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MARÍA CALVO
Jueves, 21 de enero 2021, 11:57
Este lunes, Dani Rovira y Ana Belén fueron los encargados de dar a conocer las nominaciones a los Premios Goya 2021 desde la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. En la lista de favoritas destaca la película 'Adú', aspirante a 13 estatuillas, seguida de 'Las niñas' y 'Akelarre', con 9 nominaciones cada una. Esta última, dirigida por el cineasta argentino Pablo Agüero, ha conseguido colarse, entre otras, en la categoría de 'Mejor Diseño de Vestuario', un hito que corresponde a la figurinista bilbaína Nerea Torrijos. «A pesar de este año de pandemia, 'Akelarre' ha funcionado muy bien. El hecho de estar nominada ya es una suerte, pero no creo que tenga más probabilidades de ganar que ninguna de mis tres compañeras. Todas hemos hecho un gran trabajo», admite.
Aunque es la primera vez que recibe una nominación a los Goya, esta joven de 35 años ya fue candidata al galardón más importante del cine español gracias a su trabajo en 'Errementari', de Paul Urkijo. Sin abandonar las historias de época enmarcadas en el País Vasco, Torrijos se sumerge en un film rodado en euskera y ambientado en el oscuro siglo XVII a la sombra de la Inquisición, cuando las mujeres eran terriblemente juzgadas por brujería y condenadas a ser quemadas en la hoguera. La vizcaína es un alma creativa que se ha hecho a sí misma, labrándose su lugar en esta complicada industria a base de constancia y esfuerzo. En 'Akelarre' ha sido la encargada de vestir a todos los intérpretes, entre ellos a Álex Brendemühl y a Amaia Aberasturi, que también opta a un Goya a la 'Mejor Actriz Protagonista'.
Detrás de cada uno de sus proyectos existe un enorme trabajo de documentación. En este caso, para conocer los pormenores de la indumentaria que se utilizaba del siglo XVII, pasó los meses previos al rodaje recopilando información de museos, bibliotecas, tesis o cuadros, además de contar con la ayuda de historiadores y expertos. «Disfruto mucho de este proceso. Cuando tienes toda la información encima de la mesa se decide qué línea vamos a seguir». Torrijos comenzó a enfocar el vestuario de la película partiendo de la estética marinera de esa época. «Me encanta el grano y la textura de la ropa que llevaban los arrantzales, el tacto de las redes de pescar... Comencé pensando en aquellos hombres que se iban a la mar y fui tirando del hilo», explica.
Agudizando la vista y fijándonos en la riqueza de los materiales y los tejidos que utilizan los personajes, podemos observar las simbólicas diferencias que existían por aquel entonces entre los nobles y las clases menos pudientes. Junto a Amaia Aberasturi, el elenco principal de la película lo completan las actrices Garazi Urkola, Irati Sáez de Urabain, Jone Laspiur, Lorea Ibarra y Yune Noguerias. Las seis protagonistas, que interpretan a unas jóvenes víctimas de una caza de brujas, visten a base de tejidos naturales como lanas, algodones, lonetas o linos, y siempre en intencionados colores claros que pretenden poner una nota de luz a un mundo lúgubre. Por el contrario, el implacable juez Rostegui, encarnado por Brendemühl, tiende a utilizar prendas negras, con un brillo que solo pueden aportar tejidos ricos como la seda. Además, lleva detalles de época como una trusa o la llamada 'lechuguilla' o 'gorguera', un cuello desmesurado que se confeccionaba con linos y encajes caros y daban un aspecto de importancia, arrogancia, empaque y poder adquisitivo. De su capa, brocada en seda y terciopelo, también se puede intuir que trabaja para un rey y que su puesto le permite pagar esos tejidos. «La indumentaria eran códigos, reconocías a las personas por su apariencia, su ropa, su tocado o sus cortes de pelo», sentencia Nerea, quien, además, quiso «demonizar» aún más la apariencia de Rostegui pronunciando sus hombreras para crear un efecto cortante e imponente. Todo el séquito inquisidor que acompaña al juez durante la película también se rinde al sobrio color del luto, aunque sin tanta floritura para no restar protagonismo.
Y si hablamos de formas de vestir del siglo XVII en regiones del norte de España, Nerea tampoco pudo dejar pasar la oportunidad de indagar en la historia del 'burukoak', los sorprendentes tocados que llevaban las mujeres nobles de la época y que, en este film, defiende la anciana señora De Lara. «Para situar la película en un espacio y una época determinados me parecía muy importante tener en cuenta este tipo de accesorios con formas fálicas, porque le da al relato mucha identidad», asegura.
Entre sus creaciones favoritas destaca el vestido amarillo que Ana, el personaje que interpreta Aberasturi, utilizó en la trama final. Para ello, Torrijos se inspiró en 'El Akelarre' de Francisco de Goya, donde aparece una mujer vestida de amarillo en el centro del cuadro. «Este vestido tenía dos funciones claras, diferenciar a Ana de las demás chicas que estaban en la prisión, simbolizando el sol y la esperanza en medio de la oscuridad, y mimetizarse con el fuego y con sus compañeras en el momento que danzan juntas alrededor de la hoguera», explica.
Abrumada por las felicitaciones recibidas en poco menos de 48 horas, Nerea Torrijos no se permite ni un respiro en su frenética agenda de rodajes. Aunque vive a caballo entre Bilbao, Vitoria y Madrid, ahora se encuentra en Pamplona junto a Paco León, donde trabajan para el nuevo proyecto del director Félix Viscarret. Quizás ni ella misma podía predecir que aquella niña que arrancaba las cortinas de su casa y confeccionaba con ellas los vestidos de la protagonista de 'Titanic' o caracterizaba a sus amigos como los personajes de 'Buffy Cazavampiros', acabaría pisando la alfombra roja del Teatro del Soho CaixaBank de Málaga, donde el 6 de marzo se celebrará la 35º edición de los premios Goya y donde, quizás, salga con uno de los 'cabezones' entre sus manos. Unas manos prodigiosas que, aunque siempre hilvanan para los demás, también lo harán para ella misma en una de las noches más importantes de su trayectoria profesional. «Mi carrera es como conseguir un Goya: sabes que puedes llegar, pero tienes que pelear mucho para lograrlo». ¡Mucha suerte!
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