
La 'hora H' de Ortuzar tras 12 años al frente de Sabin Etxea
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Enigma. ·
El presidente del PNV comunicará en los próximos días su decisión. La incertidumbre jeltzale es absoluta y nadie se atreve a descartar ningún escenarioEl historiador Ludger Mees, que en su día fue coautor de una historia del PNV, describe a Andoni Ortuzar de una manera bien gráfica: «Es ... el ADN vivo y personificado del PNV histórico; mano e ideas firmes pero flexible y pragmático en su aplicación del día a día», sostiene el catedrático, al que Xabier Arzalluz permitió junto a otros dos investigadores –Santiago de Pablo y José Antonio Rodríguez Ranz– el privilegiado acceso a los archivos históricos del partido, un verdadero tesoro bibliográfico.
Mees en su día acuñó aquella imagen del 'péndulo patriótico' para retratar la cohabitación de la ortodoxia ideológica con el pragmatismo del día a día. Los jeltzales se mueven aún en esa dualidad y, a la vez, esperan que cuanto antes se despeje la incertidumbre. Ortuzar cumple hoy exactamente 12 años en Sabin Etxea. Podría anunciar definitivamente su futuro en los próximos días –quizá lo haga este mismo lunes ante el Euskadi Buru Batzar– y comunicar si abandona la dirección del partido tras doce años de mandato, dando paso a nuevos referentes, o decide concurrir una vez más –la última– a la reelección después de tres mandatos ante la falta de una alternativa clara y en una coyuntura política muy delicada, tanto en España como en el mundo, con los vientos ultras a la vuelta de la esquina y la política española al borde del precipicio. Todos los escenarios están abiertos sobre la mesa.
El 20 de enero, día de San Sebastián, comienza la primera vuelta de la renovación del EBB. Es la fecha en la que Ortuzar anunció que hará pública su decisión, una vez haya pulsado también las opiniones entre las bases de su partido. La imagen de los relevos en cascada puede desconcertar internamente. Después de la sustitución de Iñigo Urkullu por Imanol Pradales, la salida de José Antonio Suso, Joseba Egibar e Itxaso Atutxa de las direcciones territoriales de Álava, Gipuzkoa y Bizkaia han completado un cuadro de recambio generacional. El EBB es la última pieza del puzle. El proceso culminará los días 29 y 30 de marzo con la asamblea general de Donostia.
La 'paz' interna. Ortuzar ha logrado asentar una 'paz interna' en el seno del PNV basada en la aceptación de sus equilibrios políticos y territoriales si bien en los últimos meses han surgido algunas voces críticas entre los más veteranos contra la gestión de los actuales burukides. El actual presidente del PNV sustituyó en enero de 2013 al entonces presidente del EBB Iñigo Urkullu tras su llegada a Ajuria Enea. En su mandato se ha amortiguado considerablemente el pulso entre los dos sectores del partido, uno encabezado en su momento por Josu Jon Imaz y otro que lideraba desde Gipuzkoa Joseba Egibar. Ambos pugnaban por la sucesión de Xabier Arzalluz, cuya personalidad era indiscutible y permitía superar las contradicciones. Imaz ganó la contienda interna por la mínima, dejando una estela de heridas internas la mayor parte ya cicatrizadas.
La trayectoria de Ortuzar es la de un nacionalista vasco que tiene 'cabeza de periodista', como él mismo matiza, que ha mamado el nacionalismo vasco desde muy adolescente en la familia y en su entorno social. Un hombre de la Margen Izquierda de Bizkaia, familiarizado por el ambiente de izquierdas, que trabajó en el diario Deia como jefe de Política en los años 80 y que integró junto a otros dirigentes de su generación –es nacido en 1962– el denominado grupo de los 'jovubis', los jóvenes burukides vizcaínos encargados de pilotar la renovación del partido, y fieles escuderos de las siglas, que resistieron el golpe de la escisión de EA. Entre ellos, Íñigo Urkullu, que después sería lehendakari, pero en los que también figuraría Joseba Aurrekoetxea, el todopoderoso secretario de Organización del EBB y el burukide Koldo Mediavilla. A lo largo de los años, la relación entre Ortuzar y Urkullu, muy engrasada en su momento, se ha ido enfriando progresivamente.
