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Ezkeltzu: Entre seles, dólmenes y pastos
Discreta cima (508 m.) de Tolosaldea, testigo de numerosos pasajes históricos, de un interesante paseo con unas espectulares vistas
Un buen número de yeguas pastan plácidamente en las campas de Ezkeltzu (508 m.) en Zizurkil. Las vistas son impresionantes en una jornada soleada en la que la línea cimas silueteadas a un lado se definen perfectamente en el contraluz que un blanquecino sol de invierno destaca en el horizonte. Los equinos pastan ajenos a nuestra presencia, que no les despierta ningún interés. Mientras disfrutamos de la perfecta estampa que esta discreta cima de Tolosaldea nos ofrece del Cantábrico.
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La historia inundan cada rincón de este precioso balcón de Zizurkil en el que siguiendo el camino real llegamos a la Venta de Zarate, mientras las señales del camino de Santiago nos dirige al confín de la tierra durante siglos, o a las cercanas trincheras de Belkoain, así como el enorme nevero que observamos muy cerca de la cima o el sel de Ezkeltzu.
En uno u otros casos las piedras tienen gran peso en la historia de Zizurkil aunque ahora sean consideradas elementos básicos en nuestro camino que han permanecido durante siglos en las zonas de pastos de la localidad de Tolosaldea. Junto al sel de Ezkeltzu, destacan el de Azarola y el de Sanmillansarobe.
Estos tres séles han conservado su piedra cenizal y la de Ezkeltzu está fácilmente localizable gracias a la señal que encontramos junto al solitario árbol cerca del sendero que atraviesan los pastos. La principal función de estas piedras era la de medir los séles. De ella partía la cuerda que se utilizaba para medir el sel, como si se fuera a marcar una circunferencia (ver imagen de arriba). La mayoría de las veces se marcaban ocho mojones formando un redondel. Para medir no se utilizaba el metro sino la 'gorabila'. Esta unidad medía 14 metros más o menos, cambiaba un poco de un lugar a otro. La principal característica de las séles es la piedra que tenían en la mitad del círculo. Los nombres de estas piedras cenizales también son varios: austerri-tza, austerri, artamugarri... Estas piedras solían tener la parte de arriba tallada; cuatro, ocho radios. Tal y como se puede ver en Artamugarrieta de Zizurkil los radios coinciden con los cuatro puntos cardinales (N-S-E-O).
INFORMACIÓN MIDE
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Acceso: Siguiendo la N-1 debemos acceder a la salida de Aduna/Villabona para después seguir la carretera que nos lleva a Zizurkil goikoa.
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Horario: El paseo desde el parking junto a la iglesia de San Millán ronda las 5 horas a un ritmo tranquilo. Recomendable para realizar en familia hasta Ezkeltzu (11 mms).
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Distancia 18,5km
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Desnivel positivo: 625 m
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Severidad del medio: 1
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Dificultad orientación: 1
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Dificultad del terreno: 1
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Esfuerzo necesario: 3
En el trabajo Tolosaldea Historia 11/2006', realizado por Juan Carlos Mora Afán, se recoge que en el amojonamiento de los siete seles de Zizurkil realizado en 1666 por Juan de Lizola Iturrieta, escribano de Asteasu, y según su testimonio en el paraje que «llaman Esquelzu, y en el dicho puesto me enseñaron un mojón grande y alto con otro pequeño con una cruz en lo alto, el qual me dijeron hera el mojón que llaman del sel de Esquelzu, que está cerca de la nevera que nuebamente hizo el señor general don Miguel de Oquendo y San Milian, y dende el dicho sel bajamos cuesta avajo al puesto que llaman Arrape, en donde me enseñaron una piedra grande alta metida en tierra, con una cruz en lo alto más avajo de una oya que está en el dicho puesto, las quales dichas piedras me dijeron denotavan el mojón del sel de Arrupe y dende el dicho puesto vajamos hacia la casa de Pagamendi y aviendo entrado en una heredad por una langa que está más arriba de la dicha casa hazia el dicho puesto de mojón alto con una cruz al remate de un montón de piedras, el qual me dijeron era el mojón del sel que llaman de Pagamendi, y dende el dicho puesto fuimos a la casa de Arizcuruzeta en donde aviendo entrado dentro en la dicha casa, me mostraron una piedra sola metida en tierra con una cruz en lo estremo que dezían era el mojón del sel de Arizcuruzeta, y está aquel devajo de la escalera de la dicha casa entre el pie de la escalera y tavique de tabla y la quenta de la cavalleriza, los quales dichos mojones dijeron heran los siete seles que la dicha casa solar prinzipal de San Milián tenía conprensos en los términos del conzejo de la dicha villa».
