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Ni 100 horas de cortesía

El foco ·

Javier Roldán Moré

San Sebastián

Martes, 5 de junio 2018, 07:06

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El PP, que todavía lidera Mariano Rajoy, parece que ha metabolizado su papel opositor a la misma velocidad con la que abandonó el palacio de La Moncloa. Y como ya avisó su portavoz parlamentario en el Congreso, Rafael Hernando, en su enardecida intervención del pasado viernes, los populares quieren ir con el cuchillo entre los dientes en sus primeros pasos opositores, sin tan siquiera esperar los 100 días de cortesía. Es que ni habían transcurrido 100 horas cuando la formación conservadora amagaba con enmendar sus propios Presupuestos acordados con el PNV para poder pasar factura a los jeltzales por su contribución a que prosperara la moción de Sánchez. Una amenaza que el PP confirmó ayer en el Senado y que tendrá que pasar hoy por la Ejecutiva que presidirá Rajoy para afrontar el futuro más inmediato del partido. La jugada claramente revanchista que rumian los populares podría tener 'venta' entre sus fieles fuera de Euskadi, pero las consecuencias que provocarían para el PP vasco, a un año de las elecciones municipales y forales, podrían ser nefastas. Este tipo de movimientos políticos tiene sus riesgos, sobre todo si los partidos que suman 180 escaños y que han llevado al PSOE a la Moncloa se conjuran para evitar que el PP intente poner en apuros o en contracciones al Ejecutivo de Sánchez y a los partidos que le apoyaron. El plan de enmendar los últimos acuerdos presupuestarios que suscribió con el PNV -aunque sólo fueran mínimos y simbólicos- podría tener un efecto bumerán para el propio PP y dejaría a los pies de los caballos a los populares vascos ante su electorado.

El lehendakari y destacados dirigentes del PNV salieron en tromba para calificar de «revanchismo» y de «venganza» estos primeros conatos opositores de los populares. Urkullu develó que en su comunicación con Rajoy no recibió «ningún reproche, al contrario», y no hay que olvidar que el expresidente pilota de momento los designios de su partido. Ahora, cualquier movimiento erróneo del PP en el tablero político puede ser letal. Sobre todo porque como muy tarde, las elecciones generales serán dentro de dos años, y cerrar puertas tan pronto sería casi suicida.

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