Iñigo Castiñeyra, a su llegada a la cima del K2.
Mendira

Iñigo Castiñeyra cumple «un sueño de infancia» al hacer cima en el K2

Es su tercer ochomil, tras conseguir en 2019 el Lhotse y el Manaslu, y se lo dedica a su amigo Sergi Mingote

Miércoles, 3 de agosto 2022, 07:41

Iñigo Castiñeyra hizo la cima en el K2, la segunda montaña más alta de la tierra (8.621 metros), cumpliendo su sueño de la infancia, ... como contaba desde Islamabad. «Para mí, ha sido cumplir un sueño que tenía desde niño. He subido al 8.000 más difícil, el que siempre había soñado». Este miércoles llega a casa después de casi 45 días de estancia en Pakistán. «He conseguido adelantar el vuelo», nos decía mientras no podía ocultar las ganas de volver a casa.

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El día que hizo cima, el pasado 22 de julio, subió mucha gente también, sobre unas 70 personas. «Lo han querido comparar con el Everest diciendo que había atascos. Es todo una manipulación. Sí, había gente, pero justo era en un punto donde coincidíamos los que venían de la cima y los que subíamos. Parabas un minuto para dejar paso y ya está, sin atascos, y seguías. Lo han querido comparar con el Everest y no es así».

Castiñeyra tuvo un recuerdo muy especial hacia su amigo catalán Sergi Mingote, que perdió la vida en el intento invernal al K2 en enero del año pasado. Depositó en la cima un retrato suyo pintado por Iñaki Igoa, amigo común de ambos.

Es su tercer ochomil tras ascender en primavera de 2019 el Lhotse y en otoño del mismo año el Manaslu. Pero para Castiñeyra el K2 siempre ha sido algo especial. «Para mí, sin duda, al K2 siempre lo he considerado como una montaña mágica. Tiene un magnetismo que te atrae. Conforme vas subiendo, te va llamando como diciendo 'ven aquí'. Y cuando llegas a la cima lo haces con una tensión especial. En esta ocasión me ha acompañado un pakistaní llamado Shakir». Sus dos primeros ochomiles sirvieron para romper una larga racha de intentos fallidos.

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Su primera expedición a un ochomil fue al Everest en 2013. «Me quedé en el escalón Hillary», señala, recordando sus otros intentos. «En primavera de 2014 intenté el Makalu». El año siguiente fue el más difícil para él. Coincidió además con el trágico terremoto de Nepal que costó la vida a más de 8.000 personas. «Traté de ascender al Annapurna y perdí siete falanges en las manos». Esto no fue obstáculo para seguir practicando alpinismo.

Tras recuperarse, en verano de 2016 viajó a Pakistán a intentar el ascenso al Broad Peak. En las primaveras de 2017 y 2018 intentó, igualmente sin éxito, el Dhaulagiri. En 2019 rompió su racha de mala suerte, conquistando dos ochomiles. Y el tercero ha sido ahora, nada menos que cima en el K2, la montaña de sus sueños.

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