La voz guipuzcoana de los Sanfermines
Pamplona descorcha este mediodía nueve días de fiesta. Tres guipuzcoanos, entre ellos Teo Lázaro, que será la voz de las fiestas en RTVE, relatan las sensaciones «inigualables» que viven cuando corren delante de los toros
Marcos Rodríguez
Jueves, 6 de julio 2023, 06:46
Teo Lázaro Donostia, 49 años
«Corren muchos conocidos y estoy en vilo todo el rato
De la adrenalina de correr delante de los toros a narrarlos tras los micrófonos de Televisión Española. Teo Lázaro (Donostia, 49 años) repetirá este año ... como comentarista de los encierros de San Fermín. Lo hará junto a Julian Ian-tzi y Ana Prada analizando las claves y las acciones más destacadas.
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Asesor financiero de oficio, el de Martutene, ocupó el lugar del mítico Javier Solano tras su jubilación en 2022, lo que supuso un «cambio radical» en su forma de vivir estas fiestas. «Cuando me llamaron estaba en activo y quería correr, por lo que mi primera respuesta fue negativa». Como buen amante de los toros, el donostiarra llevaba corriendo en Pamplona desde 1991, pero esta oportunidad y la opinión de su familia le ayudó a tomar la decisión de retirarse de los encierros de San Fermín.
Pese a haberlo dejado, sus dos hermanos siguen corriendo cada año entre el 7 y el 14 de julio, lo que durante la retransmisión supone estar en «un vilo permanente». Al ver los encierros desde el plató «me mentalizo para ponerme en la situación de que pueda ver algo que me afecte».
«En Lodosa sufrí una cornada grave, pero eso que me podía quitar la vida también me la daba»
Aunque ya no corra delante de los toros en Pamplona, Teo sigue haciéndolo en otros lugares. Sin embargo, reconoce que «haber dado el paso de retirarme de los encierros de San Fermín puede suponer el principio del fin» y tener que 'colgar las zapatillas' pronto. Hasta ahora no se había planteado parar, ni siquiera cuando en 2011 sufrió una cornada doble en Lodosa. «Si aquella vez me hubiera retirado habría sido una derrota».
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Tan solo un año después de quedar herido por asta de toro, incidente que pudo haberle costado la vida, Teo Lázaro ya corría de nuevo en San Fermín. «Esto que me podía quitar la vida también me la daba», admite añadiendo que «preferiría morir así que de otra manera». El comentarista confiesa ser algo supersticioso cada vez que tiene que medirse a las reses, aunque no habla sobre sus manías, ya que «son algo íntimo de cada corredor». Sin embargo admite que «cuando daban las 8.00 tenía que poner siempre el pie en el mismo adoquín» del recorrido. También destaca la mística que hay en un encierro para el corredor. «En la zona del ayuntamiento mirar atrás y que la luz te dé en la cara mientras vienen las reses es algo mágico».
Ahora, en televisión los nervios siguen estando. «Prefiero no pensar en la cantidad de gente que me ve, pero me han hablado de millones de espectadores».
Beñat Eskudero Deba, 22 años
«Llevo desde el 14 de julio deseando que llegue este viernes para correr»
Hay personas que desde pequeñas sueñan con algo y no paran hasta cumplirlo. Es el caso de Beñat Eskudero (Deba, 22 años), que el año pasado pudo hacer realidad su sueño de correr en los encierros de San Fermín. Le costó 21 años cumplirlo. «Quise hacerlo antes, pero no pude por la pandemia», cuenta. Esta vez no ha tenido que esperar tanto para repetir. Este viernes estará en las calles de Pamplona dispuesto a jugarse el tipo delante de los toros para hacer lo que más le apasiona: correr el encierro.
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«Llevo desde el pasado 14 de julio pensando en volver a correr», dice rememorando cuatro de los ocho encierros en los que participó las pasadas fiestas. Recuerda haber tenido «muchos nervios» la primera vez, pero también «mucha adrenalina y mariposas en el estómago». Describe la experiencia como «una sensación única», y admite haber pasado el resto del año viendo vídeos de encierros pasados, de vez en cuando, «para revivir la experiencia e imaginarme en la situación una vez más».
