Nicolás Montenegro: «Somos una marca consolidada a base de vestidos icónicos e inolvidables»
El célebre diseñador sevillano promete un cierre memorable a los desfiles del Museo Balenciaga con una propuesta retrospectiva con «una puesta en escena digna de un show parisino o milanés»
Mirari Gómez
San Sebastián
Miércoles, 23 de octubre 2024
Nicolás Montenegro (Lantejuela, 1989) es una de las grandes figuras de la moda a nivel estatal y su marca homónima, una firma de creación reciente y crecimiento exponencial. Formado en el prestigioso Istituto Marangoni de Milan, se curtió en casas de referencia internacional (Dolce & Gabanna, Max Mara, Yolancris…) antes de lanzarse a volar en solitario, desde su Sevilla natal y en plena pandemia.
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- Durante el confinamiento, mientras la gente aprendía a hacer pan, grababa challenges y vídeos virales o hacía videollamadas, usted se dedicó a diseñar, coser y montar su propia marca de moda...
- Efectivamente, así fue. Soy una persona bastante disciplinada y estando confinado no concebía dejar de hacer lo que más me gustaba: diseñar. Por ello, me dediqué en cuerpo y alma a una rutina superestricta para mantener mente, cuerpo y creatividad a la altura. Fueron momentos mágicos para mí porque me confiné en mi pueblo natal, el cual dejé a los años para estudiar y vivir fuera entre Milán, Londres, Barcelona y París. Volver a mis orígenes fue reconectar con el pequeño Nicolás, que siempre soñó con tener su propia firma de moda.
- Y, por fin, pudo cumplir su sueño...
- Aunque la firma fue registrada en 2020, el proyecto Nicolás Montenegro se lanzó oficialmente el 11 de abril de 2021. Fue un lanzamiento ambicioso, pospandémico y con ganas de reactivar la vida, y a través de una campaña maravillosa protagonizada por Rossy de Palma, Minerva Portillo y Cuentos Rosales. Fueron los ingredientes esenciales para que una marca nueva y desconocida saliese a la parrilla.
- ¿Cómo ha evolucionado en estos tres años?
- Diría que ha sido una evolución didáctica. La primera colección fue un escaparate para dar la marca a conocer. Nada comercial, sinceramente, pero esencial para empezar a cultivar el ADN de la marca. Posteriormente, hemos ido creando colecciones a través de las necesidades de nuestras clientas, lo que nos ha ayudado a crecer y evolucionar sabiendo hacia dónde va el público Montenegro. Siempre con nuestro sello de identidad y sin perder nunca nuestra esencia.
- Suele decir que no le gusta encasillarse, pero ¿cómo definiría su estilo?
- Es, creo, la pregunta que más me hacen. Me quedo con una descripción que me hizo un periodista y de la cual me enamoré e hice mía: «La mujer Montenegro es una mujer sexy sin ser vulgar, clásica sin ser arcaica y elegante sin ser rancia».
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- Sus diseños se han podido ver en multitud de alfombras rojas y eventos de todo tipo. ¿Qué importancia ha tenido mostrarse en estos 'escaparates'?
- Toda la importancia del mundo. Porque, como se ha podido notar en la evolución de la marca, Nicolás Montenegro no es una firma a la que le apasionen las semanas de la moda, sino un brand que se ha consolidado a fuerza de vestidos impresionantes, icónicos e inolvidables como el de Nieves Álvarez para las campanadas de TVE en 2021, el de Cristina Castaño para Cannes o el de Gala González en los Premios Nacionales de la Moda, entre otros.
- Entre las muchas mujeres a las que ha vestido se encuentran nombres como Rossy de Palma, Esther Cañadas, Bad Gyal, Rosalía, María Pombo... mujeres a priori con estilos muy diferentes. ¿A qué tipo de mujer busca dirigirse?
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- Estéticamente sí son mujeres diferentes entre ellas, pero tienen una cosa muy importante en común: su seguridad. Ese es el elemento clave para llevar un Montenegro.
- Volviendo al pasado, ¿cuándo empezó su pasión por la costura y el diseño?
- Mi primer recuerdo es un vestido verde de Nochevieja de mi hermana mayor Isa. Ese vestido, no sé cómo, me despertó especial interés en el diseño y me hizo entender la importancia de destacar en un evento puntual.
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- ¿Se imaginaba de pequeño siendo y haciendo lo que hace hoy día?
- Sinceramente, sí. Siempre he sabido y nunca he dudado de que quería ser diseñador. Recuerdo una anécdota en primaria cuando, en clase de matemáticas, yo ya bocetaba diseños. El profesor de la asignatura, lógicamente, se enfadada, pero ahí estaba siempre la señorita Chari, una profesora icónica de mi pueblo, que me defendía y siempre ha dicho que iba a ser un gran diseñador. A día de hoy, cuando nos encontramos, seguimos recordando la anécdota.
- Ha desfilado en la Bridal de Barcelona, en la Fashion Week de Madrid y el jueves debuta en SSMF. ¿Cómo afronta este desfile? ¿Qué ha preparado para mostrarse en la Casa del Maestro?
- No me tomo esta experiencia como un desfile, sino como un evento, una gran alfombra roja. Lo considero un premio. Por ello, he creado una retrospectiva de lo conseguido en estos tres años. Un show que mostrará el ADN de la marca junto a las piezas más icónicas hasta el día de hoy. Veremos el vestido de las campanadas y también otros de los Goya, de Cannes o de Venecia. La ocasión merece una puesta en escena digna de un show parisino o milanés. Estoy deseando mostrar todo lo que hemos creado al público vasco.
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- No cabe duda de que vive un momento dulce con un prometedor futuro por delante. ¿Con qué sueña?
- Nicolás Montenegro está en un momento de crecimiento, pero de crecimiento paulatino. No quiero ser una canción de verano, sino aquella canción legendaria que se recuerde de generación en generación. Y para eso hay que crear unas bases muy fuertes y consolidadas, lo cual requiere tiempo e ir subiendo poco a poco, escalón a escalón.
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