Educación.
A estas alturas sabemos de sobra que una sociedad educada y culturizada podrá afrontar mejor cualquier circunstancia que se le plantee en el mundo líquido ... en el que vivimos. Apostemos por una educación de calidad, plurilingüe, centrada en la autonomía, la creatividad y la empatía. Y no solo para nuestras niñas y niños; también para nuestra clase política. Como dice Noam Chomsky, un sistema educativo debería servir para crear mejores seres humanos.
Innovación.
Porque en un país que quiere ser puntero, apostar por iniciativas innovadoras en todos los ámbitos es una necesidad. Nos sobra el talento pero necesitamos ayudas y sinergias y para eso es fundamental contar con el apoyo de unas instituciones que comprendan el valor de apuestas arriesgadas que pueden beneficiarnos a medio y largo plazo. Hablan a menudo nuestros políticos de que somos mucho más que un atractivo destino turístico. Pues sigamos en ese empeño.
Mujer
Un país que no sea feminista, será un país fallido. (Recordemos, por si alguien sigue con la duda, que el feminismo es un movimiento que defiende la igualdad de derechos sociales, políticos, legales y económicos de las mujeres respecto de los hombres). Los países nórdicos y Nueva Zelanda han demostrado que poner las políticas públicas para la equidad de género en el centro de las preocupaciones de los gobiernos mejora la calidad de vida del conjunto de la sociedad. Somos el 50% de la población y tenemos que estar plenamente representadas. Por ello, sería lo más deseable contar con candidatas mujeres, cosa que no ocurrirá en estas elecciones.
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