La ministra de Defensa, Margarita Robles, recibió este miércoles con la luz y taquígrafos del Congreso el despiadado fuego amigo que desde que empezó la ... guerra de Ucrania está recibiendo desde las filas de Podemos, sus por ahora socios en el Gobierno. Sorprende que el partido que comparte mesa en el Consejo de Ministros con la mismísima Robles, la última responsable política en el caso Pegasus, pida su dimisión sin dobleces lingüísticas, mientras que los aliados vascos, PNV y EH Bildu, mantienen su exigencia para que se esclarezca este pinchazo masivo de móviles, pero sin llegar a colocar a la ministra entre las cuerdas con una petición de cese que, de haberse producido, la hubiera colocado en una más que delicada posición. Resultó chocante contemplar el diálogo cordial que mantuvieron Robles y el diputado abertzale Iñarritu, mientras que las palabras del podemita Pablo Echenique destilaban un indisimulado distanciamiento entre los socios de la coalición en un tema tan estratégico como capital para el devenir del Gobierno de Pedro Sánchez.
La ministra Robles recibió el cobijo discreto del nuevo PP de Feijóo, que prefiere mantener un comprensivo perfil bajo al sufrir su partido los efectos de administrar de manera irregular los resortes de la inteligencia. El caso Kitchen es una sonrojante muestra de los desmanes que se pueden producir dentro de un gobierno. Aunque Feijóo no quiere ahondar la crisis para no salir escaldado sí ha aprovechado el choque entre los socios del Gobierno para alentar un adelanto electoral. Por ahora Sánchez aguarda en la retaguardia la reacción de Podemos y de sus aliados tras las explicaciones que dé hoy la jefa del CNI. Su posible cese podría allanar el camino de su comparecencia en el Congreso.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión