Familiares de Troitiño achacan a la «represión» el «deterioro» en el cáncer que padecía el histórico dirigente de ETA
Reclaman, junto a Sare y Etxerat, la puesta en libertad «inmediata» de los 20 presos de la banda terrorista encarcelados que sufren «diferentes tipos de enfermedades graves»
Irati Aranzabal, en nombre de la familia de Antton Troitiño, ha denunciado este lunes que «la represión y la cárcel, tanto tiempo fuera de casa y en condiciones de vida muy adversas, han contribuido a alimentar» la enfermedad que padecía el histórico dirigente de ETA, fallecido el pasado viernes en el hospital de Irun a consecuencia del cáncer que sufría y por el que fue excarcelado el 5 de febrero. «El deterioro ha sido implacable», ha dicho.
«Queremos mostrar -ha manifestado Aranzabal- nuestra indignación porque ha muerto víctima de un sistema penitenciario inhumano que sólo le ha permitido salir cuando le quedaba muy poco para vivir». La representante de la familia de Troitiño ha recordado, sin mencionar el delito por el que estaba cumpliendo condena, que el exdirigente de ETA ha estado 28 años en total en prisión. Lo hizo durante 24 años después de ser condenado a 2.700 años de cárcel por cometer 22 asesinatos cuando era miembro del comando Madrid, hasta que abandonó el centro penitenciario de Huelva en 2011 por un error administrativo en el cómputo de sus condenas. Troitiño, entonces, pasó a la clandestinidad al huir a Reino Unido, hasta que fue detenido y extraditado a España en 2017 para cumplir una nueva pena de seis años.
A juicio de Aranzabal, que ha estado arropada por una docena de personas y ha descrito a Troitiño como una persona «alegre, valiente y comprometida», fue «objeto de una tremenda campaña político-mediática muy agresiva» y que ya entonces, cuando fue puesto a disposición judicial para cumplir la pena de seis años, «ya venía arrastrando un notable empeoramiento de su salud».
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Además de Aranzabal, también han comparecido en la rueda de prensa convocada en Donostia miembros de Sare y de Etxerat. Así, Xochitl Karasatorre y Patricia Vélez han desvelado que, diez días antes de abandonar la prisión madrileña de Estremera a principios de febrero, Troitiño «comunicó a su abogada su decisión de dejar de recibir el tratamiento de quimioterapia» que se le estaba administrando de forma paliativa. «Le resultaba inviable poder seguir haciéndolos dadas las adversas condiciones que para ello entraña el encarcelamiento», han asegurado ambas, que han denunciado en la misma línea que Aranzabal que la puesta en libertad condicional de Troitiño «se demoró hasta que fue ya irreversible». «Ha sido víctima del laberinto de la Audiencia Nacional española», han dicho.
De esta manera, ambos colectivos han insistido en que la cárcel «es el último lugar en el que alguien puede recuperarse, ser tratado adecuadamente y sanar su enfermedad». «Resulta ya inasumible, por inhumano, que no se anteponga el estado de salud crítico de presos al laberinto jurídico que demora su estancia en prisión», han insistido Karasatorre y Vélez, que han reivindicado un sistema penitenciario «que respete los derecho humanos». De esta manera, y antes «la crueldad de la política penitenciario de excepción», han exigido la puesta en libertad «inmediata» de los 20 presos de ETA que en la actualidad sufren «diferentes tipos de enfermedades graves» para que sean atendidos «cuanto antes y con dignidad».
Esta tarde, Sare y Etxerat han convocado una manifestación a las 19.00 horas, que partirá desde el Boulevard donostiarra, para pedir «la libertad de los presos gravemente enfermos».