Hechos sin enredos
El foco ·
Para ser creíbles han de verbalizar el cambio que anuncian sin esconderse en una alambicada semánticaLa decisión del colectivo de los presos de ETA de dar por finiquitados los vergonzantes 'ongi etorris' que hasta ahora se han escenificado sin pudor ... en las calles vascas es una acertada decisión que pone fin de una vez por todas a la cruel revictimización que suponían estos actos que ensalzaban de manera ignominiosa a quienes habían sido condenados por asesinar o colaborar con ETA. Eran recibidos como héroes en sus pueblos y barrios mientras sus víctimas tenían que soportar en sus casas el dolor y la humillación que suponían que estos actos se celebrasen sin que ningún juez hubiera podido prohibirlos en base a una norma establecida que los partidos no pudieron reforzar desde el legislativo.
Los presos de ETA y la izquierda abertzale han llegado a la feliz conclusión de que era un error defender política y éticamente la celebración de los 'ongi etorris', mientras en las tribunas parlamentarias, y hasta hace muy pocas fechas, sus dirigentes definían estos recibimientos como actos de «reintegración» de los presos en su entorno familiar. Esto tendrá que cambiar.
La reconversión de la izquierda abertzale a la política pragmática que está exhibiendo en los últimos meses ha propiciado, entre otros volantazos tácticos, que se hayan distanciado de la radicalidad y de la connivencia que durante muchos años exhibieron en el pasado con la violencia de ETA.
Sin embargo, las víctimas tienen razón. La izquierda abertzale tiene que pasar de las palabras a los hechos. Para ser creíbles han de verbalizar el cambio que anuncian sin esconderse en una alambicada semántica. Rechazar en la intimidad los 'ongi etorris' desde hace tres años y camuflarse en el tiempo para tomar una decisión que ha llegado, pero tarde, no es la mejor fórmula. Habrá que imprimir más velocidad a otros retos que quedan pendientes en el ámbito ético.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión