El lehendakari Urkullu volvió a subir las escaleras de la Moncloa para afinar las relaciones que su Gobierno mantiene con el gabinete que preside Sánchez. ... Han tenido que pasar dos años y medio desde que el jefe del Ejecutivo central recibiese el 25 de junio de 2018 al mandatario vasco, semanas después de que por primera vez un presidente lograse el Gobierno tras ganar una moción de censura que desalojó en un abrir y cerrar de ojos del palacio monclovita a Rajoy. Los votos del PNV dieron la puntilla al PP, salpicado hasta la coronilla por el barro que escupía el ventilador del caso Gürtel.
Publicidad
Sorprende el excesivo tiempo que ha transcurrido para que ambos mandatarios celebrasen la segunda reunión, aunque no hay que olvidar que los efectos pandémicos han obligado a Sánchez y Urkullu a mantener un lógico alejamiento físico. Sin embargo, ambos dirigentes han mantenido fluido el hilo de comunicación, sobre todo el lehendakari, que desde el minuto uno puso los puntos sobre las 'íes' al presidente por la férrea unilateralidad con la que comenzó a gestionar el primer estado de alarma. Las discrepancias de Urkullu se escucharon desde los primeros compases de aquellas conferencias de presidentes y Sánchez, sabedor que necesita los votos del PNV, socio preferente de su Gobierno, hizo suya una cogobernanza que el lehendakari reivindicó desde los inicios. Una cogobernanza que el lehendakari quiere que se ajuste a la realidad del término para no verse colgado de la brocha cuando pretende adelantar la hora del toque de queda.
Urkullu y Sánchez, cuyos partidos gobiernan en coalición en Euskadi, se emplearon a fondo durante las dos horas que duró la reunión. El espíritu del acuerdo imperó, aunque por delante quedan muchas pruebas del algodón que superar, como la gestión compartida de la pandemia, las transferencias y los fondos europeos. Todo un reto.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión