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Domingo, 17 de marzo 2019, 08:12

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Un violinista, un granjero que labra el campo y un gallo con hélice en una cabeza. Todos fueron una vez cohetes, proyectiles de artillería o balas que cayeron en los campos de batalla del Líbano. Como recuerdo de la Historia reciente, el artista Charles Nassar ha transformado los restos oscuros y desordenados de la guerra en esculturas. «Odio la metralla pero, al mismo tiempo, me encanta», confesó el escultor.

AFP
Un violinista, un granjero que labra el campo y un gallo con hélice en una cabeza. Todos fueron una vez cohetes, proyectiles de artillería o balas que cayeron en los campos de batalla del Líbano. Como recuerdo de la Historia reciente, el artista Charles Nassar ha transformado los restos oscuros y desordenados de la guerra en esculturas. «Odio la metralla pero, al mismo tiempo, me encanta», confesó el escultor.
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