El 'sí quiero' vuelve con fuerza en verano

A pesar de que aún no se han alcanzado los números de 2019, tras el parón de la pandemia, el año pasado el sector de las bodas comenzó a ver la luz. Muestra de ello son las 6.389 ceremonias que se celebraron en Euskadi, un 57,5% más respecto al año 2020, pero un 14,5% en comparación con dos años antes. En el caso de Gipuzkoa se celebraron 2.193 ceremonias nupciales, un 15,2% más respecto al año anterior (se celebraron 1.860 bodas en 2020), pero un 13,2% menos respecto a 2019 (2.528 enlaces).

El primer mes del verano ha sido la prueba de que las ganas de boda se han recuperado. Junio ha sido todo un 'boom' en lo que a matrimonios se refiere. La 'ola de bodas' se mantendrá todo el verano y las agendas del próximo año empiezan a estar ocupadas. Serrulla tiene ya confirmadas más de una treintena de solicitudes de trabajo.

Eso sí, la moda de las bodas temáticas todavía no tiene mucho tirón en Gipuzkoa. «Aquí no se llevan mucho este tipo de celebraciones, somos bastante más sencillos», señala Serrulla. Los enlaces civiles se mantienen como la opción más frecuente en detrimento de las bodas religiosas, aunque en ambos casos suelen culminar con una gran fiesta. Según los datos del Eustat, en Gipuzkoa el año pasado el 91,2% de las ceremonias fueron civiles. Las religiosas se quedaron en el 8,7%.

Serrulla ha notado una variación con respecto a los años precedentes en cuanto a la edad de los contrayentes. Si el año pasado ambos tenían más de 30 años a la hora de confirmar su vida en común, este 2022 está notando que la edad ha bajado y tiene más parejas con edades comprendidas entre los 25 y 30 años. En su opinión se debe a «las recientes bodas de algunas influencers, que han creado una especie de presión social de casarse temprano y sus seguidores acaban imitándolos». También ha habido un incremento de uniones de parejas de entre los 50 y 60 años. Algunos se casaban por primera vez pero otros buscan renovar votos.

La fórmula para las celebraciones ya no se queda en el acto del casamiento y el banquete. La última tendencia es celebrar la boda 'formal' y luego hacer algún «ritual» o boda bohemia con todos los familiares y amigos. Las parejas buscan espacios al aire libre con una decoración que evoque todo lo relacionado con la naturaleza. Son las bodas bohemias, las que están más de moda, que tiran de decoración rústica donde la bicicleta vintage es la protagonista a la hora de dar la bienvenida a los invitados. Flores secas, farolillos, letras de poliespán... toda una decoración cuidada que busca la apariencia de una sencillez trabajada. «Los detalles son lo más importante», manifiesta. «Son los que personalizan cada celebración».

En cuanto a los espacios, las parejas se decantan por las zonas espaciosas. «Abiertas, o totalmente al descubierto», describe Serrulla. «Ha aumentado el uso de fincas y hoteles, sobre todo en el interior de Gipuzkoa, así como la celebración en sidrerías, especialmente populares en Navarra o La Rioja», cuenta. Con todo, las parejas «aprecian mucho poder estar tranquilos así como su intimidad».

Regresan también las bodas con muchos invitados. La media se establece en 140 personas. «Después de dos años sin poder reunirse, los novios quieren celebrar su unión con todos sus seres queridos», señala la organizadora de boda. Si se opta por una celebración pequeña, la media de invitados ronda los 40 invitados. Lo que no ha cambiado con el tiempo es la importancia que se le otorga a la fotografía y el vídeo, que siguen estando entre las prioridades del presupuesto de una pareja. No solo importa quién realiza ese trabajo, «también el entorno en el que se hacen».