«Hemos encargado a juristas un estudio sobre cómo actuar con las pancartas de ETA»
«Ojalá podamos reunir en Gipuzkoa como se hizo en el BEC a 450 estudiantes para que escuchen los testimonios de víctimas del terrorismo. Es uno de los retos del departamento»
La socialista Arritxu Marañón (San Sebastián, 1971) cumplirá en breve cinco meses al frente de la Viceconsejería de Derechos Humanos, Memoria y Convivencia, a la ... que llegó en abril para relevar a Alfredo Retortillo, en un momento de cambios en la Consejería que lidera María Jesús San José, que también afectaron a la dirección de Víctimas. De regreso de sus vacaciones repasa la actualidad vasca marcada este verano por la polémica de las pancartas de apoyo a ETA en los recintos festivos. Explica que como Gobierno Vasco «hemos hecho ya un encargo a personas de reconocido prestigio, juristas, expertos al más alto nivel en Derecho Constitucional para que nos hagan un estudio real de qué es lo que se puede hacer desde el punto de vista legal» para acabar con esos carteles.
–Este verano ha vuelto el debate por la aparición de pancartas de apoyo a ETA en las fiestas. ¿Las ha visto cuando ha paseado por algún recinto festivo en Euskadi?
–Voy a poner un ejemplo concreto. En una de las primeras fiestas, en Astigarraga, el programa de actos anunciaba una comida solidaria con los presos de ETA y desde el minuto cero nuestro concejal en el municipio lo denunció. En ese caso el propio Ayuntamiento lo retiró del programa. Mi rechazo lógicamente es total y absoluto a las pancartas, a los carteles, lo tengo claro. Ya en los años 90, entraban las brigadas de limpieza ordenadas por el Ayuntamiento de San Sebastián a quitar carteles, pancartas, por cierto sin protección de nadie. Con lo cual, ya había herramientas para retirar esos carteles... Es una labor que debe ser compartida, es una labor de todos. Y, sobre todo, las víctimas del terrorismo tienen que saber que tienen toda y absoluta razón al pedir que eso se retire. La responsabilidad de que esas pancartas no se exhiban es de todas las instituciones y también es nuestra como sociedad.
–¿Qué debe hacer la ciudadanía?
–Antes nos callábamos por el miedo a los tiros –yo no me he callado en la vida–. Vamos a decir que mucha gente dice que callábamos por miedo. Hoy, como sociedad también, esto nos interpela. A todos. Por respeto a las víctimas del terrorismo y por justicia y dignidad de las personas asesinadas. Porque no decir nada, desde el punto de vista ético, democrático y de todo punto, es mezquino.
–La delegada del Gobierno central en Euskadi, Marisol Garmendia, ha pedido al Ejecutivo vasco «que tome cartas en el asunto y acabe con las pancartas». ¿Cómo lo van a hacer?
–En lo que nos corresponde a nosotros, como Gobierno Vasco, hemos hecho ya un encargo a personas de reconocido prestigio, juristas, expertos al más alto nivel en Derecho Constitucional, para que nos hagan un estudio real de qué es lo que se puede hacer desde el punto de vista legal para acabar con esas pancartas.
–¿Qué dice ese estudio?
–Han estado trabajando precisamente a lo largo de este verano y estamos esperando a que nos trasladen el estudio para empezar ya con el curso, con las conclusiones que nos den.
–¿Los carteles aparecidos con las fotografías de los últimos fusilados del franquismo, los miembros de ETA 'Txiki' y Otaegi, ambos reconocidos como víctimas por el Gobierno Vasco de Patxi López, había que retirarlos?
–A 'Txiki' y Otaegi se les hizo ese reconocimiento y como tal son víctimas. No lo discutimos ni lo va a discutir nadie. Fueron condenados a muerte y fusilados sin una garantía procesal y eso es condenable y es reconocido por todo el mundo. Por otra parte, 'Txiki' y Otaegi eran miembros de ETA. Nosotros, como miembros de ETA, no vamos a reconocer nunca la labor que realizaron. Siendo victimario han podido sufrir violencia y tortura y yo lo voy a condenar, pero eso no borra las actuaciones que un victimario ha realizado como terrorista.
–¿Le molestaron las criticas al director de Gogora por decir que 'Txiki' y Otaegi «no luchaban por la democracia»?
–Alberto Alonso está desarrollando una labor magnífica y creo que tampoco se ha merecido todo lo que ha pasado este verano.
