Markel Olano, en la azotea del Palacio Foral, en Donostia. USOZ

Markel Olano: «Sánchez decidió levantar la alarma y ahora debe respetar a las instituciones vascas»

Diputado general de Gipuzkoa ·

El dirigente del PNV acusa a la izquierda abertzale de «dinamitar la creación de cientos de puestos de trabajo en Gipuzkoa» por su decisión sobre Corrugados en Azpeitia

Miguel Villameriel

San Sebastián

Domingo, 6 de junio 2021, 07:44

Markel Olano (Beasain, 1965) afronta sus dos últimos años como diputado general de Gipuzkoa, ya que al inicio de la legislatura anunció que no ... repetiría como candidato del PNV. Tras diez años en el cargo, divididos en dos etapas diferentes, Olano reivindica la defensa del autogobierno vasco que el lehendakari Urkullu ha abanderado esta semana frente al Gobierno de Sánchez y muestra su «preocupación» por la actitud de «la izquierda abertzale» en Gipuzkoa ante oportunidades industriales como la de Corrugados en Azpeitia. «Han tomado la decisión política de dinamitar la creación de puestos de trabajo», denuncia.

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–Acaba de pasar el ecuador de una legislatura foral condicionada por la pandemia. ¿El Covid ha alterado todos los planes?

–Sí, ha marcado de un modo radical la gestión de la Diputación. En 2019 elaboramos un plan de gestión para cuatro años que a los pocos meses tuvimos que adaptar a las nuevas necesidades.

–¿Ha afectado a los grandes retos previstos para Gipuzkoa?

–Se ha retrasado la gestión práctica de algunos temas, pero la priorización de los objetivos que nos marcábamos se ha ahondado todavía más. Retos como el cuidado de las personas mayores, la igualdad entre hombres y mujeres, el cambio climático o la renovación del tejido industrial se han visto acelerados con la pandemia.

–En los últimos días se ha producido un nuevo choque entre los gobiernos central y vasco por las directrices del Consejo Interterritorial de Salud, que el Ejecutivo de Urkullu se ha negado a acatar. ¿Por qué estos encontronazos han sido una constante durante la pandemia?

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–Ha habido diferencias, pero por parte de las instituciones vascas esos choques nunca han llevado a una ruptura de la cooperación. Tengo que alabar el ejercicio de responsabilidad que ha realizado en todo momento el lehendakari Urkullu, que ha defendido el autogobierno desde una colaboración leal. Una vez que Sánchez decidió levantar el estado de alarma, no precisamente por voluntad de las instituciones vascas, debemos continuar defendiendo nuestro autogobierno, sin abandonar la colaboración institucional y la prioridad de preservar la salud.

–¿Le molestó el poco caso que hizo Sánchez a los continuos llamamientos de Urkullu para que prorrogara el estado de alarma?

–Sí, no podemos olvidar que el fin del estado de alarma coincidió justo cuando Euskadi, y en concreto Gipuzkoa, estaban en lo peor de la cuarta ola, por lo que pensábamos que la situación requería de una prórroga de unas semanas, que habría permitido que la situación de valle actual fuera mejor.

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–Pedro Sánchez hace gala de cogobernanza, pero ¿ese término se llega a plasmar en la gestión práctica o se queda en un lema?

–Una pandemia requiere de liderazgos compartidos y el Estado no puede imponer unilateralmente sus políticas. El Gobierno español necesita la capilaridad que le dan las administraciones autonómicas, territoriales o locales para que la gestión sea eficaz. Pero esta semana se ha demostrado que existe una visión excesivamente centralista del Estado y yo ahí reivindico el respeto a las instituciones que legalmente somos competentes. La cogobernanza no solo se predica sino que se debe practicar y, en algunos casos, el carácter errático de las medidas nos ha generado zozobra e incredulidad.

–¿La pandemia ha reducido espacios del autogobierno vasco?

–Es evidente que sí. La pandemia provoca un estado de excepción y, desde el inicio del estado de alarma, se pusieron en cuestión diferentes competencias exclusivas del autogobierno vasco. La excepcionalidad se tiene que levantar ya para que ese debilitamiento del autogobierno tenga fecha de caducidad. Incluso deberíamos volver a una línea de fortalecimiento, en el contexto del cierre de nuevas transferencias estatutarias.

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–En el ámbito foral, ¿han notado la erosión del autogobierno?

–Desde el punto de vista de las competencias de la Diputación, no he visto una restricción de nuestra capacidad de actuación.

–Una de las principales competencias de la Diputación es la gestión de las residencias de mayores. Con la fuerza con la que fueron golpeadas por el Covid, sobre todo al inicio de la pandemia, ¿es lo que más le quitó el sueño?

–En políticas sociales la gestión de la pandemia ha sido durísima, aunque el inicio de la vacunación en las residencias nos permitió empezar a superar lo más grave de la pandemia.

