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Resto de la ermita de Doneztebe en la zona alta del monte Arriaundi desde el que las vistas son preciosas. Belauntzaran
Mendira

Arriaundi, el altar milenario de Larrahe

Sus 942 metros lo convierten en una perfecta atalaya para controlar el paso de senderistas, romanos o musulmanes, dependiendo del año en el que se mire

Viernes, 19 de septiembre 2025, 09:29

Un enorme buitre sobrevuela la campa de Arriaundi (942 m.) en busca de sustento, creemos. Los antiguos vascones que poblaban las tierras cercanas a Iruñea podrían interpretar su vuelo o predecir los acontecimientos que estaban a punto de suceder. Los romanos conocedores de las capacidades premonitorias de aquellos antiguos vascones que poblaban la cima, los llevaban consigo a la mismísima Roma, según cuentan. Precisamente una de las romanas que habitó junto a la cima navarra, Valeria Vitella, mandó realizar un altar en honor de Larrahe, la deidad vascona relacionada con el campo o el territorio de labranza.

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El descubrimiento de este altar se produjo recientemente, en 2022, en una de las excavaciones arqueológicas llevada a cabo por la sociedad de ciencias Aranzadi. «El nombre de este dios o diosa indígena solamente se atestigua en otras tres aras procedentes del territorio vascón, localizadas en la cuenca del Arga y de su afluente el río Salado: Muruzabal de Andión (Mendigorria, antigua Andelo), Irujo y Riezu», destacan desde Aranzadi. «La de Arriaundi es excepcional ya que es la pieza que más al norte ha aparecido y a más altitud, y la única recuperada en contexto de intervención arqueológica. Esto amplía el ámbito de influencia hasta ahora conocido para esta divinidad».

La importante pieza arqueológica, 1.000 años más antigua que la construcción del monasterio de SanEsteban donde fue localizada. Se trata de un altar diseñado para estar de pie, ser contemplado y ser legible. Sin embargo, fue encontrado depositada en el fondo del pozo medieval adscrito al monasterio, con la inscripción orientada hacia abajo.

Información MIDE

  • Acceso Para llegar a Osacar seguir la A-15 hasta Berriozar para dirigirse después la NA-4100.

  • Horario El recorrido de esta semana ronda las 3 horas y media. Recomendable contar con un track, ya que parte del mismo transcurre por bosque cerrado y no hay señales.

  • Distancia 10,86 km

  • Desnivel positivo 545 m

  • Severidad del medio 2

  • Dificultad orientación 3

  • Dificultad del terreno 4

  • Esfuerzo necesario 3

Según los expertos «formaba parte de un ara o altar votivo del siglo I d.C, escrito en latín y dedicado a una divinidad vascona. Según los expertos esta pieza no fue localizado en su ubicación original. Es un altar diseñado para estar de pie, ser contemplado y ser legible. Sin embargo, se ha encontrado depositada en el fondo del pozo medieval adscrito al monasterio». Los altares o aras romanas «suelen estar realizados de piedra. En la parte central tienen el cuerpo, donde se escribe la dedicatoria. La base y la parte superior suelen sobresalir del cuerpo, y en la superior suelen tener una corona con un pequeño orificio denominado focus. En este, se realizaban los sacrificios, es decir, se vertía vino o se quemaba algún tipo de incienso en su interior a modo de ofrenda», destacan los arqueólogos.

En el caso del ara de Larunbe, se representa el cumplimiento de un voto puesto por una mujer, Valeria Vitella, a una divinidad vascona de nombre Larrahe. Se desconoce si fue arrojada o depositada de forma intencionada entre las ruinas del templo de montaña navarro altomedieval (siglo XI), que José María Jimeno Jurío e incluso su hijo Roldán Jimeno, anduvieron buscando antes de que comenzara en este cometido los miembros de Aranzadi. Su proyecto comenzó en 2010 cuando un equipo de arqueología junto a más de 50 voluntarios y voluntarias de Larunbe se unieron para excavar y consolidar los restos del monasterio medieval de Doneztebe. Desde la asociación de ciencias «esta fortaleza religiosa se construyó en la misma época que los grandes monasterios navarros de Iratxe, Aralar, Leire y Naiara. Al parecer, «las ruinas de Larunbe hoy son mucho más austeras, porque el resto medraron y crecieron y este no. En realidad, Arriaundi es muy parecido al primer Aralar, la base románica que dio pie a todo lo demás». El templo pasó a tener culto de carácter local, a nivel de valle, cerrándose dos de sus tres naves y utilizando la tercera como ermita de San Esteban.