–¿Que opina del debate surgido de nuevo sobre si hubo «una ETA buena» y «una ETA mala»?
–Yo pongo un ejemplo, nada más. Yo tengo una compañera de partido que se llama Coral Rodríguez Fouz que lleva 50 años buscando a su tío Humberto Fouz y a sus dos compañeros. En el año 1973 cruzaron a Francia a ver una película, 'El tango en París', y no volvieron nunca. Pero no es que no volvieron nunca más, es que luego llegó la democracia, ETA siguió actuando, hasta hace una década, pero esas tres familias siguen buscando sus restos. Esas personas que los asesinaron, en todo ese tiempo de democracia, podrían haber dicho algo: 'Están aquí, fue así, nos arrepentimos, estuvo mal...'. Es que han pasado 52 años y hoy estas familias siguen sin saber nada.
–¿Cree que quienes mandan en la izquierda abertzale acabarán diciendo a su gente que no exhiban más pancartas o carteles de apoyo a ETA?
–Honestamente, quiero pensar que sí. Llámeme ingenua.
–Más allá de las polémicas del verano, le espera una extensa tarea en Derechos Humanos y convivencia y memoria. ¿Por qué iniciativas se va a caracterizar esta nueva etapa de la Viceconsejería con usted al frente?
–En Euskadi llegamos a la democracia plena mucho más tarde que el resto de España. Aquí nos quedamos con una banda terrorista que, por cierto, desarrolló su etapa más sangrienta en democracia. Eso hace que Euskadi sea, aparte de todo, una sociedad totalmente viciada y rota. La actividad terrorista como tal terminó hace una década, escasamente. Entonces, ¿qué es lo que nos toca? Empezar a construir los mimbres del futuro en paz, en libertad y en una democracia plena. Se ha avanzado de una manera muy importante como sociedad y la Euskadi que hoy tenemos muy poco tiene que ver con todo lo que hemos vivido. Ahora tenemos que desarrollar plenamente las tres leyes fundamentales que tenemos la de Atención y Reconocimiento a las Víctimas del Terrorismo, la de Memoria Histórica y Democrática y la de Vulneraciones de Derechos Humanos relacionados con violencia de carácter político. Tenemos que fortalecer también la democracia y educar. Y no podemos olvidar el reconocimiento de las personas que sufrieron las vulneraciones en todos los ámbitos y que se vean resarcidas.
–¿Educar de qué manera?
–Una de mis obsesiones siempre ha sido el tema de la pedagogía y la educación. En nuestro caso educar en valores y hacerlo llegar a los jóvenes, pero también a la sociedad en general. Porque ETA jamás debió existir, jamás debió haber terrorismo y nunca hubo que legitimarlo. Hay que educar en que eso no vuelva a pasar y eso se hace con un conocimiento del pasado. Con todas las partes activas. Que expliquen qué es lo que sucedió.
–¿Le preocupa que la izquierda abertzale persista en su relato como se ha visto estos días con su postura sobre el papel de ETA durante el franquismo?
–Todo va ligado a las tres leyes de las que nos hemos dotado. Recogen un recorrido y un articulado muy concreto, del que las instituciones no debemos salirnos ni una coma. El relato debe ir en base a realidades objetivas y se tienen que ir construyendo poco a poco esos espacios en los que se pueda escuchar y debatir. El pasado marzo se reunió en el BEC, por primera vez, a 450 estudiantes para escuchar testimonios de víctimas de ETA que narraron lo que les pasó y ojalá podamos llevarlo a cabo en Gipuzkoa. Esa es la idea, es uno de los retos en los que tenemos que trabajar.
–¿Hay colegios en Gipuzkoa dispuestos a llenar 450 asientos en un lugar como el Kursaal, por ejemplo, para escuchar los testimonios del terror que causó ETA?
–Ese el reto. Para eso, precisamente hay que generar sinergias y oportunidades. Es uno de los retos del Departamento y es la idea con la que yo llego al cargo. Lo importante es entrar donde hasta el momento no hemos conseguido llegar y me refiero a los propios centros escolares. Lo que tenemos que hacer es trabajar con esos centros. Estoy convencida de que se va a poder tener una relación directa con ellos. En esto además creo que es fundamental la labor de los propios ayuntamientos que muchas veces tienen la relación directa con los centros escolares y generar sinergias para que el programa Adi-adian –la iniciativa que lleva los testimonios de víctimas a las aulas–, que está en funcionamiento fundamentalmente en la escuela concertada, podamos ampliarlo a la escuela pública. Espero y confío que para este curso tengamos involucrados en Adi-adian a más de un centro público en Gipuzkoa, incluso en San Sebastián diría.
