La Diputación aspira a hacer de Gipuzkoa la región de Europa con menos desigualdad

Se trata de un reto ambicioso para el que el Gobierno de coalición se ha marcado 55 objetivos estratégicos y 177 líneas de actuación en todas las áreas de su competencia: políticas sociales, fiscalidad, transporte, carreteras, ordenación del territorio, medio ambiente... Una hoja de ruta vinculada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) diseñados por Naciones Unidas y que queda recogida en un documento de 31 páginas.

Una vez solventado el problema de la gestión de las basuras con la puesta en marcha del complejo medioambiental de Zubieta, y completada la red de carreteras de alta capacidad con la apertura de la Autovía de Deskarga que completa la llamada 'rotonda de Gipuzkoa', los retos de la Diputación para la legislatura que acaba de comenzar se desligan del ámbito de las grandes infraestructuras y se centran en aspectos como asentar la convivencia, una cultura democrática ante el creciente populismo, la cohesión social y territorial, la igualdad o la competitividad.

La punta de lanza de la acción política en Gipuzkoa durante los próximos cuatro años serán los proyectos estratégicos definidos, reflejo a su vez de los retos que afronta el territorio: envejecimiento de la población, aumento de la demanda de servicios sociales, crecimiento sostenible de la economía y el empleo, competitividad empresarial, equilibrio territorial, igualdad de género, desarrollo del euskera, lucha contra el cambio climático...

Proyectos que tienen su elemento más visible en la creación de centros de referencia que deberán ejercer de aceleradores de las políticas a desarrollar en sus respectivos ámbitos. Algunos ya están en marcha, como Ziur (centro de ciberseguridad industrial), LABe (gastronomía digital), 2deo (contenidos audiovisuales en euskera); otros están previstos para el final de la legislatura, como Adinberri (envejecimiento saludable y atención integral a los mayores) o Mubil (electromovilidad), y otros consisten en estrategias de carácter plurianual, como el programa Elkar-Ekin, con el que la Diputación pretende crear 5.000 empleos para personas en exclusión social.

El plan estratégico asume que la evolución al alza de las necesidades sociales obligará a una provisión eficiente de los servicios públicos y a la necesidad de disponer de los recursos suficientes para afrontarlos. Así, plantea un nuevo modelo de atención residencial a personas dependientes que, al mismo tiempo que impulsará nuevos equipamientos apuesta por la atención integral en el domicilio; o nuevos planes para la protección de menores, para la atención a las mujeres víctimas de violencia machista, para la atención e integración de inmigrantes...

Además de su propia acción de Gobierno, la Diputación hace una decidida apuesta por la gobernanza colaborativa, en la que la sociedad civil se implique y haga llegar sus necesidades y propuestas a las instituciones. «Nuestra apuesta es comunidad y competitividad desde la igualdad y la solidaridad», resume el documento, que subraya cómo Gipuzkoa ya tiene un acervo propio («modelo Gipuzkoa», lo define) que desde la pluralidad, el compromiso social, la colaboración, la iniciativa, la asunción de riesgos y la solidaridad, han resultado en un modelo socioeconómico «propio y reconocido» que combina «con éxito» la generación de riqueza y la protección social.

EH Bildu criticó ayer la falta de «participación ciudadana» en el diseño del plan estratégico, que «las fechas para presentarlo son inoportunas, en medio del debate presupuestario y sin dejar tiempo suficiente para analizarlo», y que «se basa en un diagnóstico demasiado optimista».