Aiora Simó: «Nunca me va a dar vergüenza ser quién soy, vergüenza me da el que gira la cara»
Aiora Simó, primera transexual cantinera en la tamborrada de Alaberga, asegura que «pese al camino recorrido, aún queda» y «la sociedad en la que vivimos no es un espacio seguro para la diversidad»
Este año, con el regreso de las fiestas patronales tras dos años de parón por la pandemia, hubo una novedad en la tamborrada de Alaberga, ... y es que una de las trece cantineras, Aiora Simó (Errenteria, 1996), fue la primera transexual en participar en uno de estos actos. Confiesa que «fue inolvidable. Ese pueblo que algún día me dio miedo, esa noche fue una pasarela».
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– ¿Había participado antes en un evento como éste?
– No, el de Madalenas con la tamborrada de Alaberga fue el primero de todos.
– ¿Cómo le fue la experiencia?
– Inolvidable. Ese pueblo que algún día me dio miedo, esa noche fue mi pasarela. Me gritaron lo guapa que estaba por la calle y me sentí especial. No olvido el cosquilleo que sentí cuando entramos en el ayuntamiento. Toda esa gente aplaudiendo, la emoción... fue algo irrepetible.
«El cariño que he recibido ha sido inmenso, me he sentido admirada, como un icono»
– ¿Alguna vez le habían prohibido la participación en algún evento por ser transexual?
– Nunca. Pero sé que he tenido suerte, ya que la realidad de las personas transexuales dista en ese sentido de lo que es la mía. Por eso no quiero mandar el mensaje de que esto sea lo común, no lo es ni mucho menos.
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– ¿Cómo y cuándo decidió darle este cambio a su vida?
– Lo decidí en 2020, con 24 años. Después de toda una vida esperando, viví mi transición como algo inevitable. El cómo, es una larga historia. El día que lo asumí, salí de trabajar y me fui corriendo a una tienda a por un pintalabios. Quería ver de golpe algo de mí en el espejo.
– Y cuando ya fue plenamente consciente de ello...
– Escribí un montón de cartas, necesitaba decírselo a mi madre. Sentía que era la mejor forma de hacerlo real, de liberarme. Cuando lo supo, me trajo flores, estaba feliz y me dijo que todo iba a ir bien. Me ha dado la vida dos veces.
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«De pequeña me daba miedo a bajar a la calle, en cualquier momento alguien me gritaba 'maricón'»
– Además de su madre, ¿todo el entorno familiar lo aceptó?
– Sí. Siempre hay una oveja negra, algún retrogrado empeñado en preservar su ignorancia. Nadie que me haya influido. Mi familia, entiende genuinamente el derecho de cualquiera a ser feliz y me ha apoyado en todo.
– ¿Y la gente de su alrededor, como sus amigas?
– Me han ayudado muchísimo. 'La faraona' me llaman.
– ¿Como persona, cómo se define?
– Soy una persona sensible, inquieta. Muy de estar con los míos y muy solitaria a veces.
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– ¿Ha tenido problemas en diferentes aspectos o lugares durante su vida? Ya sea comentarios despectivos u otro tipo de agresiones...
– Por supuesto. De pequeña me daba miedo bajar a la calle, en cualquier momento aparecía alguien y me gritaba 'maricón'. No fue fácil, pero no pudieron conmigo.
– ¿Cree que la transexualidad se podría haber normalizado hace un tiempo ya?
– Sin duda. Profesores, asistentes sociales, psicólogos... nadie tuvo las herramientas necesarias para identificar y normalizar lo que me pasaba. Ni yo, ni mi madre. No era algo normalizado, ni mucho menos. Y eso, como a mí, le ha hecho daño a muchísimas personas. De hecho, lo sigue haciendo todavía.
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– ¿Cuánto camino queda por recorrer para lograrlo?
– Queda. La sociedad en la que vivimos no es un espacio seguro para la diversidad. Agresiones, discriminación, abusos, desigualdad. El camino es largo, pero nuestros pasos son firmes.
– ¿A qué problemas cree que debe hacer frente?
– A la transfobia, la violencia machista a la que me he visto expuesta en todo momento desde que lo hice. Y por supuesto, además, a los problemas que cualquier persona arrastra en su día a día.
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– Por poner un ejemplo, a muchas transexuales se les liga con la prostitución.
– Sé que es duro y que para muchas personas es la única opción. Es un tema controvertido, ya que la prostitución no está prohibida, pero no tienen los mismos derechos laborales que el resto. Guste o no, se ejerce, tendrían que tener las mismas condiciones de trabajo que yo, que soy promotora.
– ¿Alguna vez se ha sentido rechazada por la sociedad?
– Sorprendentemente, ese rechazo estuvo más latente antes de hacer la transición, sobre todo en mi infancia. He sufrido más la homofobia que la transfobia.
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– En la mayoría de ocasiones, lo que importa es el camino. ¿Se ha sentido sola o apoyada?
– Muy apoyada. El cariño que he recibido ha sido inmenso. Me he sentido admirada, como un icono.
– ¿Alguna vez dudó de su condición transexual?
– Me hicieron dudar.
– ¿Y sintió vergüenza?
– Jamás, para mí es un orgullo. Sé que cada día, solo por salir a la calle, estoy haciendo mi pequeña revolución. Nunca me va a dar vergüenza ser quién soy, vergüenza me da el que gira la cara.
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– Como reflexión final, algo que quiera comentar.
– Todos luchamos por algo, por conseguir algo. Sin embargo, las personas transexuales luchamos por ser, por nuestra identidad, algo que nadie tendría que batallar. Solo espero que esta tema deje de ser debate algún día y que yo pueda verlo. Que nuestra condición no despierte odio. Solo pedimos respeto, vivir en paz.
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