Petra y el botafumeiro
Big Bang ·
El incienso del botafumeiro de la catedral de Santiago procede del sultanato de OmánHace poco estuve en la catedral de Santiago de Compostela y traté de imaginármela llena de peregrinos medievales que habían realizado un largo viaje en ... condiciones higiénicas no demasiado buenas. Me imagino al peregrino con ropas que no se habían cambiado en meses y que había hecho el viaje con enormes dificultades para lavarse y muchos de ellos enfermos. Estoy seguro de que no olían a rosas. Y es por esa razón por las que en siglo XI se instaló en la catedral un incensario que se cambió varias veces hasta la instalación del «botafumeiro» actual de 1851. El incienso al arder desprende un agradable y punzante olor a perfume que contrarrestaba al de los peregrinos.
El incienso no tiene una fórmula única y, dependiendo de la zona geográfica, se usa en su elaboración unas plantas u otras. En la tradición europea, el más usado era la resina del árbol enano 'Boswellia sacra'. Para obtener el incienso se hace un pequeño corte en la corteza del árbol por el que sale una resina que con el aire se seca. Esa resina es el incienso. Este árbol tal solo crece en climas desérticos y casi exclusivamente en lo que hoy es Omán y Somalia. Los omaníes dicen que el suyo es el mejor, y en Somalia dicen que el suyo «es uno de los mejores del mundo». Dentro de Omán la zona productora se encuentra en el desierto de Dhofar, cerca de la ciudad de Salalah, que durante muchos siglos fue próspera gracias a la exportación del incienso y, en menor cantidad, mirra –también otra resina aromática– hacía la India o hacia Egipto. La exportación se hacía bien por mar, desde el antiguo puerto de Khor Rori, o por tierra, a través de la llamada «ruta del incienso» que saliendo de Salalah se dirigía al oeste, hacia Yemen, y después hacia norte, pasando por Arabia Saudita y por las ciudades sagradas de la Meca y Medina. Continuaba hacia el norte y casi la única ruta posible pasa por la famosa ciudad de Petra, capital del imperio nabateo. Desde Petra se dirigían hacia diversas partes del sur del Mediterráneo y desde allí llegaban a Europa, incluyendo la catedral de Santiago de Compostela.
Las caravanas de camellos deben pasar obligatoriamente por Petra, por lo que debían pagar el peaje que sus ciudadanos exigían. Ese peaje los hizo ricos y por eso pudieron crear impresionantes sistemas transporte de agua que permitieron crear un oasis artificial en mitad del desierto. Tras tan largo viaje y pagar tantos peajes, cuando el incienso llegaba a Santiago costaba más que el oro.
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