En su recorrido profesional, antes de su llegada al Bizkai Buru Batzar del PNV, Ortuzar se siente especialmente satisfecho de su etapa como director general de EiTB. Para Ortuzar, el fortalecimiento de la radio televisión pública vasca y del sector audiovisual en Euskadi ha sido una aventura apasionante como periodista y como gestor y hacerlo, además, en un momento de transición digital, con la llegada de nuevos ámbitos sociales de consumo. Le apasionan los grandes debates contemporáneos, por ejemplo, sobre el uso de las redes sociales y las nuevas tecnologías. Un ejercicio que vive intensamente como usuario, como ciudadano y hasta como padre.
Pero fue su llegada al EBB como presidente en 2013 la que marcó un verdadero punto de inflexión. Ortuzar ha situado al PNV en la senda de la centralidad, en sintonía con su tradición pactista, la que abrazaba Juan Ajuriaguerra tras la dictadura franquista y al inicio de la Transición, que propugnaba la recuperación del régimen de autogobierno y la aprobación del Estatuto de Autonomía de Gernika. Ortuzar ha centrado su intervención en el 'pleno y leal desarrollo del Estatuto', pero al mismo tiempo el Parlamento Vasco abrió en 2018 un proceso de discusión sobre la posibilidad de un nuevo estatus de autogobierno. En su momento, PNV y EH Bildu establecieron las bases soberanistas del proceso, pero después Urkullu logró reconducir la apuesta a la espera de ampliar el consenso en torno a un nuevo marco jurídico-político que fuera viable con la legalidad. Un nuevo estatus que debería reconocer el carácter nacional vasco, profundizar en su singularidad foral, establecer un nuevo sistema de garantías y respetar las decisiones de la mayoría de la ciudadanía. El gran caballo de batalla es el derecho a decidir que los no nacionalistas contestan abiertamente.
El debate del estatus. Ortuzar busca la cuadratura del círculo que pasa por incorporar a la izquierda abertzale que se quedó fuera en el consenso del 79, porque entendía que aquel modelo consagraba la partición de Euskal Herria en dos marcos autonómicos: Euskadi y Navarra.
Durante el mandato de Ortuzar se materializó la disolución de ETA en 2018. También el cambio de Gobierno en Madrid en 2018. Los peneuvistas forzaron la salida de Mariano Rajoy del poder tras trascender una sentencia que ligaba la trama Gürtel con la financiación ilegal del partido días después de haber respaldado los Presupuestos de Cristóbal Montoro.
El PNV está comprometido ahora con Pedro Sánchez en torno a los acuerdos de investidura. Y en Euskadi a través de pactos de gobierno con el PSE en ayuntamientos, diputaciones y Gobierno Vasco.
La curva descendente. La sombra de sus mandatos apunta al final con una caída electoral en los últimos años. Los problemas en la gestión –sobre todo en la Sanidad– generan una curva descendente de apoyo electoral que la dirección jeltzale atribuye sobre todo a una desmovilización de un sector de su electorado, que se ha quedado en casa, y a un problema de conexión con las nuevas generaciones. Las últimas generales las ganó el PSE y las europeas EH Bildu. En las autonómicas, el PNV fue el primer partido en número de votos y empató a 27 escaños con la izquierda independentista. La batalla por la hegemonía en el nacionalismo vasco está servida en bandeja.
La baza de Aitor Esteban como relevo es la que más suena para el escenario de una eventual salida de Andoni Ortuzar de la primera línea. La opción más viable para su relevo es la del actual portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, que si bien no representa un relevo generacional –tiene 62 años y unas semanas más que el mismo Ortuzar– es un dirigente bien visto desde la poderosa organización vizcaína, con una buena imagen en sectores económicos y en círculos de opinión de Madrid. La salida de Ortuzar supondría también una interpelación a EH Bildu ya que pondría el foco en la renovación en la política vasca ye dejaría como dirigente más veterano al líder de EH Bildu, Arnaldo Otegi, que completaría su mandato con 71 años.
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