–¿No se ha abordado en ningún centro público de Euskadi?
–En alguno en Bizkaia. En Gipuzkoa y Álava, en ninguno. Eso es justamente lo que estamos trabajando.
–¿Se va a incluir ya la historia sobre el terrorismo de ETA en el currículum educativo? ¿Y en la próxima selectividad?
–Si fuera por mí, mañana, lo tengo más claro que el agua. Pero la vertiente educativa, curricular como tal, depende de otro área del Gobierno Vasco. Es cierto que se está trabajando en ello, se están dando pasos. Se ha hecho ya una propuesta concreta desde nuestro propio departamento de cómo puede ser y cómo se puede avanzar. Y creo que se va en el buen camino.
–¿Hay reticencias por parte de la Consejería de Educación a ponerlo en marcha?
–Pienso que no. De hecho, se está hablando con ellos, nos están pidiendo el punto de vista y los materiales que estamos trabajando desde Gogora. Creo que en un breve espacio de tiempo va a entrar en el recorrido curricular. Si fuera por mí, estaría ya en septiembre.
–¿Se han normalizado las relaciones entre Gogora y el Memorial de Vitoria y otros organismos memorialistas?
–Totalmente. Tenemos que aprovechar las herramientas que tenemos que son muchas y muy buenas y no darnos la espaldas.
–¿Tienen pensado cómo se hará este año el Día de la Memoria?
–Puedo decir que será en Vitoria.
–¿Va a haber unidad de todos los partidos políticos esta vez?
–Todo mi empeño será intentar buscar los mecanismos y los cauces para lograr a acciones en común. Pero creo que hace falta voluntad por parte de todos.
Terceros grados a presos de ETA
–¿Qué le parece que asociaciones de víctimas afirmen que los terceros grados a presos de ETA que autoriza la Consejería de Justicia y Derechos Humanos «son fraudulentos»?
–Tengo relación directa con las asociaciones y con las víctimas del terrorismo, incluso con muchas que no pertenecen a asociaciones, y en este tema de los terceros grados yo creo que hay que hacer mucha pedagogía. España es prácticamente el único país en la UE en el que, tras acabar de actuar una banda terrorista, se está aplicando la ley. En eso el comportamiento en España ha sido ejemplar. Los terceros grados los recoge la ley. Mucha gente equivoca terceros grados con indultos, el tercer grado no es un indulto, es seguir cumpliendo la condena, en el tema del terrorismo y en otros ámbitos.
–¿Cree que esos presos de ETA están arrepentidos?
–El arrepentimiento no es una necesidad básica para que te den un tercer grado, pero sí hay un margen para exigir todavía más cosas de las que implica la ley y ahí es donde aparece la figura del arrepentimiento. Hay terroristas que han mostrado, a través de cartas, su arrepentimiento. Yo creo que quien se arrepiente es porque lo hace de verdad. En todo caso, eso no es lo que dictamina un tercer grado, para que no haya equívocos a ese respecto. Nunca lo cuento, pero yo soy bisnieta de Eladio Basarte. Se lo llevaron una noche de casa, en Beire, con otros 15 y desapareció para siempre. Lo fusilaron. Es de los que ha estado en las cunetas en Navarra. Mi bisabuelo lo único que le dijo a mi bisabuela fue acuérdate, si me ocurre algo, que llevaré una moneda en el puño. En el año 81 alguien que se llevó a mi bisabuelo y a los otros 15 habló y dijo dónde estaban enterrados. Entonces no funcionaba el ADN, pero uno de los cuerpos apareció con una moneda en el puño y así los reconocieron. Cualquiera que vaya a Beire podrá ver su tumba con los nombres y apellidos de 13 de ellos. Jamás a mi familia se ha acercado nadie diciendo 'estamos arrepentidos de lo que hicimos'. Tampoco lo hemos necesitado porque teníamos tan clara la maldad y lo que no había que hacer, que lo del arrepentimiento... Si hubiera venido alguien a pedir perdón a mi abuela o si alguien se arrepintiese y pidiese perdón a Coral Rodríguez y a las familias de los otros dos desaparecidos en Francia en 1973 y dijese dónde están... Lo que hay que hacer es cumplir con la ley y creo profundamente en las medidas de reinserción.
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