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Una yegua pasata tranquilamente junto a su potro muy cerca dela cimad e Urepel, desde la que las vistas son preciosas. Fotos belauntzaran
Mendira

Urepel, ¡cuánta belleza por contemplar!

El otoño tiñe de colores ocres los hermosos árboles trasmochos y abetos blancos de Leitzalarrea bajo este silencioso monte

Viernes, 17 de noviembre 2023, 09:29

Silencio, tranquilidad y soledad se mezclan en el paraíso de Ixkibar. El resultado roza la perfección mientras el viento sur se encarga de hacer bailar ... a decenas de hojas que se resisten a desaparecer en este otoño inusual. Inusual porque han disfrutado del privilegio de permanecer intactas hasta hace unas semanas, en las que los primeros fríos hicieron que su verde se fuera transformando en tonos marrones, cobrizos, amarillos y otros tonos otoñales que pintan unos preciosos paisajes.

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Otoño es un buen momento para visitar Ixkibar y cualquiera de las cumbres que la rodean y en esta ocasión visitamos en una soleada jornada Urepel (1.059 m.). Nuestro punto de partida es el parque de Leitza con su riachuelo y sus árboles. Miles de árboles pueblan los terrenos del municipio navarro en la muga con Gipuzkoa en el que durante siglos y diferentes generaciones han trabajado los leñadores, carboneros...

Hombres que dejaron el rastro de su esfuerzo, sudor y compromiso con el medio ambiente en hermosos ejemplares de árboles trasmochos cuyas formas llaman la atención como si de esculturas naturales se trataran e impresionan por su tamaño y antigüedad. Estos ejemplares tienen un gran valor ecológico ya que los árboles viejos proporcionan alimento y hábitat para multitud de especies. Alcanzan edades muy avanzadas, por lo que muchos de ellos tienen especial valor para la conservación de la biodiversidad.

INFORMACIÓN MIDE

  • Acceso: Para acceder a Leitza tomaremos la A-15 hasta la salida de Areso. Una vez en Leitza, seguiremos la carretera de Leitzalarrea hasta Ixkibar.

  • Horario: El paseo desde el área recreativa de Ixkibar ronda las tres horas a un ritmo tranquilo. Muy recomendable para realizar en familia aunque haya alguna pendiente exigente.

  • Distancia: 10km.

  • Desnivel positivo: 513 m.

  • Severidad del medio: 2.

  • Dificultad orientación: 3.

  • Dificultad del terreno: 3.

  • Esfuerzo necesario: 3.

Cientos de años han sido necesarios para que los trasmochos de Leitzalarrea luzcan esas formas llamativas, extravagantes en algunos casos, y hermosas en la mayoría. Según los expertos los trasmochos son árboles en los que se ha realizado una poda regular de sus ramas que ha permitido que puedan vivir más de 400 años. Está constatado que estas técnicas se utilizaban hace 15.000 años en diferentes partes del mundo. El trasmocheo es específico en cada zona y varía según su uso: si es para hojas, para obtener más madera...

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Los expertos leñadores trasmochaban las hayas cuando tenían unos 50 años. Se cortaba la guía principal y junto a la zona del corte el árbol producía una serie de ramas que luego se cortaban cada quince o veinte años aproximadamente. Esa madera iba destinada, sobre todo, a las carboneras, que se encendían en el mismo bosque. Y ese carbón vegetal era luego empleado en la metalurgia. Otros troncos, de unas medidas y formas específicas, eran transportados para la carpintería naval a los astilleros. Pero todo eso se acabó. Primero se dejó de usar la madera para embarcaciones y luego llegó el declive del carbón vegetal.

