El auge de la disidencia de GKS tensa el pulso en el movimiento juvenil independentista
Algunas de las iniciativas de los jóvenes de la izquierda abertzale de la línea oficial tienen un contexto muy determinado: el pulso cada vez más claro que se libra en el mundo juvenil de este espectro ideológico, fundamentalmente entre Ernai y Gazte Koordinadora Sozialista. Ese último organismo, disidente de la estrategia oficial y fuera de su disciplina organizativa, exhibe una creciente capacidad de movilización, como se ha visto en las manifestaciones de este fin de semana en Pamplona y en Bilbao.
GKS recurre a una retórica muy anticapitalista, centrada en la denuncia del «Estado burgués» y trufada de una narrativa teórica revolucionaria del izquierdismo más clásico. Junto a sus ataques a la oligarquía, la banca y los empresarios, ha puesto también en su punto de mira a «la clase política profesional». Una mirada antisistema que rompe esquemas clásicos pero que amenaza con abrir contradicciones en la estrategia más posibilista de la izquierda abertzale, basada en la consecución gradualista de acuerdos y alejada del maximalismo de antaño.
En un momento en que Ernai tiene previsto celebrar su congreso en los próximos meses, el auge de GKS –que se mueve como pez en el agua en las redes sociales y en el activismo más ideologizado– representa cierto quebradero de cabeza para los jóvenes ligados a Sortu y a EH Bildu, que se ven por primera vez desplazados desde la izquierda con un discurso alternativo de dureza y de ruptura.
