En el desierto blanco

Opinión ·

El miércoles alcanzamos uno de los hitos de la expedición Sos Arctic 2022 cero emisiones con el trineo de viento llegando a la extinta base americana de DYE3 que visitamos el jueves

Sábado, 4 de junio 2022, 12:11

La madrugada del miércoles 1 de junio navegando con el trineo de viento por el inmenso y espectacular desierto blanco nos sentimos profundamente frustrados al ... no alcanzar nuestro objetivo que era llegar a una antigua y abandonada base americana llamada DYE3. El viento nos sacó literalmente de la ruta hasta que a las 4:30 Ramón decide posar la cometa en el suelo y dar por terminada la larga jornada de 19 horas navegando desde que empezamos el martes anterior a las 9:30 de la mañana.

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Tomando un café caliente en la locomotora para analizar la situación casi dábamos por imposible llegar a DYE3. Después de 24 horas sin dormir, nos fuimos a descansar a las 5 de la mañana del miércoles 1 de junio.

Pero la perseverancia del amigo Ramón Larramendi, uno de los máximos exponentes en tierras polares a nivel internacional y con gran experiencia en el hielo a lo largo de más de 30 años, hace que después del descanso retomemos la navegación con el rumbo y viento adecuado para recorrer los 39 kilómetros que nos quedaban, alcanzando el punto deseado a las 20:40 tras haber salido a las 17 horas. Así que hito conseguido. Nada más parar el trineo nos felicitamos por el gran logro cuando ese mismo día de madrugada dábamos por perdida la opción. Al llegar no nos resistimos a acercarnos a la impresionante esfera, único elemento en la superficie de lo que fue un edificio de unos 30 metros altura. Se construyó entre 1956 y 1959 y 30 años después, en 1989 se abandonó a su suerte. Desde entonces hasta ahora el edificio ha quedado engullido por el hielo, enterrando sus seis pisos de altura que antes había que subir y ahora hay que bajarlos hacia el infierno helado.

El primer piso hacia abajo nos sorprendió con una impresionante galería de hielo y nieve a la que llamamos 'sala de los cristales' que real y literalmente nos dejó helados por su gran belleza con increíbles formaciones de hielo. Impresionaba ir bajando porque contra más abajo más presión ejercía el hielo sobre el edificio y a veces se inclinaba demasiado el piso. En la sala de juego tuvimos la valentía de jugar al billar e incluso tomar una bebida que lleva allí más 33 años y en perfectas condiciones. Fue la anécdota de la jornada que les quería contar.

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Los días anteriores a estos ni el viento ni el tiempo nos pusieron las cosas fáciles. La noche del viernes al sábado pasado nos tuvimos que preparar para afrontar una tormenta anunciada de muchísimo viento y con rachas de más de 100 km/h.

Ayer viernes continuamos navegando ya rumbo sur para concluir en unos 15 días la vuelta circular realizando la primera travesía en Groenlandia de Oeste a Este, pero para ello todavía nos quedan unos 500 kilómetros con el fantástico y fabuloso trineo de viento.

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