Los estudiantes de Química Alotz, Asier, Irati, Iñaki, Ainhoa, Oihana y Mikel tienen entre 20 y 21 años. Félix Morquecho

El fluctuante voto de los jóvenes vascos

Previsiones ·

Según los expertos, la incidencia del segmento de edad entre 18 y 29 años, que representa un 13% del censo electoral vasco, no determinará las próximas elecciones; y los partidos buscan la clave para conectar con la 'generación Zeta'

Ainhoa Muñoz

San Sebastián

Lunes, 22 de noviembre 2021

Son capaces de movilizarse masivamente y alzar la voz para reclamar sus reivindicaciones cuando exigen introducir en la agenda política sus prioridades y demandas. Así ... lo han hecho en las sucesivas marchas feministas del 8-M o en las distintas iniciativas promovidas para luchar contra el cambio climático, por ejemplo. Convocatorias que logran congregar a decenas de miles de jóvenes en las calles. Sin embargo, esa disposición enérgica de la juventud para romper la rutina de cualquier espacio público y que los dirigentes políticos escuchen sus protestas contrasta con el comportamiento electoral del segmento poblacional entre los 18 y 29 años, que en Euskadi comprende aproximadamente a unos 230.000 jóvenes. Lo que comúnmente se identifica hoy como 'generación Zeta', la misma que los partidos se esfuerzan en 'captar', todavía sin éxito.

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La desafección, el desinterés y la desconfianza que existe entre los jóvenes por la política, según los expertos, provoca que sus votos sean más volátiles, inestables, cambiantes... Y están abiertos a escuchar nuevas ofertas electorales que sintonicen con alguna de sus inquietudes.

En resumen: el voto juvenil es un sufragio desideologizado, desmovilizado y fluctuante. Lo que está suponiendo un verdadero quebradero de cabeza para las diferentes opciones políticas que se ofertan en Euskadi, que no logran dar con la tecla para activar esa participación electoral y conectar con este nicho de la sociedad para así captar un voto fiel, reconocen los sociólogos consultados.

Es más, según los últimos Sociómetros del Gobierno Vasco, solo el 40% de los jóvenes que acuden a las urnas declara que siempre vota al mismo partido político. Y solo un 44% de las personas menores de 29 años en el País Vasco afirma que siempre vota. Dicho de otra manera: más de la mitad de los jóvenes optan por la abstención.

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«Existe una distancia bastante importante de los jóvenes con la política tradicional, aquella dirigida hacia el sistema de partidos. Casi un 70% reconoce que no les interesa nada la política o que tienen un gran distancia con ella», explica Ander Gurrutxaga, Catedrático de Sociología de la UPV/EHU. «La desafección hacia la política es un fenómeno bastante generalizado, incluidos los jóvenes, y se refleja en la poca confianza que inspiran los partidos», señala María Silvestre, directora del Deustobarómetro. «Los jóvenes han avanzado en su desconfianza hacia la política representada por los partidos; no se identifican con la agenda pública que se construye con líderes partidistas», reflexiona Braulio Gómez, también politólogo, que a su vez destaca una paradoja: mientras crece la antipatía por la política entre los jóvenes, aumenta el consumo informativo sobre políticas que afectan a sus condiciones de vida, como el ecologismo, el feminismo, el desempleo, los problemas relacionados con la vivienda... En definitiva, qué va a ser de ellos en un futuro.

«El voto joven es pragmático y desafiliado. Si un partido no les da lo que buscan, le abandonan»

Ander Gurrutxaga | Cat. de Sociología

Estos aspectos son, precisamente, los que movilizan a los jóvenes para acercarse a los colegios electorales. Sin embargo, se trata de preocupaciones que no terminan de encontrar respuesta en los partidos, según Gurrutxaga. «Están dispuestos a entregar su voto a aquellos que creen que pueden gestionar bien sus expectativas, pero el problema es que pocas veces encuentran coincidencias entre el cuadro de sus necesidades con la capacidad política de los partidos para recogerlo», dice. E insiste: «Los planes políticos no han conseguido dirimir el paro juvenil, por ejemplo. A partir de ahí, ¿cómo encandilas a todo un conjunto de jóvenes para que vayan a votar? Es muy difícil porque no encuentran motivación alguna para poder hacer esa labor», reitera el sociólogo, que asegura que en Euskadi existe entre las formaciones políticas un «problema de inserción generacional». «No existe una oferta política suficientemente atractiva que atraiga y movilice el voto joven; es un grupo social tan diverso y complejo que las fuerzas políticas no son capaces de integrar en su discurso».

