Vía crucis vírico
La mirada ·
Está arraigando la perniciosa sensación de que lo único que avanza es la pandemia, con las instituciones impotentes y la ciudadanía desalentadaEuskadi se adentra en la última semana de agosto -que es lo mismo que avistar ya un septiembre con toda la comunidad educativa acongojada- superando ... el récord de contagios desde que arrancó la pandemia, aunque las PCR realizadas marquen también máximos y el patógeno parezca menos virulento. Con todo lo relevante que es haber multiplicado los test y desplegado una red de rastreadores, conviene no olvidar que lo trascendental sigue siendo no infectarse. Y eso exige no solo una cautela extrema por parte de la ciudadanía, sino también que los protocolos no siembren desconcierto y contar con unos recursos de respuesta que, en el caso de la Atención Primaria, se han denunciado ya insuficientes ante la aceleración de la segunda ola. La primera nos arrastró como a los demás y nos ha costado asumir que la nueva ya ha llegado, confiados como estábamos -la ciudadanía, pero también nuestros gobernantes- en que lo malo, de volver, lo haría en otoño. Y si en Euskadi estamos así, con la Sanidad aún en el altar del gasto público, el panorama general es temible, con España erigida en el país europeo con la mayor ratio de incidencia del Covid y el doctor Simón pidiendo ayuda a los 'influencers' para embridar a la juventud festiva.
Las señales que envía la negociación entre el PNV y el PSE chirrían con las urgencias del momento
Está arraigando la perniciosa sensación de que lo único que avanza, implacable, es la pandemia frente al agarrotamiento de unas instituciones impotentes y una ciudadanía cada vez más desalentada; una ciudadanía que aspiraba a asimilar este verano el duelo del confinamiento y que está viendo cómo todas las asignaturas de septiembre, todas las preocupaciones, se han anticipado en un contexto un poco más hostil día a día. Cunde una inquietante sensación de 'impasse', de tiempo si no muerto, sí desaprovechado. No hay noticia de la encomienda del Estado que precisa el Gobierno Vasco para tramitar el nuevo Ingreso Mínimo Vital, cuyo bloqueo resulta menos gravoso entre nosotros por la vigencia de la RGI pero que puede convertirse en un serio problema para el Ejecutivo español en un otoño de penuria económica. También es una incógnita el margen de deuda que tendrán las diputaciones tras el acuerdo 'in extremis' de Sánchez con el PNV para que el lehendakari no plantara la 'cumbre' autonómica. La elaboración de los Presupuestos de las instituciones se ralentiza, con la legislatura española pendiendo de ese hilo y con los ayuntamientos, menos los socialistas, en pie de guerra por la cesión de su superávit al erario común para lidiar con el virus.
Con Sánchez silente, Podemos no logra romper el cerco y el PP es protagonista por la bronca 'cayetanista'
Mañana, el lehendakari y su Gobierno en funciones celebrarán el tradicional consejo en el Palacio de Miramar a apenas 10 días de la investidura sin que los socios hayan llegado -salvo esprint en estas horas- a cerrar el programa de coalición que negocian. El blindaje que PNV y PSE han impuesto a sus conversaciones no hace más que alentar la especie de que las trabas están en buena parte relacionadas con la eventual pretensión de los socialistas de una vicelehendakaritza para Idoia Mendia. Sea cierto o no, la señal que se envía chirría con las urgencias del momento. Y mientras, en España, el presidente Sánchez ha pasado de copar la escena bajo el estado de alarma a desaparecer en su retiro estival, mientras dirigentes autonómicos le exigen el liderazgo que antes le negaban. Unidas Podemos no logra salir del cerco de las sospechas de corrupción. El protagonismo del PP pasa por la bronca 'cayetanista'. Y Vox se descuelga con una moción de censura tan extravagante como inútil.
El vía crucis progresa hacia el retador septiembre.
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