Urgente Largas colas en la AP-8 y la GI-636 en dirección a la muga
Javier Cámara y Ricardo Darín, en unaj escena del filme.

El show de Truman

Ricardo Darín y Javier Cámara se salen en una conmovedora historia de amistad que enseña a prepararse para el duelo

Oskar Belategui

Miércoles, 28 de octubre 2015, 15:56

¿Cómo se prepara uno para la muerte? ¿Qué actitud deben tomar los seres queridos ante la inminencia del final? ¿Cómo evitar la lástima si nuestro mejor amigo está desahuciado por los médicos? Son cuestiones que se dirían propias de un drama de Bergman, pero que sustentan el séptimo largometraje de Cesc Gay, un director asociado hasta ahora a tragicomedias urbanas con un punto sofisticado, una suerte de Woody Allen barcelonés. 'Truman' nace de la propia experiencia del realizador, que acompañó hasta la muerte a un ser cercano.

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"Escribí el guion como terapia", confesó en el pasado Festival de San Sebastián, donde sus protagonistas, Ricardo Darín y Javier Cámara, obtuvieron ex aequo la Concha de Plata al mejor actor. "Todo el mundo tiene sus muertos, y no hay nada mejor que hablar de las cosas para perder el miedo", defiende el autor de 'En la ciudad' y 'Una pistola en cada mano'. La trama de 'Truman' es mínima. Juan (Ricardo Darín) es un actor argentino residente desde hace muchos años en Madrid, que ha vivido intensamente la bohemia. Un intérprete reputado y talentoso aquejado de un cáncer incurable, al que le queda poco tiempo. Su amigo del alma y antiguo compañero de piso (Javier Cámara) viaja desde Cánada, donde formó una familia, para acompañarle durante unos días.

Y ahí se acaba el argumento de 'Truman', que transcurre entre conversaciones e idas y venidas de la pareja; esta es una de esas películas en las que parece que no pasa nada y ocurre todo. Una visita al médico para reafirmarse en su empeño de no prolongar el sufrimiento con la quimioterapia, la violenta (para el amigo) excursión a la funeraria para escoger el modelo de ataúd y la imposible búsqueda de un nuevo amo para que el noblote de 'Truman', el perro del protagonista, no acabe en la perrera. Los dos saben que no habrá una próxima vez.

"'Truman' es antes que nada un intento de perder el pánico que a todos nos invade cuando la vida nos sitúa ante la enfermedad y ante el final que se acerca; el nuestro o el de alguien querido", confirma Cesc Gay. "Una mirada sobre cómo reaccionamos ante lo imprevisto, el desconsuelo y lo desconocido. Y es también una película sobre la amistad y sobre la relación entre dos hombres ante esa adversidad; desde el que la padece y desde el que acompaña".

Dentro de la tragedia que supone acudir con alguien que va a morir a una funeraria para elegir el tipo de sepelio, la situación puede dejar un resquicio para el humor. Reír por no llorar. Gay podía haber firmado un drama durísimo, pero optó por un tono amable. Asumir lo inasumible provoca necesariamente situaciones ridículas. Sin embargo, el director barcelonés siempre juega limpio y las reglas del juego quedan claras desde el principio. "Vamos a evitar este tipo de cosas", advierte el personaje de Darín a su amigo cuando le entrega un dibujo hecho por sus hijos.

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'Truman' (por Truman Capote, no por el presidente que lanzó la bomba atómica) es el nombre de ese perro testigo mudo de la libertad con que su amo afronta un tiempo en el que se deja de hipocresías sociales. Suelta verdades dolorosas porque ya no tiene nada que perder. Provoca emociones que pueden provocar el derrumbamiento, el dramatismo desatado, pero que Cesc Gay mantiene a raya sin forzar la naturalidad gracias a un guion pulidísimo y a unos intérpretes en estado de gracia. Valga como ejemplo el reencuentro de Darín con su hijo, resuelto en una escena que pone un nudo en la garganta pero a la que jamás se podrá tachar de sensiblera.

'Truman' la mejor película de la sección oficial del Zinemaldia para este cronista aborda bajo su apariencia de ligereza un tema trascendente donde los haya: cómo armarnos para el duelo. Ricardo Darín ironizaba al reconocer que no le importaría asumir su muerte con la misma determinación y aplomo que su personaje. Javier Cámara no se luce tanto porque le toca la difícil labor de reflejar la incomodidad que provoca ver cómo un ser querido afronta con entereza sus últimos días.

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Uno podía pasar horas y horas con estos dos colegas que, como en la vida real, se reprochan cosas del pasado, viven un poco de los recuerdos y se sorprenden de adónde les han llevado sus vidas. 'Truman' desbarata cualquier intento de compasión, apoyándose en el humor como escape emocional. Junto a Darín y Cámara desfilan actores de primera que tienen apariciones rotundas: Álex Brendemühl, Javier Gutiérrez, Eduard Fernández, José Luis Gómez y una Dolores Fonzi que brega con el papel más incómodo, la mujer que no entiende las decisiones que toma este hombre estoico, pero al que acompaña en su camino.

Corran a ver 'Truman', es una de las películas del año.

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