No hay superhéroe más envidiable que el Padre Pío al que, entre otros superpoderes como el de volar sin motor, la leyenda atribuye el don ... de la bilocación. Esta facultad, que te permite estar en dos sitios diferentes al mismo tiempo, acabaría con el síndrome de moda, al que ya se le ha puesto nombre en inglés: 'FoMO', acrónimo de una expresión que se traduce como «miedo a perderse algo». Dice el internet que todo lo sabe que «es una forma de ansiedad social caracterizada por la preocupación de que otros estén teniendo experiencias agradables o significativas de las que uno está ausente».
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Por la descripción, esta nueva 'pedrada mental' es pariente directa de las plataformas televisivas y de los miles de personas que pasan la noche en el sofá, iluminadas por la pantalla, sin decidirse por un contenido. Entre la ingente oferta de títulos, más de uno se habrá ido a la cama sin ver nada tras pasarse una hora peinando los títulos disponibles a un golpe del mando a distancia.
Hasta que la bilocación se democratice y esté al alcance de todos, el FoMO seguirá prosperando. Siempre habrá alguien que en el cumpleaños de un futbolista se pregunte de repente por qué no estar pasándoselo bien en una fiesta sin enanos; o colocado en el trance de elegir, surgirá uno que prefiera abolir la competitividad absurda de los retos virales; o no faltará algún joven que duda en dedicar sus minutos a participar concentraciones ultraderechistas que convocan aquéllos cuyo único menú es otra ración de miedo para todos y cuya única propuesta de futuro es un pasado mejor.
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