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Urkullu, a la derecha, conversa con el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, en la reunión del pasado enero en la Santa Sede.
Gobierno Vasco y PNV reivindican su labor para evitar que España frenara el desarme

Gobierno Vasco y PNV reivindican su labor para evitar que España frenara el desarme

Ortuzar replica al relato «novelado» de la senadora gala Espagnac y dice que si Madrid no hubiera querido, el proceso podría haber fracasado

Jorge Sainz

Miércoles, 12 de abril 2017, 06:59

El Gobierno Vasco y el PNV coincidieron ayer en reivindicar el papel de Ejecutivo autonómico de Iñigo Urkullu en la materialización final del desarme de ETA. El Ejecutivo autonómico y los jeltzales discrepan del relato difundido por la senadora socialista gala Frédérique Espagnac, que situó la clave de todo el proceso en la implicación del Gobierno francés, y resaltan que fue el lehendakari quien terminó despejando las dudas del presidente del Gobierno Mariano Rajoy. El mandatario español estaba, efectivamente, informado por el Gobierno francés de las intenciones de la banda de entregar las armas a través de los intermediarios civiles y en un marco de legalidad, pero no sabía que esos planes estaban tan avanzados hasta que Urkullu se reunió con él en secreto el 14 de marzo, tres días antes de que el portavoz de los 'artesanos de la paz' Jean-Noël Etcheverry pusiera el 8 de abril como fecha final del proceso, según fuentes nacionalistas.

En esta línea, el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, también puso en valor el trabajo del Ejecutivo de Vitoria y de los peneuvistas al sostener que no habría habido desarme si España hubiera dicho que «no lo veía». En una entrevista en Radio Euskadi, el presidente del EBB consideró que el relato ofrecido en las últimas horas por la senadora del Partido Socialista Francés y colaboradora del presidente Hollande está «un poco novelado».

Una vez culminado el desarme, los distintos actores participantes en los entresijos están difundiendo su versión de las bambalinas y reivindicando su papel. Como ha avanzado este periódico en las últimas semanas, el Gobierno de Hollande, a través de la propia Espagnac, el exministro de Interior, Bruno Le Roux, y el prefecto de Pau, Eric Morvan, entre otros, impulsaron una entrega de armas «sin contrapartidas» una vez que confirmaron la disposición de ETA a desarmarse a través de los denominados 'artesanos de la paz'. También el presidente de Iparralde, Jean-René Etchegaray, mantuvo conexión con el primer ministro, Bernard Cazeneuve, para allanar el terreno. El amplio apoyo de todo el arco ideológico de Iparralde a esta vía civil fue asimismo clave para que Hollande diera luz verde.

  • las claves

  • Febrero

  • La cumbre de España y Francia en Málaga sirvió para desvelar a Rajoy el plan de ETA de desarme

  • Lehendakari

  • Vitoria ve clave la reunión de marzo en la que Urkullu informó al presidente de la inminencia de la entrega

  • Críticas

  • El presidente del EBB observa una «carrera por el medallero una vez que todo ha salido bien»

La cumbre de Málaga

El proceso cogió velocidad cuando en la cumbre hispanofrancesa de febrero en Málaga el ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, conoció la intención del Ejecutivo de París de favorecer el plan de ETA de desarme. No obstante, los medios nacionalistas consultados precisan que no fue hasta el 14 de marzo cuando Rajoy, a través de Urkullu, pudo confirmar que la decisión de ETA era realmente firme y en los términos anunciados por los voluntarios civiles con Francia. En ese momento faltaba atar que el Gobierno español, partidario al inicio de un desarme por la vía policial, se comprometiera a no torpedear este final «ordenado». Tras esa reunión secreta en Madrid entre el lehendakari y el presidente español, el Gobierno del PP confirmó que no iba a obstaculizar la operación de entrega de armas, que sería desvelada tres días después por Etcheverry.

Ortuzar se mostró ayer convencido de que el desarme de ETA ha sido «una labor coral» en la que el PNV y las instituciones vascas «han colaborado». A su juicio, «probablemente» ahora se produzca «una carrera para el medallero, visto que ha salido relativamente bien, o bien». «Ya me hubiera gustado que todos los que hablan ahora hubieran hablado hace 15 días con esta rotundidad. Probablemente, nos habría resultado más fácil a todos poner en situación lo que sucedió el sábado, a primera hora de la mañana, en Iparralde», señaló.

Hasta ahora, el Gobierno francés había seguido la rueda que le marcaba Madrid en este tema. Y eso que en el seno del gabinete socialista francés había voces partidarias de implicarse en un «desarme ordenado», una vez que ETA asumió la necesidad de la entrega de armas «unilateral y sin contrapartidas», y entraron en escena los voluntarios civiles vascofranceses. Y más allá de que a última hora Francia no atendiera algunas peticiones de los 'artesanos de la paz' y de los nervios lógicos por la complejidad técnica del cierre, lo cierto es que ni los intermediarios civiles ni la izquierda abertzale tenían dudas de que todo iba a acabar bien, una vez que el grupo de Etcheverry había acordado con Francia que todo el procedimiento respetaría el marco legal.

Los 'artesanos de la paz' insistieron hasta el final para que el lehendakari y la presidenta de Navarra, Uxue Barkos, acudieran al acto de Baiona a primera hora de la mañana en el que se escenificó la entrega de las geolocalizaciones de los zulos a los verificadores internacionales, a través de los curas Matteo Zuppi y Harold Good.

48 horas finales

Ortuzar también aludió a la complejidad final del desarme recordando que los propios 'artesanos de la paz' alertaron apenas 48 horas antes que Francia no había respondido a su emplazamiento todavía. «Es que es así, es así. Otra cosa es que hubiera gente en el Gobierno francés que tuviera unos intereses, unas formas de verlo», señaló. En el caso de las instituciones vascas, profundizó, «han respondido a las peticiones que se les han cursado por diferentes instancias y han velado por que este proceso se hiciera bien y conforme a la legalidad».

El presidente del PNV, por último, defendió que el partido midió «bien» su representación a lo largo de los acontecimientos del pasado sábado, ya que «primero, las instituciones vascas estuvieron donde había que estar, dando cobertura al Comité Internacional de Verificación y coadyuvando a lo que era importante de verdad, que el acto de desarme se produjera de una manera correcta». La no presencia del lehendakari ni del Gobierno Vasco en ninguna de las convocatorias en Baiona también provocó un cruce de acusaciones entre peneuvistas y líderes de la izquierda abertzale.

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