«La familia entiende que esto es lo que más me llena. No les sale prohibírmelo porque me hace feliz»
Como el año pasado, este le tocará ir desde Deba la misma mañana de cada encierro para volver tras la carrera al trabajo. Al regresar, «los niños que cuidaba en el udaleku me decían emocionados que me habían visto en la tele». En casa también le vieron correr. Un debut en los encierros que su familia vivió con muchos nervios. «Mi madre no pudo dormir». Sin embargo, «entienden que me llena tanto que no les sale prohibírmelo». Esta pasión por los toros surge desde pequeño. «Me levantaba una hora antes para ver el encierro». Su abuelo, navarro, también corrió en su día. El hecho de estar «siempre vinculado con los animales» ha derivado en esta pasión.
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«Corres el enciero en San Fermín es una sensación única en el mundo, sientes mariposas en el estómago cada vez»
Para Beñat Eskudero «es sagrado llevar pantalón blanco y pañuelo rojo». Sin embargo, lleva una camiseta verde. Un color muy especial ligado a su infancia, cuando era pequeño y jugaba a hacer encierros en casa con muñecos. «Tenía un muñeco verde con el que imaginaba que era yo dentro del encierro».Al igual que en 2022, este año correrá en la parte final del recorrido, desde la mitad de Estafeta hasta la plaza, un tramo siempre muy concurrido. «Voy mentalizado de que es probable que no me pueda llegar a poner delante o junto al toro». Beñat ha corrido también en Deba, Estella y Tudela, pero «Pamplona es especial. Hay nervios, pero muchas ganas».
Jokin Gorria Irun, 29 años
«Tienes que ser muy consciente de lo que te puede pasar»
Jokin Gorria (Irun, 29 años) es uno de esos corredores que se metió por primera vez al encierro «para ver lo qué era» y se quedó prendado de ellos. Porque, de lo contrario, no habría continuado con la experiencia que probó con 18 años y que desde aquel 2013 ha repetido todos los años, excepto los de la pandemia.
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El tener más experiencia no ha hecho que desaparezcan los nervios. «De hecho, ahora me pongo más nervioso que al principio», reconoce. «Cuando eres más joven no eres tan consciente del riesgo que supone estar delante de los astados».
Esta afición por los toros y por participar en el encierro más popular del mundo viene de años atrás. «Desde pequeño los he visto por la tele con mi padre». Además, tener amistades con gustos similares fueron el aliciente para que se animara a salir al recorrido y probar suerte con las reses.
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«Salir a correr el encierro requiere una preparación física pero también mental muy grande, hay que saber dónde te metes»
Como todo corredor apasionado por los toros, el joven irundarra espera poder tener «una buena carrera lo más cerca posible de los astados». Su tramo favorito es, probablemente, uno de los más complicados. El más conocido, al menos. «Corro en la curva de Mercaderes, entrando a Estafeta». Esa curva que ha sido testigo de tantos resbalones y choques tanto de corredores como de los propios astados.
Pese a ponerse en ese tramo tan peligroso hasta ahora no ha tenido grandes incidentes. «Alguna vez me han pisado y he tenido que seguir corriendo sin zapatilla, pero no mucho más». Es consciente de los nervios que pueden llegar a pasar en su familia pero no le impiden acercarse a Pamplona y hacer sus carreras. «No les hace ninguna gracia», admite.
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La puesta a punto para correr en un encierro no es tan simple, ya que «requiere una preparación mental muy grande», confiesa. «Preparo mi cuerpo yendo a correr y andando en bicicleta». Esa es «la parte fácil», ya que «para ir en forma, en todos los aspectos, tienes que imaginar todos los escenarios posibles, todo lo que te puede pasar», apunta. «Cuando entras ahí tienes que saber donde te metes». Además, lidiar con los nervios no es tarea fácil. «Un mes antes del encierro ya me empiezan a pasar factura». Y cuando llega el momento del último cohete «te quieres salir». En los 10 años de experiencia siempre ha corrido con el mismo jersey. «Es el que llevé la primera vez, y es fácil de reconocer».
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