–¿Cometieron errores en la gestión inicial de la crisis sanitaria?

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–Una pandemia es una situación absolutamente excepcional y todos recordamos los problemas que hubo con las EPIs en las residencias, aunque fue un tema generalizado. Tuvimos una reacción rápida con los recursos de que disponíamos, pero lo imprevisible de una pandemia lleva a cometer errores y a adolecer de falta de previsión. Haciendo esa autocrítica, también destacaría la implicación de todos los trabajadores, que tuvieron una respuesta más allá de lo profesional.

–¿Esta crisis sanitaria es lo más difícil que le ha tocado gestionar?

–Sí, sin duda. Nunca me olvido de una cifra: las 323 personas fallecidas en las residencias de Gipuzkoa por el Covid. Es una barbaridad y, cuando hay personas fallecidas, las prioridades cambian totalmente y estás obligado a priorizar la salud y la vida de las personas. A veces nos llaman 'tristes' por eso, pero si el rigor que defiendes salva una sola vida, yo me doy por satisfecho y que me llamen triste toda mi vida.

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–En medidas sanitarias, ¿usted es partidario de la prudencia?

–Me guío siempre por lo que establecen los expertos sanitarios. En el último LABI tomamos decisiones para adecuar las medidas al inicio del verano, porque tenemos que mostrarnos flexibles y no ser inamovibles, pero la tendencia debe seguir siendo la prudencia para preservar la salud.

–Ahora que avanza el proceso de vacunación, ¿ya se ve el futuro con algo más de optimismo?

–Esta semana he estado con diversos agentes económicos del territorio y prevén un escenario de despegue económico evidente. En el ámbito de la generación de empleo y de actividad industrial, las perspectivas son muy positivas, pero es cierto que todavía hay sectores que se han visto muy afectados y tardarán en recuperarse.

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–¿Qué papel jugarán los fondos europeos de recuperación en ese despegue económico?

–En breve se pondrán en marcha las convocatorias de los diferentes ministerios y las instituciones vascas presentamos proyectos muy potentes que creemos que van a tener recorrido.

–¿Está satisfecho con la distribución que ha hecho el Gobierno Vasco entre territorios? A veces se le acusa de favorecer a Bizkaia...

–Gipuzkoa no tiene empresas de gran tamaño, pero nuestras compañías medianas y pequeñas tienen una grandísima capacidad de innovación y de plantear iniciativas que conectan con las líneas que busca la UE. Estamos diversificados y muy bien ubicados en las diferentes líneas.

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–¿Gipuzkoa saldrá bien parada del reparto de esos fondos?

–Tengo una confianza absoluta.

El embrollo de los peajes

–Esta semana se ha abierto un nuevo frente judicial para la Diputación con la denuncia del sindicato Hiru contra los responsables de Bidegi por el mantenimiento de los peajes a camiones. ¿La Diputación se está enrocando tras el varapalo judicial?

–De aquí a final de año nos adecuaremos al escenario legal que ha establecido el Supremo, superando el esquema de los tramos de cobro en la N-I. No compartimos esa visión, pero la respetaremos. No nos vamos a enrocar. Estableceremos una extensión de los peajes a camiones al conjunto de la N-I y la AP-15. Para ello, pondremos en marcha una tercera normal foral, que espero sea la definitiva, haciendo lo que nos piden los tribunales. Y para el lapso hasta la nueva norma, aprobaremos un decreto para dar estabilidad jurídica a los peajes.

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–¿Algo han hecho mal para llegar a semejante galimatías?

–Nosotros teníamos una visión legitimada por las Juntas y la Comisión Europea, pero el poder judicial ha establecido un marco diferente. Tenemos que aceptarlo democráticamente y adecuar la norma. Entiendo que entre la ciudadanía provoque una desorientación, pero antes de final de año se resolverá la cuestión.

–¿Los peajes han venido para quedarse? ¿Podrían extenderse a todo tipo de vehículos?

–Este peaje es exclusivamente para camiones. En el futuro podrían abrirse otros debates que, de hecho, ya se están produciendo en toda Europa.

–Otro tema de actualidad ha sido la posible reapertura de Corrugados en Azpeitia, que ha derivado en una polémica entre el Gobierno Vasco, la Diputación y el Ayuntamiento de Azpeitia, gobernado por EH Bildu. ¿En todo este asunto hay un trasfondo político más allá del económico?

–Yo sí le veo un trasfondo político, pero sobre todo desde la organización responsable de que se haya cerrado definitivamente la posibilidad de reactivar Corrugados, que es la izquierda abertzale. Han tomado la decisión política de cerrarla. El propio Arnaldo Otegi ha puesto encima de la mesa en diversos actos todo el peso político de la izquierda abertzale para apoyar un proceso que dinamita la creación de cientos de puestos de trabajo en Gipuzkoa. A partir de esa decisión política, Gipuzkoa es más pobre y tenemos mayores dificultades de generar empleo industrial, que es el que más contribuye a la cohesión social.

