«Los indultos mejorarán la convivencia»

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Cuatro guipuzcoanos que viven en Cataluña confían en que la medida de gracia a los líderes del procés sirva para reducir las tensiones

Elisa López

San Sebastián

Domingo, 27 de junio 2021, 13:00

Hablan de «paso hacia la convivencia», de «rayo de esperanza», de «gesto» o de la «urgencia de dar salida al bloqueo catalán». Están convencidos, con sus más y sus menos, de que los indultos, la medida de gracia a los presos del procés que hace unos días aprobó el Gobierno de Sánchez, pueden servir para precipitar un cambio de dinámica social y política en Cataluña. El discurso del diálogo se está imponiendo con claridad a la idea de la confrontación. Por lo menos para cuatro guipuzcoanos afincados en la comunidad catalana, que viven en primera persona una situación de crispación y enfrentamiento. Una realidad que quieren que termine de una vez por todas.

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«Es un primer paso para la normalidad. No es bueno que haya dos bandos enfrentados»

Javier Villamía, Abogado

«Es un primer paso hacia la normalidad y hacia la convivencia. Luego ya se verá hasta dónde llega la mesa de diálogo». Javier Villamía asegura que el indulto sirve para empezar a caminar y para el reencuentro. Este abogado irunés de 25 años, que trabaja hace más de uno en Barcelona, considera necesario dar este paso porque ahora «da la sensación de que en Cataluña existen dos bandos, y esto no es bueno para la convivencia». Cuenta que, «si apoyas los indultos, te califican de independentista y, si no, de españolista, y creo que algo tan complejo no se puede reducir a esto, a dos bandos enfrentados». El indulto, señala, es una medida que sirve para empezar a mover las cosas y significa, además, que el Gobierno de Sánchez está ejerciendo un «liderazgo» y que no tiene que ser el tiempo el que solucione los problemas. Para Villamía el tema de los indultos podría compararse con una negociación en la que no todo el mundo está conforme y eso, dice, siempre es positivo: «Es decir, si Esquerra o Junts piensan que a la medida le falta mucho para ser la correcta y, por el contrario, otros opinan que es excesiva o una barbaridad, entonces podemos pensar que se trata de una medida adecuada. Si nadie está contento al 100%, quiere decir que es una buena medida».

Desde el punto de vista jurídico, Villamía saca a relucir argumentos de peso para defender el indulto. Destaca que para el ámbito legal europeo las penas de sedición y rebelión a los condenados por el procés fueron excesivas. Por otro lado, la ley exige que el indulto se otorgue cuando existan razones de justicia, equidad o utilidad pública. ¿Existe alguna razón de utilidad pública? «Sí, porque podría servir para fortalecer la convivencia. No significa que se vaya a conseguir sino que puede contribuir a fortalecerla. Y cuando te imponen una pena, el objetivo es la reinserción, ¿va a servir para algo que Junqueras, por ejemplo, esté más años en la cárcel? Creo que esto es lo que piensa mucha gente de mi alrededor; que el indulto es un camino hacia la normalidad».

«Veo la medida como un rayo de esperanza; todos los sentimientos son respetables»

Pili Tabernero, Administrativa

Para Pili Tabernero los indultos son como un «rayo de esperanza». Una medida «muy positiva» que puede servir para apaciguar los ánimos y ayudar a calmar la crispación y el cansancio que se respiran a diario. Nacida en Andoain, llegó a Cataluña hace 27 años, con solo veinte, de la mano de su padre. Y en la zona del Penedés ha hecho toda su vida. Administrativa de profesión, Tabernero dice que ve el indulto como un puente que puede conectar a dos partes enfrentadas. Porque, en su opinión, «estamos hablando de sentimientos, y todos son respetables. Contra ellos no se puede luchar. Cada uno con sus ideas. Me recuerda, salvando las distancias, a lo que se vivió hace años en Euskadi».

Tabernero cree que es prioritario llegar a una paz y a un entendimiento para que los distintos sentimientos puedan convivir, aunque sabe que no es una tarea fácil. Por eso, insiste en que «la gente está cansada y los indultos llegan en este momento como un rayito de luz. Deberían servir para abrir o iniciar un diálogo o por lo menos para poder llegar a pequeños acuerdos. Es lo que quiere la gente, que haya un entendimiento porque el catalán es un pueblo tranquilo y muy trabajador, que solo quiere llegar a final de mes y disfrutar de la vida en paz».

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Vive en una zona considerada «muy soberanista» y confiesa que ella fue a votar aquel 1 de octubre: «Nos dieron la oportunidad de elegir y votar, y yo fui. Y mucha gente fue. Pero no todos a votar independentismo. No se trataba de decir sí o no a la independencia. La gente fue a votar como rechazo a que no se lo dejaran hacer. ¿Por qué no nos dejan elegir entre dos opciones? La cuestión es que yo soy una persona libre, que vive en un país libre y me gustaría votar lo que quisiera».

«Esta medida dará rédito político a Sánchez, pero es un gesto que hay que apreciar»

Joana Anduaga, Profesora de Educación Infantil

Lleva muchos años viviendo en Barcelona, pero tiene muy presente San Sebastián, su ciudad natal, a la que viene siempre que puede. Joana Anduaga Moré reconoce que se siente algo confundida con la legalidad de la concesión de los indultos y cree que ni los propios expertos son capaces de ponerse de acuerdo en este asunto. «Todo el mundo estará repasando estos días los conceptos de indulto y amnistía. Creo que en la calle todos tenemos una cierta confusión. ¿Qué diferencia existe entre un concepto y otro? ¿Por qué Pedro Sánchez ha optado por los indultos y no por la amnistía?», se pregunta. En cualquier caso, esta profesora de Educación Infantil considera urgente que la situación en Cataluña cambie, se relaje, «y para conseguirlo, cualquier gesto será bienvenido el indulto», confiesa. Al echar la vista atrás, Anduaga recuerda que el movimiento por la independencia que comenzó en Cataluña hace unos años, «con gente que en muchos casos tenía ganas de ejercer la democracia de buena fe y con mucha ilusión, aunque quizá de manera muy equivocada, llegó a un punto insostenible, de muchísima tensión». Por eso, a su juicio, «ha llegado el momento de intentar suavizar el ambiente. La discordia no es buena para la vida diaria de los catalanes. Me recuerda a lo que ocurría en Euskadi, que no se podía hablar de política porque generaba tanta bronca que hasta se rompían familias. Yo veo mucho desencanto, en la gente de izquierdas y de derechas, y también muchas ganas de estabilidad... En Barcelona ya no se ven tantas esteladas en los balcones. Pero hay otras formas de reivindicar en la calle de forma pacífica».

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El rédito político de quien ha puesto sobre la mesa esta solución, analiza Anduaga, es aparecer como «el pacificador, y ganar para su partido, aunque también se la va a jugar, pero, en todo caso, es un gesto que se debe apreciar. Con los presos fuera de la prisión se podrían plantear las cosas en una mesa de diálogo y a ver a dónde conduce... A ver si ese gesto da sus frutos y si los políticos lo hacen bien, que no solo piensen en estar agarrados a su silla, que velen también por el bienestar de la ciudadanía».

«La derecha es reacia cuando ha defendido indultos a gente con delitos más graves»

David Méndez, Sector farmacéutico

La concesión de los indultos a los dirigentes independentistas es una medida «muy bien acogida en Cataluña», señala David Méndez. Tiene claro que el bloqueo catalán necesita una salida ya y por eso aplaude la decisión del Gobierno de Pedro Sánchez de «tranquilizar» a la ciudadanía catalana. Está seguro de que con esta medida de gracia «los ánimos encendidos se calmarán un poco». En este sentido, cuestiona que los partidos de la derecha sean tan reacios a aceptar una medida que él considera conveniente cuando, por otro lado, sí han sido capaces de respaldar «indultos a reclusos con delitos mucho más graves».

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Nacido en Andoain hace 44 años, Mendéz lleva más de 13 residiendo en Barcelona. Este trabajador del sector farmacéutico, al que siempre le ha interesado «todo lo que se cuece en el mundo de la política», cuenta que, aunque se ha enfriado un poco en los últimos meses, el clima sigue siendo bronco: «Hay enfrentamientos, de eso no cabe duda. A veces gente de la ultraderecha sale a la calle con banderas españolas, y ya está el lío montado». Ante esta situación, pese a ser crítico con los gobiernos central y catalán, «la situación se les fue a todos de las manos», reconoce, aunque parece que las cosas se pueden ir encauzando. También cree que la cuestión soberanista «se ha enfriado». No obstante, en este momento Méndez no reivindica el independentismo sino que aboga «por conseguir más autonomía, más competencias, algo similar a lo que tiene Euskadi. Seguro que contentaría a muchos catalanes, que saben a ciencia cierta que conseguir la independencia es una misión muy complicada».

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