Elogio del centro con viento racheado
Esteban apela al cambio de modelo de partido y reivindica el posibilismo nacionalista como el espacio natural del PNV para 'hacer país' y fortalecer la nación vasca
Aitor Esteban se ha estrenado en el Alderdi Eguna de este año con un llamamiento al compromiso colectivo y una reivindicación expresa del PNV situado ... más que nunca en el 'centro', como motor político y garante de la estabilidad vasca, del progreso y del bienestar. Los jeltzales saben que vienen tiempos convulsos de mudanza, necesitan apelar al trabajo realizado hasta ahora para diferenciarse del «rupturismo» que, en su opinión, intenta disimular EH Bildu y también para hacer frente al viento sur «que viene de Madrid». Es decir, busca marcar territorio en una coyuntura muy compleja en la que la crisis de la propia idea de la comunidad es una amenaza para cualquier proyecto político. De ahí las continuas referencias a 'la casa vasca' y a la 'causa vasca'. Esteban ha ensalzado la ubicación del PNV en el centro ideológico en una coyuntura de creciente polarización que puede suponer a la larga un achique de espacios de los proyectos más moderados y pactistas. Y como telón de fondo, un nuevo modelo de partido que haga frente a los retos que supone una sociedad más abierta y más líquida. Los jeltzales tienen que actualizar su marca ante una sociedad que está cambiando vertiginosamente.
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El líder del PNV –ataviado con zapatillas– es previsiblemente un referente de transición que intenta conectar la nueva generación de dirigentes –que empieza a foguearse en las instituciones– con los históricos. El presidente del EBB ha dejado algunos avisos a navegantes. Sobre el nuevo estatus, no ha citado el 'mantra' del derecho a decidir, pero sí ha reclamado «un salto real en el reconocimiento nacional y la presencia exterior» del autogobierno de Euskadi que delimita con cierta precisión el contorno del pacto que se está gestando. Y ha lanzado un críptico mensaje al ilustrar al personal sobre aquel estratega griego –Calícrates– que jugó a favor de los intereses de Roma. El líder del PNV ha sido lo suficientemente inconcreto como para evitar la polémica pero ha dejado ese recado. El fuerte aire que soplaba en el escenario parecía toda una metáfora política. Al final ha reclamado a los jóvenes que busquen una nueva 'épica' en el compromiso con el nacionalismo, con la política, con la democracia y con el interés público. Una nueva épica que enganche a un personal desmotivado, atenazado por el individualismo. Los tiempos cambian y el PNV es muy consciente de que o se acopla a las exigencias del guion o se verá desbordado por la marea que viene. Y lo que toca es gestionar bien los tiempos y aprender a surfear bien. Ya no basta con saber nadar para hacer frente a la corriente.
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