Medidas anticrisis: de diseñar vestidos de novia a crear una colección infantil
La firma donostiarra 'Manuela va de fiesta' ha sido la última empresa en lanzar una colección infantil ante la preocupante situación del sector nupcial
El sector textil atraviesa una de las etapas más complejas y convulsas de los dos últimos siglos. La pandemia ha cambiado los hábitos de consumo, el poder adquisitivo ha disminuido notablemente y nuestra manera de ver y entender el mundo ha dado un giro de 180 grados. La moda es una corriente cultural, la muestra inequívoca de los cambios que se están dando en el interior y exterior de una sociedad. La moda marca una identidad, un estilo de vida y se adapta a las revoluciones políticas, sociales, económicas... y sanitarias. La moda siempre ha sido el reflejo del contexto en el que vivimos, de la situación en la que nos encontramos y por ello, estamos ante una de las industrias que históricamente mayor capacidad ha tenido de desarrollar algunos cambios sustanciales.
Durante la denominada «Gripe española», la gente se vio obligada a portar mascarillas durante tres años. Durante la Primera Guerra Mundial, se «normalizó» el uso del pantalón y de las prendas más cómodas y holgadas entre las mujeres. Durante la Segunda Guerra Mundial se volvieron a rescatar las máscaras anti-gas con bolsos diseñados para portar dicho complemento y tras una etapa sombría que se alargó hasta finales de los años 40, surgió el archiconocido 'New Look' de Christian Dior (cintura marcada y falda larga) como símbolo de la reconstrucción de una sociedad devastada y arruinada tras un largo periodo de guerras.
Mucho se ha escrito acerca del actual cambio de paradigma, de una industria textil más verde y sostenible y de una profunda digitalización que cambiará los procesos productivos de toda la cadena de valor. Rapidez, calidad, eficiencia... son términos que repiten casi a diario los expertos pero, ¿qué hay de cierto en todos estos análisis? Sin entrar en particularidades, hay tres corrientes muy al alza: por un lado, a nivel creativo, el sector está apostando por la funcionalidad, el minimalismo y la sobriedad. Es una tendencia que se repite cada vez que llegan periodos de recesión, en los que la indumentaria muestra el sentir del individuo. Se acabaron las colecciones con 'glitter' y las extridencias; ahora predominan los colores cálidos, neutros, oscuros, las líneas básicas y lo 'cofty'. Por otro lado, el auge del mercado de segunda mano ya es una realidad; según los últimos estudios, más del 75% de la población reconoce que tiene alguna pieza en su armario. Y por último, lo más tangible y visible para el consumidor: las marcas de «a pie» están innovando y apostando por nuevos caminos que les permita no solo sobrevivir a un 2020 devastador, sino llegar a nuevos nichos de mercado. Y en este punto, una de las últimas marcas en dar un paso al frente ha sido 'Manuela va de fiesta'.
De diseñar vestidos de novia, a crear patucos
«Nos hemos reinventado para afrontar un nuevo contexto en el que todo ha cambiado drásticamente para las empresas de moda. Nuestro 'universo' ya no se ciñe al 'ABC'; ahora hemos añadido la letra 'D'», desvela Elma Francés, directora creativa de 'Manuela va de fiesta'. «Actualmente, 'Manuela baby' es nuestra cuarta línea creativa. Hasta este año no nos lo habíamos planteado porque las colecciones de fiesta y el servicio 'atelier' nos copaba toda la producción diaria. No hemos dejado de diseñar para las novias o las invitadas que acuden a los pocos eventos que se organizan actualmente, pero ante la desaparición de los actos sociales, hemos dedicido reinventarnos y cubrir un nicho de mercado - el infantil - con muchas posibilidades».
La aragonesa afincada en San Sebastián desde hace más de diez años, lidera una marca de moda 'made in San Sebastián' especializada en invitadas especiales, madrinas, novias y desde este pasado fin de semana, ropa infantil. Sus prendas se realizan en Donostia, apostando por el 'slow fashion' y un consumo de moda responsable. «La pasión por el trabajo, el amor por las cosas bien hechas, el estilo atemporal y los acabados artesanales son los mantras que trabajamos en 'Manuela va de fiesta'. Siempre intentamos aunar tradición y vanguardia desde un estilo personal», afirma Francés. Y por ello, «'Manuela baby' ha nacido para trasladar ese 'savoir faire' y ADN propio a las prendas de los más pequeños. En los últimos meses, y tras recoger las peticiones de las clientas 'Manuela', nos pusimos a analizar el mercado 'baby', viendo qué carencias y necesidades podrían existir», desvela Elma Francés. Dentro de ese plan de viabilidad «enseguida tuvimos claro que teníamos que apostar por las micro producciones. Actualmente, creamos el prototipo visible en la web, la clienta lo selecciona y se lo producimos en 72 horas bajo demanda», aclara.
En cuanto al diseño, patronaje, estampados y colores, la diseñadora es muy firme en su filosofía: «nosotros abogamos por un espíritu alegre y optimista. Los 'prints' de las prendas y complementos están basados en nuestra última colección de adulto. A pesar del contexto actual, la colección 'Manuela baby' sigue siendo el fiel reflejo de nuestra manera de ver y entender la vida. Estos últimos meses hemos pasado de crear para las alfombras rojas, a diseñar la línea 'Pijama party'. Dicho lo cual, hemos seguido trabajando acorde a nuestra línea creativa. Si queremos seguir abarcando un nicho concreto de mercado, tenemos que ser fieles a la esencia 'Manuela'», sentencia la directora creativa.