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Llegada de 'Mikel Antza' a los juzgados de Donostia. dv

Guirigay sobre la losa de ETA

La mirada ·

El callejón de la izquierda abertzale solo tiene una salida: asumir el error histórico y un relevo generacional en la no violencia

Lunes, 27 de diciembre 2021, 06:38

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En los últimos diez días, la izquierda abertzale ha protagonizado cuatro conductas equiparables a los 'ongi etorris', si entendemos éstos como elogio de los gudaris ... de la 'lucha armada' y agravio añadido para el atroz padecimiento de las víctimas de ETA. Primero fueron las menciones afectuosas al fallecido Antton Troitiño, condenado a 2.700 años de cárcel por 22 asesinatos. Después, el espaldarazo a 'Mikel Antza', exdirigente etarra con galones en la pechera del terror, a las puertas del juzgado donostiarra donde prestó declaración por ser el supuesto instigador intelectual del atentado que costó la vida a Gregorio Ordóñez. Y para cerrar el círculo, el homenaje cartesiano a Ignacio Etxebarria 'Mortadelo' a su regreso a Pamplona como hombre libre –si en su conciencia eso es posible– tras purgar condena por matar a cinco militares y al hijo de un sexto; y la inclusión en la dirección de Sortu de David Pla, el último jerarca de ETA, el que describió, en una entrevista en TV3, el cese hace diez años de una organización terrorista responsable de 853 asesinatos como si se tratara del cierre de un negocio ya ruinoso. Esta es una sociedad que ha tolerado que se tache de «enemigos de la paz» a aquellos a los que los etarras obligaron a seguir viviendo sin sus maridos, sus mujeres, sus hijos, sus padres, sus amigos. Pero hay que tener la sensibilidad muy extraviada para no apreciar en esta última cadena de hechos una afrenta no solo a las víctimas, sino a una convivencia merecedora de tal nombre.

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