Los trasmochos de Leitzalarrea que se pueden ver junto a las pistas forestales de Ixkibar no son las únicas joyas que se pueden disfrutar junto a esta zona recreativa. A menos de un kilómetro, debidamente señalizados, se encuentran los abetos blancos de Izaieta. Especie introducida en torno a 1832 por los leitzarras, que según reza el panel que los ubica, debían plantar diez nuevos árboles por cada uno que se derribaba. Al parecer, según los datos recogidos en los libros del Ayuntamiento de Leitza, anteriormente, en 1763 y 1830, se realizaron varios intentos para plantar árboles de esta especie en la zona de Ordeda. Estos dos primeros intentos fallidos no desanimaron a los leitzarras, que repitieron en 1832 y entonces sí, lograron ver crecer varios ejemplares que ocupaban 2, 5 hectáreas en Leitzalarrea.

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Los mayores de Leitza cuentan que antes de que fueran plantados estos abetos, que ya rondan los 200 años de antigüedad, un vecino de Leitza vio un gran abeto en el valle de Roncal y quiso traer uno a Leitza. Al año siguiente, este leitzarra regresó a pie a los bosques roncaleses en busca de más ejemplares con su burro que tiraba de un carro. Sobre él trajo otros nuevos ejemplares que al parecer cuentan plantó en los montes de Leitza.

Los monumentales abetos de Leitzalarrea que destacan por su la rectitud de sus troncos, más que por la altura de los mismos, ya que en el bosque de Irati se pueden encontrar ejemplares mayores. Algunos de estos árboles se encuentran a un metro escaso de distancia uno del otro, y han llegado a alcanzar hasta cuatro metros de circunferencia y más de cuarenta de altura. De los 55 ejemplares que existían en Lei-tzalarrea, en 1996 cayeron dos de los grandes abetos.

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La fuerza del viento hizo que se desprendiera el mayor o más alto del bosque y otro ejemplar hace unos años. El interior de uno de ellos estaba totalmente podrido, pero el largo tronco del otro fue utilizado para realizar los bancos del karrape del ayuntamiento.

Hermoso paseo, mejores vistas

El paseo de esta semana es más que recomendable para realizar en familia por la belleza del entorno, las vistas, la riqueza natural... Ixkibar cuenta con una amplia zona para aparcar desde donde comenzamos nuestra ruta dirigiéndonos hacia los abetos blancos de Izaieta.

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Una señal vertical nos indica que debemos seguir la pista forestal que queda a la derecha del parking durante alrededor de un kilómetro y medio, dirección a Izaieta y Sarasain. Sin gran dificultad alcanzamos el primer punto interesante del recorrido que se encuentra a la izquierda. Tras visitar las joyas naturales, regresamos a la pista que seguimos hasta llegar al collado Usategieta, en el que se encuentran varias palomeras y una caseta de cazadores.

Tras dejar atrás el refugio avanzamos para cruzar una valla por el paso habilitado. Después de pasar la valla giraremos a la izquierda por una senda ascendente. Más adelante deberemos desviarnos a la derecha al poco de iniciar la subida. Esta senda nos adentrará en el bosque. Si no se conoce el entorno es interesante contar con un track, si es posible descargado previamente, ya que no hay buena cobertura en algunos tramos, aunque dentro del bosque nos encontramos una senda muy pisada y cómoda que seguimos.

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De manera tranquila seguimos ascendiendo hasta llegar a un punto en el que nos topamos con unas palomeras con un camino en zigzag que nos conduce hasta la cima de Urepel. La línea de palomeras puede ser un buen referente para alcanzar nuestro objetivo puesto que se hallan fuera del bosque y no permite avanzar de manera más fácil.

Tras la ascensión, alcanzamos un sendero que en nuestro caso tomaremos hacia la izquierda para alcanzar la cima de Urepel, desde la que las vistas son espectaculares se mire donde se mire. El mar Cantábrico, toda la línea de las Malloak, Aiako Harria, Mendaur... una gozada para la vista.

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Comenzamos el descenso alcanzando el mugarri que delimita los terrenos de Berastegi y Leitza. En ese punto tomamos una senda a la izquierda que nos conduce por un bosque para después seguir la pista forestal que nos guía sin ninguna dificultad hasta el parking de Ixkibar. Una placer, como siempre.

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