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Algo que comparte Gómez: «Los partidos se vuelven locos porque no saben cómo recuperar ese calor juvenil; han intentado adaptarse a los formatos de consumo de información o de acercamiento al espacio público de los jóvenes, y gastan recursos, pero no se ha traducido en una identificación partidista», analiza el politólogo. «Partidos no nacionalistas en Euskadi como el PP o el PSE son los que tienen más problemas para captar el voto joven», puntualiza Silvestre.

De izquierdas y volátiles

Las tres voces de este reportaje coinciden en señalar que los jóvenes en Euskadi se identifican más con las políticas de izquierdas. De ahí que hoy se inclinen más por formaciones como EH Bildu, principalmente. Y más por cuestiones sociales, según señalan, que por aspectos identitarios, ya que solo el 27% de personas de entre 18 y 29 años se muestra favorable a la independencia.

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Sin embargo, según alertan, se trata de votos inestables. «El voto joven es más volátil que la media y es un voto desafiliado que se moviliza con tanta facilidad como se desmoviliza; se trata de un voto pragmático que busca cosas concretas, y si no se las das, te abandona. ¿Qué pasó con Podemos?», se pregunta Gurrutxaga.

«Empieza a ser más determinante el voto de las cohortes de edad más avanzadas»

María Silvestre | Deustobarómetro

Gómez explica que con el surgimiento del partido morado «se demostró que los jóvenes son los que más rápidamente cambiaron, dentro de un espacio ideológico compartido». «Es un voto abierto porque no tienen una identificación heredada... Los jóvenes no construyen su identidad con temas culturales o de pasiones, sino en intereses con causas políticas», continúa. De ahí que, dice, pueda darse la casuística de que aparezca una nueva oferta electoral que capte el interés de los jóvenes y cambien las tornas. Un apunte, según explica Silvestre, es que existe menor volatilidad entre los jóvenes que se decantan por el PNV.

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Los datos son esclarecedores: solo un 13% de los jóvenes vascos se manifiestan «próximos» a un partido político, según los Sociómetros y estudios postelectorales elaborados por el Gobierno Vasco. «Los que tienen ahora 50 años, cuando eran jóvenes, se sentían más identificados con los partidos que los jóvenes de hoy en día», dice Gómez. Y Silvestre aporta un detalle más al respecto que certifica aún más la indecisión que impera entre los jóvenes: «Según el CIS –dice– en las últimas elecciones generales, el 50% de la población entre 18 y 24 años no sabía cuál iba a ser su voto».

Pero lo que hoy se entiende como «desafección política», hace siete años, cuando Podemos irrumpió con tanta fuerza en las elecciones europeas, se tradujo en un altísimo interés político por parte de los jóvenes. Por lo que, según precisa Gómez, en caso de que los partidos lograsen movilizar sus votos, «podrían cambiar las cosas». «No está escrito que los jóvenes no vayan a votar nunca; algún día eso se romperá y habrá una movilización masiva», augura. De hecho, Silvestre sostiene que «en un contexto de polarización puede incentivarse una mayor participación electoral».

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«Los partidos se están volviendo locos porque no saben cómo recuperar el calor juvenil»

Braulio Gómez | Politólogo

No obstante, la realidad es que –según los sondeos– todo apunta en la misma dirección: estabilidad en los próximos resultados. «No parece que haya una movilización juvenil intensa que pueda realmente provocar cambios profundos», asegura Gurrutxaga.

Además, la capacidad que tienen de producir cambios políticos o de determinar un resultado electoral es muy limitado, simplemente, por cuestiones numéricas. Y es que –además de que tienen una cultura de participación menor– los 230.000 jóvenes vascos de entre 18 y 29 años solo representan el 13% del total de votantes. «Es un grupo de población que no es ni el más numeroso, ni el más fácilmente movilizable, por eso los partidos no centran ahí sus esfuerzos y descuentan ya ese porcentaje de jóvenes que tradicionalmente no participa en las elecciones», explica Gómez.

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Por contra, los vascos mayores de 65 años representan el 29% del censo electoral. Más del doble. Por lo que los comicios se dilucidan más en los jubilados. «En sociedades envejecidas como la nuestra, empieza a ser mucho más determinante el voto de las cohortes de edad más avanzadas», concluye Silvestre.

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