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–¿Por qué se supone que EH Bildu decidiría dinamitar la creación de empleo en Gipuzkoa?

–Ese tipo de decisiones se toman cuando se prioriza el cálculo político a corto plazo, cuando se establecen prioridades que tienen que ver con la comodidad de una parte de la población, aunque sea a costa de dinamitar una parte de nuestro futuro económico.

–¿Y el objetivo de ese cálculo político sería desgastar al PNV?

–No incidiría tanto en la idea del desgaste político como en una visión superficial y populista de la política. En la gestión sanitaria o económica, a veces hay que tomar decisiones de futuro que pueden acarrear incomodidades, pero que son positivas atendiendo al bien común. La gestión de la izquierda abertzale con Corrugados ha sido absolutamente populista y, más allá de este caso, me preocupa su pavorosa falta de proyecto para la reactivación económica.

–¿Este choque con EH Bildu lanza la precampaña de cara a las elecciones forales, aunque todavía quedan dos años?

–No sé si es precampaña o la plasmación de que tenemos visiones antagónicas en el ámbito socio-económico. Y me preocupa que una formación que aspira a gobernar se base en planteamientos cortoplacistas y populistas.

–¿Le preocupa también que en las últimas encuestas EH Bildu le recorte distancias al PNV?

–Todos recordamos lo que supuso un gobierno de cuatro años de Bildu en la Diputación, el recorrido que tuvo y su nula capacidad de resolver los diferentes retos. Nosotros tenemos plena confianza en el modelo de gestión que se está consolidando en Gipuzkoa.

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–¿Comparte con el Gobierno Vasco que la campaña de Ernai contra la Ertzaintza o la agresión a un exedil del PP en Vitoria pueden ser delitos de odio?

–No soy juez y no es mi papel determinar el tipo de delito que se da en esos casos. Pero, en una lectura política y social, sí percibo que se esté generando un caldo de cultivo de odio, con una proliferación de actitudes que creíamos pasadas y que se han reactivado. Algunas tradiciones políticas aún tienen que hacer su digestión para asumir el respeto democrático.

–¿Cómo valora que el sector crítico de EA se haya desmarcado de la no condena de EH Bildu?

–Esos desmarques son dignos de aplauso, pero la condena de ese tipo de hechos es algo tan básico que lo que brilla es su ausencia.

–¿Apoya que el Gobierno central apruebe los indultos a los presos del procés?

–En mi partido siempre hemos pensado que llevar un conflicto político hacia los tribunales y las penas de cárcel no contribuye a su resolución. Toda medida que facilite el diálogo y la negociación, bienvenida sea. Lo dije entonces y lo vuelvo a decir: esas personas no tendrían que haber entrado jamás en la cárcel.

–¿La pandemia ha aminorado su perfil soberanista?

–La urgencia del Covid ha marcado nuevas prioridades, pero mi perfil político es conocido y mantengo mis principios.

«Es mi última legislatura y aún no sé qué haré al dejar el cargo. Pero me veo en el ámbito político»

-Hace dos años anunció que sería su última legislatura como diputado general. ¿Se mantiene firme o se plantearía seguir?

-No ha habido ningún cambio. Dije en público que sería mi última legislatura y lo mantengo.

-¿Cómo afronta este tramo final de dos años en su mandato?

-Con muchísima determinación. Observo que los largos años de gestión en la Diputación están dando sus frutos y estos dos años que quedan por delante van a ser de consolidación de un modelo propio para Gipuzkoa. Hemos dado cauce a una serie de proyectos experimentales que se corresponden con los retos de futuro del territorio y seguiremos por esa vía. Veo a la Diputación muy estable en la gestión y con una gran ambición en los proyectos de futuro.

-¿Ya sabe lo que hará cuando deje el cargo?

-Ni me lo he planteado, aún quedan dos largos años y lo que tenga que venir, vendrá. Sí que me veo en el ámbito político, porque he estado comprometido con la política desde muy joven.

-¿Podría cambiar el plano institucional por otro de partido? ¿Con un cargo de responsabilidad en el GBB, por ejemplo?

-Es una cuestión que no me he planteado y, además, tampoco lo hago nunca desde una perspectiva individual, sino colectiva. Así que esas reflexiones se tendrán que hacer en el partido.

-Una vez que es seguro que usted no volverá a ser el candidato del PNV, ¿han empezado a pensar en quién le sucederá?

-Esa responsabilidad también será del partido, no mía. Pero tenemos una gran cantera, así que la decisión no será sencilla.

-¿El PNV podría tener por primera vez una candidata mujer?

-¿Por qué no?

-Tras su experiencia en estas dos legislaturas, ¿apostaría por repetir la coalición con el PSE?

-La relación que hemos tenido con el PSE ha sido fluida y de confianza. No puedo hacer una lectura más positiva.

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