Quistes de millium: qué son y cómo eliminarlos
¿Existen métodos eficaces para prevenirlos? ¿Es un problema estético o de salud? ¿Qué factores facilitan su aparición y propagación?
Estamos seguras de que has escuchado hablar de los quistes de millium, si es que no los has sufrido alguna vez. Porque aunque parezca una obviedad, es una cuestión que afecta a bastante más gente de la que pensamos. Y sí, efectivamente nos referimos a esas «bolitas» o granitos blancos que aparecen en el contorno de los ojos y las mejillas, y que resultan estéticamente molestos y desagradables, por no hablar de la dureza de los mismos.
Para conocer cuál es su origen real y cómo se pueden prevenir, si es que existe una posibilidad real para ello, qué mejor que ponerse en manos de una experta como la Dra. Sara Ibarbia, dermatóloga clínica, quirúrgica y estética afincada en San Sebastián. «Son muy frecuentes en la población. No hay que alarmarse ni preocuparse en exceso. La causa es multifactorial, pero sobre todo debemos entender que no es un grano ni una acumulación de grasa. Hablamos de una pequeña cápsula que contiene un material duro denominado queratina. Este se queda atrapado bajo la piel y crea pequeños quistes que se retiran mediante una breve cirugía», explica la prestigiosa dermatóloga.
Dentro de esta afección nos encontramos con dos grandes familias: los quistes de millium primarios y los secundarios. Los primeros son los más frecuentes y pueden manifestarse en bebés, niños y durante la etapa más adulta. Vamos, que no hay una edad concreta para su aparición. Es habitual que se originen en la delicada zona de los ojos y las mejillas. Los millium secundarios, en cambio, se presentan tras un traumatismo o una quemadura.
«Es habitual que se originen en la delicada zona de los ojos y las mejillas. Hay que extraerlos con cirugía»
Aunque a simple vista puedan parecer pequeños granos, hay que aclarar que no lo son. Evitemos apretarlos o estrujarlos para eliminarlos. No es la solución. Según subraya la experta, «hay que trabajar en extraerlos por completo, incluyendo la propia cápsula».
¿Cómo eliminar los quistes de millium y no dejar rastro? Es tan simple y tan necesario como acudir a una clínica dermatológica. La Dra. Ibarbia incide en que «a priori es una lesión superficial, que sin una buena extracción podría agravarse. Es cierto que no se llegan a generar otro tipo de afecciones, pero sí podrían ocasionar grandes heridas que a la larga derivarían en cicatrices o manchas permanentes».
Prevención y cuidado
Como hemos mencionado anteriormente, la causa de su aparición se debe a múltiples factores. La experta señala que la limpieza paupérrima, el mal uso del protector solar o el consumo excesivo de tabaco son algunos de los factores principales para su desarrollo y expansión. «Es primordial realizar una limpieza profunda cada mañana y cada noche. Con esto ayudamos a que nuestra piel se regenere por completo de la forma más óptima posible. Asimismo, siempre hago especial énfasis en la exfoliación. Es un paso fundamental para tener la piel más luminosa e indirectamente sirve para prevenir el propio quiste».
En cuanto a la protección solar, otra acción básica para su prevención, es primordial aplicar el producto a diario en rostro, cuello y escote. «Una exposición prolongada y no controlada al sol provoca que la queratina quede atrapada. Tanto es así que muchas personas con daño solar en la piel -no olvidemos que la tez tiene memoria- tienden a acumular más quistes de millium», recuerda Ibarbia.
Aunque en nuestra manos está cambiar algunos hábitos cotidianos, también debemos incluir nuevas costumbres en la rutina facial. Es fundamental impulsar y promover la incorporación de la exfoliación al proceso. «Los exfoliantes físicos contienen micropartículas que, al realizar los movimientos circulares apropiados sobre la piel, la exfolia de manera mecánica. Sin embargo, también podemos optar por los productos de carácter químico. Estos actúan rompiendo la unión entre los corneocitos -células que constituyen la mayoría de la epidermis de la piel humana- y provocan esa descamación tan característica previa a su desaparición», concluye Sara.
