Repostando en una gasolinera antes se reanudar la marcha i. i.
Testimonio | Igor Likhvanchuk (Día 2)

«Conducimos entre ciudades bombardeadas»

El ucraniano Igor Likhvanchuk abandona Kiev a través de carreteras secundarias en un intento de sortear el acoso de la artillería rusa a los zonas urbanas

Borja Olaizola

San Sebastián

Viernes, 25 de febrero 2022, 19:28

Igor Likhvanchuk es uno más de los miles de vecinos de Kiev que decidieron abandonar la capital ucraniana en cuanto supieron de la invasión rusa. ... Este antiguo monitor de la Asociación Chernobil que llegó a residir en San Sebastián y que se desenvuelve en un correcto castellano salió el jueves de su ciudad con su familia y unos amigos con la intención de alcanzar la zona occidental de Ucrania, cerca de las frontera con Polonia, Hungría o Moldavia, donde presume que la situación será más tranquila. «Todavía no sabemos cuál va a ser nuestro destino final, vamos tomando decisiones a medida que nos llegan noticias sobre la marcha de los acontecimientos».

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La primera noche la han pasado en la casa de un familiar que vive de camino al oeste. «Vamos por carreteras secundarias, evitamos las rutas principales porque están saturadas y tienen más riesgos». Las carreteras comarcales, añade el ucraniano, son también más flexibles a la hora de sortear los bombardeos de los rusos. «La artillería rusa está castigando sobre todo a las zonas urbanas y cuando vas por rutas principales tienes más probabilidades de encontrártela. Ahora por ejemplo estamos conduciendo por una carretera que está entre dos ciudades que están siendo bombardeadas. Estos monstruos -añade sin poder contener su indignación- siguen atacando las ciudades, siguen bombardeando a los civiles, sigue muriendo mucha gente inocente».

«Nuestro ejército hace las veces de escudo de Europa ante la ofensiva de los nazis rusos»

El tráfico es denso y nadie sabe el escenario que los miles de automovilistas que se dirigen hacia el oeste se van a encontrar. «Las colas son largas porque hay muchos coches pero no hay prisa. No estamos huyendo, solo queremos llevar a nuestros seres queridos a una zona más tranquila para evitar los riesgos y creemos que en el área de la frontera con Polonia, Hungría y Moldavia el peligro será menor».

Lo más importante en una guerra es una información veraz y los ucranianos son conscientes de que los rusos son maestros a la hora de sembrar la confusión y difundir noticias falsas. «Consultamos muchos medios, también informativos de países como Estonia, Turquía, Letonia o Lituania, que nos apoyan y nos envían ayuda humanitaria. Sabemos que algunos de ellos han bloqueado las televisiones que Putin utiliza para difundir su propaganda».

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Bilingüismo

Likhvanchuk se esfuerza en desmontar uno de los argumentos que los medios de comunicación rusos esgrimen para justificar su intervención: la supuesta represión por parte del Gobierno ucraniano de los ciudadanos que tienen el ruso como idioma principal. «Buena parte de los ucranianos somos bilingües, nos desenvolvemos tanto en ucraniano como en ruso. Yo nací en la parte de Ucrania próxima a Polonia y mi lengua materna fue el ucraniano, pero cuando me trasladé a Kiev para completar mis estudios aprendí el ruso porque Kiev es una ciudad bilingüe».

«Con mi mujer -continúa- pasa otro tanto. Ella nació en Moscú, su padre era militar, pero la familia se trasladó luego a Ucrania y ella aprendió aquí el idioma ucraniano. La división entre la población de lengua ucraniana y la población de lengua rusa no existe, es una invención de los rusos para justificar la invasión de Ucrania, ese no puede ser un motivo para empezar una guerra».

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Como todos los que están sometidos a una tensión derivada de una guerra, Likhvanchuk alterna los momentos de decaimiento y los de euforia. Su voz deja entrever su preocupación cuando habla de la entrada de efectivos rusos a través de la linde con Bielorrusia, una zona en la que vive su padre. «Su casa está a 50 kilómetros de la frontera», murmura. Pero se repone en cuanto empieza a hablar de la resistencia que plantea el ejército ucraniano. «Nos están defendiendo no solo a nosotros sino a todo el continente», dice con sincero orgullo. «El ejército de Ucrania es el escudo de todo Europa ante los nazis rusos», se desahoga el ucraniano, que hace votos para que la pesadilla que están viviendo se acabe cuanto antes y llegue la paz.

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