Ojos que crecen contra rapaces
Aves y aviones no se llevan bien. Si un ave cae en los motores de un avión puede causar una avería grave. Sin ánimo de ... asustar a nadie doy el siguiente dato estadístico, en Estados Unidos, en 2014 hubo 13.159 incidentes en los que un ave se estrelló contra un avión y 262 muertes humanas estuvieron relacionadas con ellos. En pleno vuelo, debido a la altura a la que van los aviones comerciales, no se encuentran con aves; pero al aterrizar y despegar, en las cercanías de los aeropuertos, hay cierta probabilidad de chocar con ellas. Por ese motivo, los aeropuertos, como si fueran señores feudales, tienen a su servicio halconeros. La misión de los halcones y otras aves de presa es evitar que las aves se introduzcan en el espacio aéreo que van a usar los aviones. Normalmente las aves de presa cumplen con su función, pero otras veces ellas se convierten en el problema, cuando se dedican a revolotear por las áreas prohibidas. Entonces surge el problema de cómo hacerlas huir.
Tratando de solucionar el problema, un grupo de investigadores de Francia del Centro Nacional para la Investigación Científica, de la Universidad de Rennes y de Airbus, han estudiado el modo de espantar a las aves teniendo en cuenta las peculiaridades de su sistema visual. Estas aves tienen una visión excelente, pero que también tiene sus problemas. Por ejemplo, si ven que algo crece lo interpretan como que es algo que se acerca y si está en rumbo de colisión huyen. Y ese es el truco que han usado los investigadores para desarrollar su sistema para que las aves de presa se aparten de las pistas de aterrizaje. Primero, en laboratorio, probaron multitud de dibujos, estáticos o móviles, para ver si les hacía huir. Tras muchos experimentos descubrieron que una representación esquemática de unos ojos, simplemente una circunferencia negra que tiene dentro un círculo también negro, en un fondo blanco, y que aumenta de tamaño hace que las aves se escapen. El esquema no puede ser más sencillo y se parece a los ojos que llevan muchos animalitos de peluche.
Pero ya sabemos que una cosa es el laboratorio y otra la vida real. Para probarlo en un entorno real usaron el aeropuerto de Lourdes-Tarbes-Pyrenees. En varios puntos estratégicos colocaron unos paneles de luces LED que mostraban esos ojos que se agrandaban. El resultado fue que, tal como se esperaba, espantaba a las aves rapaces (halcones, águilas, etc.) pero no hacía nada sobre otras, por ejemplo las paseriformes.
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