Editorial DV

Defender a los menores

La investigación de supuestos delitos en el campamento de Bernedo exige más transparencia y una reforma del marco normativo

Lunes, 6 de octubre 2025, 06:32

La investigación de supuestos delitos contra menores en el udaleku de Bernedo, en Álava, está sacudiendo a la opinión pública. La presentación de hasta doce ... denuncias por presuntos casos de coacción y exhibicionismo -e incluso por una supuesta agresión sexual- contra los adolescentes que han acudido a este campamento de verano pone el foco en la necesidad de un rápido esclarecimiento de los hechos para exigir las oportunas responsabilidades. Los jueces determinarán si ha habido comportamientos delictivos o no. Lo prioritario, de entrada, es la defensa de los menores que han podido ser objeto de coacciones o de ataques a su libertad. La lentitud en la Justicia en iniciar la investigación refleja una dilación alarmante que debe ser corregida. En segundo lugar, hace falta más transparencia en el ejercicio de estas actividades de ocio privadas. Los padres deben conocer con más claridad cuáles son las características de los campamentos a los que envían a sus hijos. En tercer lugar, la falta de control por parte de las instituciones (Gobierno Vasco, diputaciones o ayuntamientos) ha quedado en evidencia y debe ser subsanada, seguramente con la reforma de un marco normativo que sea más exigente en la aplicación de la Ley de Juventud. Los promotores del udaleku, que han recibido también el apoyo de un grupo numeroso de padres, niegan que haya habido coacciones y encuadran los hechos en la naturaleza de su proyeto «feminista y euskaldun» y hablan de la defensa de la diversidad porque «el cuerpo de la persona es un espacio político».

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Aquí no está en juego realmente la pluralidad de opciones, ni siquiera la concepción que puede existir sobre la sexualidad, sino la necesidad de proteger a los menores de cualquier situación que, envuelta en el adoctrinamiento, conlleve conductas exhibicionistas, agresiones sexuales o coacciones que son absolutamente inadmisibles. No se cuestiona la ideología sino la comisión de supuestos delitos. No se trata de caer en ninguna caza de brujas, sino en delimitar que si hay un 'modelo' para la formación de estos menores, cuando menos, debe ser conocido por los padres y permitido por ellos. No es de recibo que, en base a un supuesto discurso 'progresista' frente a los valores reaccionarios, se banalice de forma maniquea una cuestión como es la relación entre el sexo y los adolescentes que requiere respeto y responsabilidad. Y también una buena dosis de sentido común.

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