Pulsión soberanista light
El debate del estatus vuelve más como postureo simbólico en el preludio de una legislatura que se augura de alto voltaje político
La elección de Bakartxo Tejeria y de la Mesa del Parlamento Vasco en el pleno de constitución de ayer es el preludio del pacto de ... hierro entre el PNV y el PSE, que negocian un Ejecutivo de coalición para los próximos cuatro años. Un aviso ante la correosa legislatura que viene. El futuro Ejecutivo autónomo quiere dejar claro el sólido entendimiento entre los dos partidos, que gestan entre bambalinas un programa de gobierno para los próximos cuatro años que no sea un mero continuismo. En este momento, al igual que el Gobierno quiere mostrar sus fortalezas, la oposición de EH Bildu va a querer hacerse notar con sus 27 escaños. La nueva realidad parlamentaria vasca abre una nueva etapa de fuerte marcaje de la oposición al Ejecutivo y el Gobierno PNV-PSE. El Parlamento Vasco va a recuperar un mayor protagonismo en el que el juego político entre Gobierno y oposición recuperará energía y la polarización será inevitable. Lo veremos pronto. Sobre todo si Pello Otxandiano confirma su voluntad de presentarse como candidato a lehendakari y visualizar así una alternativa desde la izquierda frente al jeltzale Imanol Pradales.
La segunda señal la dirigió directamente la presidenta de la Cámara al reclamar ayer en su discurso tras su elección «amplios consensos», pedir la actualización del autogobierno, y considerar que el Estado debe reconocer su carácter 'plurinacional'. El debate del estatus vuelve al frontispicio de la legislatura aunque en unos términos ligth que no son rupturistas y que podrían ser un augurio de los tiempos 'soft' que vienen, nada propicios a esta discusión y más centrados en 'las cosas del comer'. Los partidos nacionalistas vascos quieren reactivar la ponencia parlamentaria para actualizar «nuestro estatus de autogobierno con el Estado» , pero saben que el PSE solo se va a mover en el territorio de una reforma estatutaria que no rebase el marco de la Constitución y que exprima al máximo la singularidad del autogobierno vasco sin romper el jarrón. ¿Es posible el punto de encuentro? A pesar de que el factor identitario ha perdido mucho gancho en la sociedad, el acuerdo de mínimos se antoja ahora más factible que hace 20 años.
Puede parecer que el resultado de las elecciones catalanas enfrían aún más las tentaciones soberanistas que van a querer prender en el debate vasco. Sin embargo, la pérdida de la mayoría absoluta por parte del independentismo catalán ha cambiado el tablero. En Cataluña se entierra la vía del procés soberanista y este apaciguamiento va a tener su efecto en Euskadi, contribuyendo a buscar una revisión contenida del marco jurídico-político que resulte útil a la sociedad. Incluso desde el mismo Gobierno Vasco, que en anteriores legislaturas ha acotado como un 'desacuerdo' este capítulo, podría ahora pactar una base mínima compartida.
El pinchazo independentista en Cataluña enfría el debate soberanista vasco pero no lo anula
El nuevo 'mantra' es 'la plurinacionalidad', ese concepto que parece que empieza a convertirse en un vocable-puente, en el elemento transversal que permite unir y ensamblar diferentes tradiciones políticas y sensibilidades. Si en este país el derecho a decidir ha sido el elemento que dividía simbólicamente, la bandera 'plurinacional' puede transformarse en un imaginario que resulte más integrador y posibilite nuevos consensos al calor del relevo generacional que se está gestando en la política vasca. Euskadi ha cambiado en los últimos años y convendría recordar que el objetivo de fondo es buscar soluciones a la ciudadanía, no enquistarlos.
La tercera señal es el llamamiento que hizo Tejeria a cultivar la política desde el respeto mutuo al contrincante, abandonando el barro y elevando artificialmente el nivel frente al deterioro que sufren las instituciones por la demonización del adversario. Todos los ingredientes apuntan a que la nueva legislatura promete emociones fuertes. Pero la política democrática también es conflicto de intereses. Habrá que acostumbrarse a que haya tensiones y saber encauzarlas.
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