Expresar lo indecible: no me llame más

Alberto Moyano

San Sebastián

Domingo, 22 de octubre 2023, 07:58

En absoluto es descartable que en este medio minuto que usted invertirá en leer esta columnita reciba alguna llamada comercial para venderle una mejora en ... alguna tarifa. Y no lo es porque la ley aprobada el pasado mes de junio para prohibir estas prácticas tenía tantos agujeros que burlarla es casi una obligación del 'teleoperador'. Esta práctica parte del principio de que incorporar las molestias del telemarketing a tu vida cotidiana es un Derecho Humano inalienable de todo consumidor. Sucede que cualquiera siente cierta perplejidad ante el hecho de que empresas volcadas en ganar dinero inviertan una parte de sus beneficios en establecer un sistema para que sus clientes paguen menos. Lo normal es que aspiren a inflar las facturas. Se dirá: «No, es que buscan la fidelización», a lo que procede replicar: «Pues que se limiten a llamar a quien amague con irse».

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Al noruego Jon Fosse le dieron el Nobel de Literatura de este año por dar «voz a lo indecible». El concepto de lo «indecible» remite a cosas horribles, como por lo visto, una frase tan sencilla como «no deseo recibir más llamadas de telemarketing». Por mucho que la repitas, cae en saco roto y según cuelgas el teléfono, recibes la siguiente con una propuesta aún mejor que la anterior, que ya era la monda. Y si les dices que estás ocupado, te preguntan a qué hora te viene bien: «A las dos y media de esa madrugada en la que a las dos serán las tres», dan ganas de contestar.

Si el precio a pagar por un improbable descuento es que te interrumpan la comida o te llamen a casa a las diez de la noche, igual prefieres arriesgarte a pagar un poco más a cambio de la tranquilidad que siempre da un teléfono mudo.

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