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La importancia de los seles es más que reseñable y así queda recogido en diferentes documentos históricos que destaca en su trabajo Mora Afán. Uno de ellos narra cómo desde 1698, los vecinos de Zizurkil se vieron inmersos en un pleito con los miembros de la entonces poderosa familia Okendo-San Millán, «en esta ocasión acerca de las medidas de los siete seles que la casa de San Millán poseía en Zizurkil y su libre uso por los vecinos 16. Para hacernos una idea de la duración de estas demandas, éste se prolongó hasta 1703, siendo sustanciado en la Real Chancillería de Valladolid, última instancia judicial de la época, y que, como tal, implicaba un desembolso considerable de dinero a las partes implicadas en la causa, máxime cuando la misma se alargaba durante varios años en los que había que mantener a los procuradores y cargos públicos que se ocupaban de la sustanciación del negocio. En concreto, trataba de las medidas de un sel mayor y 6 menores: Azarola, Andrizketa Sarobe, Maiolaza, Ez-keltzu, Arrupeondo, Pagamendi y Arizkurrizeta, en relación con la categoría de los cuales los litigantes no se ponían de acuerdo. Zizurkil acusaba a los Okendo-San Millán de no cumplir con las medidas que disponían las leyes provinciales».
Desde Zizurkil goikoa
Partimos desde Zizurkil la iglesia de San Millán en el centro de Zizurkil. Seguimos la carretera asfaltada que nos dirige hasta Abaletxe y durante el ascenso descubrimos un gran número de pimpresionantes caseríos que disfrutan de unas mágníficas vistas del valle de Aiztondo.
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Avanzamos por la carretera con Hernio y Gazume a nuestra izquierda, hasta llegar a una curva en la que leemos entre varios carteles Zarateko Benta.Optamos por seguir esa dirección y accedemos al enorme caserón con unas magníficas vistas del valle. Cada piedra del caserío guarda un secreto sobre los desafíos de bueyes realizados con el enorme 'proba harri' de 1.153 kilos que datan del siglo XVII-XVIII, así como las apuestas que se llevarían a cabo. El caserío ha sido testigo además del paso de peregrinos o lugareños que se dirigían a la venta de Iturriotz y desde allí acceder a las localdiades costeras. Nosotras optamos por seguir las marcas blancas y amarillas que nos llevan por un camino ascendete por un prado para nuevamente acceder a la carretera. Pronto alcanzaremos un cruce, cuyo camino a la derecha nos lleva a Belkoain, pero nosotras cogemos el de la izquierda hasta llegar a una granja desde donde las vistas al mar son impresionantes. Seguimos la indicación que nos conduce a Ezkeltzu, donde un grupo de equinos disfrutan de una inmensa paz y unas vistas espectaculares.
El sel y el nevero nos sitúan la cima, a falta de buzón. Desde allí seguimos el camino que nos lleva directamente a Andatza. Diferentes paneles y señales nos sitúan la cima entre abundante bosque. Optamos por atravesar los piares, para llegar pista que seguimos hasta el dolmen Andatza I. Después, seguimos el camino de tierra hasta la fuente y regresar al cruce desde el que comenzamos el ascenso a Andatza. Desandamos nuestro camino y regresamos hasta Zizurkil pasando por el dolmen de Zarateko benta y el caserío Aritzkurutzeta, descendemos siguiendo la indicación hasta llegar a la ermita de San Miguel a unos doscientos metros de nuestro aparcamiento.
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