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Macron sonríe mientras canta junto al coro de voces masculinas que le agasajó en Argelès-Gazost. LIONEL BONAVENTURE/EFE

Cuando Macron se calzó la boina

Guiño. Tocado con una txapela, el presidente francés sumó su voz a la de un coro pirenaico para entonar una vieja canción occitana en su visita al Tour en Pirineos

Borja Olaizola

San Sebastián

Sábado, 23 de julio 2022, 07:40

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No todos los días se ve a un presidente de Francia tocado con una txapela. Ocurrió el pasado jueves en el curso de la visita que Emmanuel Macron realizó a la última etapa del Tour en los Pirineos. Macron se entrevistaba con autoridades locales de la pequeña población de Argelès Gazost, en el departamento de Altos Pirineos, mientras un coro-pastoral de veteranas voces masculinas que pretendía agasajarle ensayaba algunas piezas de su repertorio. Uno de los vocalistas se acercó a él, le cedió su boina y le invitó a sumarse al coro. El presidente titubeó, pero terminó calzándose la txapela e integrándose en la formación. Un vídeo que se ha extendido por las redes sociales le muestra entonando a duras penas la canción –es obvio que ignoraba la letra– entre las sonrisas cómplices y los guiños socarrones de los componentes de la pastoral.

La canción a la que se sumó Macron, 'Aqueras Montanhas', es una suerte de himno del territorio donde se hablaba el occitano que se suele cantar también a este lado de los Pirineos. El propio José Antonio Labordeta llegó a incluirla en su repertorio en su versión en aragonés.

El gesto del presidente fue alabado por autoridades y vecinos de Argelès-Gazost. A la imagen de Macron, que tradicionalmente es atacado por sus rivales por su identificación con las élites políticas y económicas, le vienen bien actitudes campechanas como la del jueves. El veterano exdiputado Jean Lasalle, buen conocedor de los entresijos de la política francesa, declaraba ayer al diario 'Sud Ouest', que en el guiño del presidente había «un cierto cálculo político» aunque admitía que también era una forma de olvidar por un tiempo «las torturas» de la Asamblea Nacional. «Digamos que se dejó llevar por el espíritu del Tour y además no lo hizo tan mal», resumía con cierta sorna Lasalle.

Vacaciones infantiles

El Pirineo está lejos de ser un territorio desconocido para Emmanuel Macron. El ahora presidente pasó muchos veranos de su infancia en la casa de sus abuelos en Bagnères de Bigorre, cerca de Lourdes. En declaraciones a medios locales, contaba hace unos años que en el territorio pirenaico se sentía «como el rey de un paraíso natural, era un lugar que para mí era sinónimo de felicidad absoluta y en el que conservo aún sólidas amistades que hice de niño».

El hermano de su abuelo fue teniente alcalde de Bagnères y presidente de la comisión de fiestas, así que participaba en todos los concursos que se hacían en verano. «Hasta gané el de pesca de truchas», recordaba con nostalgia el ahora presidente.

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