejeros, sobre todo los vizcaínos y alaveses. Es la preciosa postal de San Sebastián a tope de turistas y visitantes, buena parte de ellos extranjeros. Y sobre ese fondo Imanol Pradales abordó este jueves los temas que marcarán el nuevo curso. Entre ellos vuelve a aparecer la inmigración, como 'contrapostal' en la que otros extranjeros, en este caso los menores no acompañados, mal llamados 'menas', un acrónimo considerado despectivo por Unicef, se han convertido en arma política arrojadiza.
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El lehendakari intentó poner algo de cordura en el debate, con cifras y tratando de humanizar la cuestión, tras la polémica suscitada por las críticas al reparto autonómico de estos niños realizadas por el presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, del PP. Un dirigente, el andaluz, caracterizado por la ponderación y fiel reflejo de lo que debe ser un centroderecha de Estado, pero que quizás incurrió en el desconocimiento de la verdadera situación de Euskadi, con un fenómeno diferente al de las pateras del sur de España, pero que también ha costado vidas humanas y no merece frivolidades.
En este sentido, sería positivo que cristalizara el anunciado diálogo entre Euskadi y Andalucía para buscar una solución al problema desde la política, y no desde las declaraciones altisonantes de muchos políticos, el último el alcalde navarro de Valtierra. Ojalá alguien se ponga a buscar soluciones a la raíz del problema: la pobreza y la guerra de los países de origen que por desgracia no tienen postales como la de la bahía de La Concha.
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