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La perfecta ubicación de este monte navarro desde cuya cima se controla la calzada romana que unía Burdeos con Astorga y que fue matriz del Camino de Santiago, sin olvidar su importancia para la comunicación visual con otra de las fortificaciones religiosas destacadas de la época como era el santuario de Aralar.

La importancia de esta atalaya es indiscutible porque según los expertos, el nombre de este paraje aparece «en las crónicas de los siglos IX y X de los musulmanes. Allí es donde se da cuenta de que, en los alrededores de la capital del Reino de Pamplona, existía una fortaleza que llamaban 'Sajrat Qays'». A lo que añaden que «el Sajrat Qays era una especie de refugio que se consideraba inexpugnable hasta que llegó Abderramán II. Allí era donde los reyes navarros, conscientes de que no podían plantar cara a los grandes emires en sus campañas de verano, se escondían a que pasara lo peor». De hecho, hay quien declara que tras la muerte de García Íñiguez de mano de los musulmanes, en el año 870, a su mujer, la reina Urraca, en un «caserío que se llama Larunbe», le realizaron una cesárea. Su hijo, el rey Sancho Garcés sobrevivió e incluso, años después buscó refugio en el Sajrat Qays en más de una ocasión.

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Desde Osacar hasta al cielo

Convertido ahora en un punto de peregrinación de excursionistas y amantes de la historia, Arriaundi y la ermita de Doneztebe ofrecen son el destino de precisos recorrido por terrenos de los concejos de la cendea de Iza como Osacar. Un antiguo poblado vascón habitó la cima de Arriaundi hace al menos 2.000 años, así lo atestiguan los restos murarios alrededor del monasterio que se han descubierto.

El recorrido que hemos elegido en esta ocasión nos acerca desde la localidad navarra previamente a las cimas de Arangaitz, pasando por la ermita de San Bartolomé de Gostorieta primero para dirigirnos después hacia el monte Maribizkar (871 m.) y encontrarnos junto al camino el dolmen de Angaitza. Una vez en Arangaitz, siguiendo el sendero abierto por el paso de numerosos senderistas nos dirigimos hacia el monte Mendurrotz (915 m.).

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Buzón con forma de cohete en el monte Arriaundi.

Antes, debemos descender una zona con bastante pendiente. Otra opción es seguir la alambrada que nos dirigirá hasta una pista forestal. Dejamos atrás la puerta de madera, para adentrarnos en el bosque hasta alcanzar otra línea de alambre junto a Martireneko Bordako erreka.Un hito de piedra nos indica la zona donde comienza el ascenso, con bastante pendiente, hasta Mendurrotz. Antes en el camino nos encontraremos dos antiguos mojones. Es interesante contar con un track si no se conoce la zona, ya que no hay marcas de pintura ni señalización. Solo unos pequeños hitos con piedras dejadas por los senderistas nos guían entre cientos de árboles.

Desde Mendurrotz tomamos un pequeño sendero descendente que nos conduce a un cruce en una pista forestal. Optaremos por seguir de frente para alcanzar Landako por una pista forestal. Desde allí, llegamos a una borda que dejamos atrás para dirigirnos hacia Arriaundi. Un sendero de tierra en la loma de Urrutxaga nos acerca hasta el camino de ascenso hasta nuestro objetivo. Una vez en su cima, solo queda disfrutar de las vistas.Espectaculares.

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Continuamos por la izquierda para regresar a Osacar, pasando por Osinaga. Un gran placer.

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