El asalto al poder
Urkullu activa el 'modo preelectoral' frente a Bildu pero aún no es el candidato del PNV
Iñigo Urkullu entró este miércoles en tromba en el 'Foro del lehendakari' de DV en un terreno preelectoral al centrar sus dardos contra EH Bildu ... y Sortu, formaciones a las que acusó de instigar un 'otoño caliente' y una estrategia ficticia de conflictividad social y de huelgas, en especial en el sector público, con el objetivo de desgastar al PNV y desplazarlo del poder.
Urkullu, que aún no ha sido designado formalmente candidato a la reelección -de hecho, el PNV aún no ha comenzado el proceso interno- saltó al campo de juego en DV Gunea, dispuesto a embarrarse, para frenar precisamente esa estrategia de EH Bildu. La campaña ha comenzado, comentaban este miércoles algunos empresarios, a los que sorprendía la claridad del mensaje. Ya lo dicen los clásicos: la mejor defensa es un buen ataque. La batalla no se libra en el territorio soberanista ni en el identitario, como ocurría en el pasado. Ahora se va a centrar en el funcionamiento de los servicios públicos, en la economía, en la educación, en la sanidad y en las políticas sociales. Euskadi ha cambiado mucho.
Euskadi ha cambiado: La batalla no se da en el terreno soberanista sino en el de los servicios públicos
Urkullu respondía también a Rajoy, que había hablado de los 'monaguillos del Gobierno Frankenstein' en relación con el apoyo jeltzale a Sánchez, y censuraba a 'los monaguillos de EH Bildu' y a los que, desde la política y otras esferas, hacen el juego, de forma deliberada o no, a la izquierda independentista vasca para erosionar al PNV. El lehendakari no puede entender que con las cifras de crecimiento económico, PIB y desempleo existentes en Euskadi, comparativamente mejores que las de la media española, el catastrofismo haga mella en un sector de la sociedad.
Pero Urkullu dejó también otros avisos para navegantes. De entrada, reivindicó y puso en valor el histórico pacto entre el PNV y el PSE. Todo un recado que, de paso, intenta cortocircuitar cualquier devaneo que puedan tener los socialistas para ensayar una vía de izquierdas con EH Bildu o Elkarrekin Podemos. A Pedro Sánchez le pidió un acuerdo «cumplible» para no solo garantizar la investidura, sino también la legislatura y para que el mandato del nuevo presidente -si consigue articular una mayoría con la izquierda, los soberanistas vascos y los catalanes- no se malogre a la primera de cambio.
Urkullu pone en valor el histórico pacto entre el PNV y el PSE. Todo un aviso para navegantes
El lehendakari trazó también su posición sobre el debate de la amnistía. Una operación de desjudicialización que, en su opinión, debe ser profunda y no limitarse al ámbito de la investidura. Sobre el pacto territorial, además de volver a insistir en la idoneidad de consultas pactadas -de nuevo el modelo de Canadá asoma en el horizonte- reconoció que no hay una relación de fuerzas favorable a una reforma de la Constitución, lo que hace inviable en este momento un cambio en el modelo de Estado a través de este mecanismo. Para ello volvió a defender una convención constitucional que, como un grupo de trabajo en el seno del Congreso, pueda explorar las potencialidades de la actual Carta Magna.
Quizá el elemento más novedoso ha sido lo abierto que está el territorio de la fecha de las próximas autonómicas. Valoró que para evitar la fatiga de la sociedad vasca pudiera ser aconsejable hacer coincidir las europeas de junio con las vascas. Pero no descartó que las autonómicas pudieran ser antes para que no sufrieran una interferencia de la crispación política española. El líder del PSE, Eneko Andueza, seguía con suma atención y semblante serio sus palabras en primera fila. Si algo dejó claro el lehendakari es que las elecciones vascas no serán en julio ni en agosto. Una certeza en el mar de las incógnitas y un alivio para quienes ya diseñan sus vacaciones de verano.
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